Piden 18 años por quemar un edificio por una deuda de drogas

D.V.
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El fuego, iniciado de madrugada en el rellano del primer piso, tardó cerca de tres horas en ser sofocado por los bomberos

Piden 18 años por quemar un edificio por una deuda de drogas

La Fiscalía de Valladolid mantiene su solicitud de 18 años de prisión para un hombre que en mayo de 2019, según considera probado, desató un peligroso incendio en un edificio del Paseo del Cauce al tratar de cobrarse una deuda por drogas que había contraído con él un vecino del inmueble.

El fuego, iniciado de madrugada en el rellano del primer piso, tardó cerca de tres horas en ser sofocado por los bomberos y obligó a éstos a evacuar a una veintena de vecinos provistos de máscaras de respiración, mientras que el resto pudo permanecer en sus viviendas hasta la completa extinción de las llamas. Parte de los inquilinos del inmueble precisaron incluso de asistencia hospitalaria por problemas de inhalación de humo.

Aquel grave incidente ha quedado este miércoles visto para sentencia en la Audiencia de Valladolid, donde el presunto responsable, Francisco Javier R.J, podría ser condenado a 18 años de cárcel, junto con el pago de las indemnizaciones correspondientes, si prospera la petición del acusador público, quien ha mantenido que los hechos son constitutivos de un delito de asesinato en grado de tentativa, doce delitos leves de lesiones--por la asistencia dispensada a los vecinos afectados por el humo--y un delito de incendio con peligro grave para la integridad física de las personas.

En el transcurso de la vista oral, el presunto pirómano, en declaraciones recogidas por Europa Press, ha reconocido que el día de autos, sobre las 00.30 horas del 30 de mayo del pasado año, mantuvo en plena calle una discusión a "guantazos" con Jesús Manuel G.L, residente en el número 75 del Paseo del Cauce, con motivo de una deuda por drogas de más de mil euros.

Francisco Javier R.J. ha relatado que coincidieron en las inmediaciones de la calle Faisán y que fue entonces cuando, tras unos "guantazos", conminó a Jesús Manuel a saldar la deuda, pero tan sólo verbalmente, sin blandir en una mano un mosquetón y en otra una navaja tipo mariposa, frente a la versión de la víctima.

"Me dijo que le esperara allí porque se iba a casa a por el dinero con la intención de regresar, pero pasó cerca de un cuarto de hora, empezaron a pasar coches de policía y decidí marcharme", ha sostenido el acusado, quien por ello niega que acompañara al 'moroso' hasta su casa y que una vez allí, al no bajar éste del piso con el dinero, provocara un grave incendio en el inmueble que pudo acabar en tragedia.

"¡Que no, que ni siquiera sé dónde vive este señor!", ha insistido Francisco Javier R.J, que, eso sí, no ha tenido reparos en reconocer los problemas de adicción que tanto él como su deudor tenían por aquellas fechas.

Una versión muy distinta de lo ocurrido esa madrugada es la ofrecida por la víctima, quien, tras precisar que la deuda no era de mil sino de tan sólo 20 euros, ha relatado que aquella noche se encontraron en la calle Faisán y que el acusado le reclamó "de malas maneras" satisfacer el pago, mosquetón y navaja tipo mariposa en mano.

 

"'O ME PAGAS O TE MATO AQUÍ MISMO!"

"¡O me pagas o te mato aquí mismo!", asegura que el acusado le espetó, ante lo cual salió corriendo y buscó refugio en un portal del número 1 de la calle Faisán. Allí permaneció parapetado media hora a la espera de que el otro "se calmara", hasta que salió a la calle pensando que ya había pasado el peligro y se encontró de nuevo con su adversario en una esquina de la calle Pavo Real.

Nuevo intercambio de palabras y esta vez Jesús Manuel propuso al acusado que le acompañara hasta su casa--se encontraban acostadas su esposa y dos hijas de 6 y 7 años--para el pago de la deuda, trayecto en el que Francisco Javier le siguió a distancia, sin ponerle una navaja en la espalda ni tampoco amenazlarle de quemarle vivo, extremos ambos que en su día sí denunció en sede judicial.

El testigo ha precisado que fue al llegar al portal de su vivienda cuando el encausado le amenazó con quemarle si no bajaba raudo con el dinero. Ya en casa, Jesús Manuel ha asegurado que, tras hablarlo con su esposa, se disponía a bajar con el dinero cuando "no habían pasado ni diez minutos y vi ya la puerta de mi piso en llamas", fruto de un fuego que prendió en distintos enseres, entre botes de pintura, el cabecero de una cama, una silla de madera y bolsas de ropa, que el declarante tenía amontonados en el rellano del primer piso, junto a la puerta.

El 'moroso', pintor y albañil de profesión, a preguntas del fiscal sobre si reclamaba por los hechos, ha advertido de que no pretende perjudicar a nadie, tan sólo pedir que le devuelvan lo que es suyo, tras lamentar que desde aquella noche ha perdido su hogar y vive en la calle.

De entre el resto de testimonios destaca el aportado por un vecino del edificio de la calle Faisán en cuyo portal se guareció en un primer momento la víctima. En su declaración, el testigo ha mantenido que se hallaba en la cama y que al oir mucho ruido que procedía del portal se asomó por la ventana y vio al acusado en la calle pedir a gritos a Jesús Manuel que saliera y pagara su deuda.

"¡Sal que te voy a matar, me dijiste el 28 y hoy es 29. Te voy a quemar vivo, eres una maricona que va a por droga y no la pagas, te quemo vivo!", son las frases que el vecino de este inmueble ha puesto en boca del encausado, a quien poco después vio marchar en compañía de Jesús Manuel una vez que éste salió del portal. "Les vi salir en dirección hacia la calle La Vía y pensé entonces: donde vayan, éstos la van a liar", dice que pensó entonces.

Frente a la petición condenatoria formulada por el fiscal, la defensa del acusado ha solicitado un fallo absolutorio basado, fundamentalmente, en el hecho de que no hay testigos de que su patrocinado causó un incendio que, como así ha sugerido a lo largo del juicio, pudo originar de forma accidental el propio Jesús Manuel al arrojar un colilla en el rellano del piso antes de entrar en su casa o incluso otros suministradores de droga con quienes la víctima mantenía también deudas.

De hecho, el defensor ha hecho suyos varios testimonios de vecinos en los que éstos han denunciado que más de una vez acudían al edificio distintas personas para reclamar a Jesús Manuel el pago de deudas, además del malestar vecinal por las colillas que aparecían en la escalaera del inmueble y por todos los efectos que este vecino acumulaba a la puerta de su domicilio, sobre todo por tratarse de material combustible.