¿Somos más sensibles al frío con la edad?

Agencias
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Investigadores de la Universidad de Yale y de la Universidad de California-San Francisco, en EEUU, han comprobado que las propias células inmunitarias de la grasa, que están diseñadas precisamente para protegernos de las bajas temperaturas, son las responsables de que, con la edad, las personas se vuelven más susceptibles al frío, a la inflamación y a los problemas metabólicos, que pueden dar lugar a una serie de enfermedades crónicas.

En un nuevo estudio, publicado en la revista Cell Metabolism, han descubierto que el tejido adiposo de los ratones de edad avanzada pierde las células linfoides innatas del grupo celular 2 (ILC2) que restablecen el calor corporal en presencia de temperaturas frías. Pero también descubrieron que estimular la producción de nuevas células ILC2 en ratones envejecidos en realidad los hace más propensos a la muerte inducida por el frío. «Lo que es bueno para uno cuando es joven, puede ser perjudicial a medida que envejece», resume Vishwa Deep Dixit, catedrático de Medicina Comparada y coautor del estudio.

Dixit y su antigua colega Emily Goldberg, ahora profesora adjunta de la UCSF, sentían curiosidad por saber por qué el tejido adiposo alberga células del sistema inmunitario, que suelen concentrarse en zonas a menudo expuestas a patógenos como las fosas nasales, los pulmones y la piel. Cuando secuenciaron los genes de las células de ratones viejos y jóvenes, descubrieron que los animales más viejos carecían de células ILC2, un déficit que limitaba su capacidad para quemar grasa y elevar su temperatura.