Cristina Calleja gana el Max al Mejor Espectáculo de Calle

César Combarros (Ical)
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La libertad, las creadoras y la defensa del arte fueron protagonistas de la gran fiesta del teatro, en la que Concha Velasco recibió el Max de Honor

Cristina Calleja deja una manzana en casa

El Teatro Calderón de Valladolid vistió en la noche de hoy sus mejores galas para acoger por primera vez la ceremonia de entrega de los Premios Max, que tuvo en esta ocasión como grandes protagonistas a la libertad, las creadoras y la defensa del arte. La gala, dirigida por la segoviana Ana Zamora, tuvo un marcado sabor a Castilla y León, y estuvo conducida por el vallisoletano Fernando Cayo, que citando a Juan Mayorga, que acaba de tomar posesión como académico de la lengua española, subrayó que “la libertad está seriamente amenazada”. “Para defender la libertad los artistas deben ejercerla; resistiendo ellos ayudarán a resistir a otros”, exhortó.

De los siete finalistas vinculados con Castilla y León que habían llegado con opciones a la gala, la acróbata y actriz vallisoletana Cristina Calleja se alzó con el Max al mejor espectáculo de calle por ‘Flotados’, el espectáculo que representará junto a David Moreno en el TAC esta misma semana (los días 23, 24 y 25 de mayo) en la plaza de San Pablo, mientras que la figurinista de la compañía segoviana Nao d’amores Deborah Macías también se llevó el premio de su categoría. Además, Concha Velasco puso al auditorio en pie para rendirle un cariñoso homenaje al recibir el Max de Honor.

Cristina Calleja, junto a David Moreno (ambos inauguraron el TAC el pasado sábado con ‘El comediante (en esencia)’), protagonizaron uno de los discursos más emotivos cuando el pianista dijo: “Yo soy David Moreno, un catalán muy catalán, y ella es Cristina Calleja, una castellana muy castellana. ¿Quién dijo alguna vez que no nos podíamos entender?”.

En su intervención, Moreno compartió el galardón con todo el equipo y “con la gente que ha hecho posible este sueño y ha logrado hacer volar pianos”, mientras que Calleja recordó a cuantos han “creído” en ellos y les han apoyado. “Creemos que estamos hechos de pedacitos de todas las personas que nos rodean, y cada uno de nuestros sueños tiene una parte de ellos”, afirmó antes de agradecer su apoyo “cuando en momentos de debilidad hemos pensado que queríamos dejar la profesión”. “Flotados es amor, nuestra historia de amor y todas las historias de amor”, señaló Moreno antes de que Calleja recalcara que “en los tiempos que vivimos, donde defender lo obvio es lo más difícil, el amor puede transformar el mundo y una sociedad”.

Por su parte, la sevillana Deborah Macías, figurinista desde 2003 de todos los montajes de la compañía residente en Segovia Nao d’Amores, se alzó con el Max al mejor diseño de vestuario por ‘Comedia aquilana’. Precisamente para la directora de Nao d’Amores y de la propia gala de los Max, Ana Zamora, fue su primer guiño desde el escenario (“seré breve Ana”, señaló). Tras agradecer la decisión del jurado y la confianza de Nao d’amores y de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Macías se acordó de “Iván, Paco, Henar y Ángeles”, su “mini equipo”, y dedicó el galardón “ a las familias que nos esperan, nos aguantan, nos quieren y nos entienden”.

Rendidos a Concha

Pilar Jurado, presidenta de la SGAE, reivindicó el arte como “la mejor herramienta de transformación social” antes de entregar el Premio Max de Honor a Concha Velasco en uno de los momentos álgidos de la ceremonia. Con el auditorio en pie, la ‘muchachita de Valladolid’ advirtió al auditorio que le iba a “dar algo” y subrayó que para ella esta era “una noche tremendamente especial”.

Ante la atenta mirada de su hijo Manuel desde el patio de butacas, tuvo palabras cariñosas hacia el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, y el director del Teatro Calderón, José María Viteri, y recordó las “grandes satisfacciones” que el propio coliseo vallisoletano le ha brindado a lo largo de su vida. “Como hablamos de libertad y de mujeres, y esta noche se han recitado poemas estupendos, yo quiero acabar dando las gracias por este recibimiento y este Max de Honor que tanta ilusión me hace recordando a una gran mujer a la que tuve el gusto de dar vida cinematográfica: Santa Teresa de Jesús”, apuntó antes de recitar a la mística abulense: “Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa. Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta, Solo Dios basta. Gracias”.

Los grandes triunfadores

El premio gordo de la noche, el de mejor espectáculo de teatro, recayó en ‘La ternura’, una coproducción de Teatro de la Ciudad junto a Teatro de la Abadía, escrita y dirigida por Alfredo Sanzol. Los responsables del montaje, lleno de referencias shakespirianas, reivindicaron desde el escenario que “el humor también es importante” y señalaron que “el mejor premio es estar en cartel”.

Por otra parte, solo cuatro montajes lograron alzarse con dos estatuillas: ‘A.K.A. (Also Known As)’, a la mejor autoría revelación (Daniel J. Meyer recordó desde el escenario las palabras de Martin Niemöller “…y después vinieron a por mí”) y mejor actor protagonista para Albert Salazar; ‘Grito pelao’ de Compañía Rocío Molina – Danza Molina, al mejor espectáculo de danza y mejor composición musical para Sílvia Pérez Cruz (que suma así un Max al Goya que conquistó en 2017 por ‘Cerca de tu casa’); ‘Temps salvatge’, con el Max a mejor autoría teatral para Josep Mª Miró i Coromina (que se impuso a la vallisoletana Lucía Miranda, nominada por ‘Fiesta, fiesta, fiesta’) y a la mejor dirección de escena para Xavier Albertí; e ‘Iphigenia en Vallecas’, Max al mejor espectáculo revelación en detrimento de ‘Viaje al fin de la noche’, de la vallisoletana María San Miguel, y Max a la mejor actriz protyagonista para María Hervás. Nada más subir al escenario, Hervás la advirtió que le iba a dar “un ataque al corazón” y en uno de los discursos más largos de la velada confesó no saber “qué es esto que llamamos vida”, para luego aseverar que “en un escenario” ella existe y “parece que el mundo que nos ha tocado vivir tiene algún sentido”.

Campos de Castilla

Con puntualidad exquisita, la gala (retransmitida en directo en La 2 de RTVE) arrancó a las ocho en punto de la noche con el escenario convertido para la ocasión por la escenógrafa burgalesa Elisa Sanz en un brillante campo de Castilla a partir de tres colores: el azul de su cielo (de azul Klein aparecieron vestidas todas las entregadoras de premios), el oro de sus tierras y el trigo de sus campos. La dramaturga segoviana Ana Zamora, encargada de dar forma al evento, había prometido una gala “diferente” y cumplió con las expectativas generadas.

Al ritmo de la dulzaina de Luis Ángel Fernández arrancó la velada en homenaje al folclorista segoviano Agapito Marazuela, y al son de su cancionero bailaron los alumnos de la Escuela Profesional de Danza de Castilla y León para dejar paso al presentador, el actor vallisoletano Fernando Cayo. Con el lema ‘La fiesta de la libertad’, la ceremonia transcurrió en torno a tres actos: la mañana, la tarde y la noche de fiesta.

Los primeros premios de la noche fueron para la danza, con Eva Yerbabuena como mejor intérprete femenina por ‘Cuentos de azúcar’, Daniel Doña como mejor intérprete masculino por ‘Psique’ y Sharon Fridman como mejor coreografía por ‘Erritu’. La actriz salmantina Charo López y la vallisoletana Lucía Quintana engarzaron posteriormente junto a Cayo textos de Luis Rosales y Miguel de Cervantes en torno a la libertad, mientras seguían cayendo premios como el de mejor adaptación o versión teatral para Jordi Prat i Coll por ‘Els jocs florals de Canprosa’.

Guitarra en ristre, el cantautor leonés Amancio Prada dio vida al ‘Romance del prisionero’ en el escenario, y acto seguido llegó el turno del Max a la mejor composición musical para espectáculo escénico, donde Sílvia Pérez Cruz dejó sin premio a la leonesa Jhana Beat, que optaba al galardón por su trabajo en ‘La teta de Janet’. El mejor espectáculo musical o lírico fue para ‘The opera locos’, coproducción de Klemark e Yllana, que dejó paso a Marta Poveda y Fernando Cayo encarnaron textos de Gil Vicente, Calderón y Juan Mayorga, antes de que la presidenta de la Fundación SGAE, Ana Graciani, arrancara su reivindicativo discurso.

Graciani exigió “una política cultural de Estado para la consolidación de las artes escénicas, con reformas centradas en la fiscalidad, la internacionalización del talento escénico español, el respeto a los derechos de los autores” y sustentada en la educación: “Queremos que el teatro y la danza se implanten como asignaturas curriculares en nuestras escuelas”, subrayó antes de realizar una enfervorecida defensa de la danza y la “igualdad real en las artes escénicas”, ya que solo el 18 por ciento de las obras fueron de autoría femenina y solo el 22 por ciento de los montajes fue dirigido por mujeres. Desde el escenario anunció la creación del Premio Ana Diosdado para distinguir textos de autoría femenina. “El teatro no es entretenimiento, es una ceremonia”, subrayó citando a la dramaturga argentina.

Segundo acto

El segundo acto, la tarde de fiesta, comenzó con el vallisoletano Eliseo Parra interpretando canciones tradicionales, antes de que el actor y exportero del Valladolid Promesas Ginés García Millán recordara las reflexiones de Federico García Lorca en torno al arte escénico: “El teatro es una escuela de llanto y risa, arte por encima de todo”, sentenció.

El protagonismo recayó posteriormente en los cabezudos de Segovia y los divertidos títeres de Libélula Teatro, para reivindicar las virtudes del teatro de calle y los títeres de cachiporra, antes de que Ventrículo Veloz arrebatara con ‘Dados’ a los vallisoletanos Teloncillo el Max al mejor espectáculo para público infantil, juvenil o familiar.

Taules Teatre y La Garnacha Teatro se llevaron el Premio Max Aficionado o de caracter social y reivindicaron “la libertad, la amistad, el vino y el teatro” como los ejes de la compañía, y tras un número de las vallisoletanas Valquiria Teatro y los alumnos de la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León, David Ruiz, del grupo burgalés LA M.O.D.A., cantó a capella el tema de la banda ‘Campo amarillo’. Además, Juanjo Llorens se llevó la manzana al mejor diseño de iluminación por ‘El curioso incidente del perro a medianoche’ y el mejor espacio escénico fue para Curt Allen Wilmer por ‘Lehman Trilogy’.

Coda final

El último acto arrancó con el in memoriam en recuerdo de los fallecidos, con Sílvia Pérez Cruz poniendo la emoción al momento, y tras una intervención de Lucía Miranda que levantó al público de sus asientos para transmitir el amor por el teatro de los presentes, el premio del público fue para ‘Genovese’, de Groc Teatre.

Por el escenario desfiló también la abulense Julia de Castro (De la Purissima), y el desenlace y fin de fiesta corrió a cargo de los segovianos Nuevo Mester de Juglaría, en plena celebración de sus bodas de oro, que interpretaron ‘Castilla canto de esperanza’ de Luis López Álvarez, antes de que las voces de la agrupación coral vallisoletana Let the Children Play Big Band interpretaran ‘La cigüeña’, una de las piezas rescatadas por Agapito Marazuela.