Afrontar un futuro incierto

María Jesús Álava
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La psicología se alza como una herramienta clave para recuperar las ilusiones, volver a relacionarse sin miedo y ganar un afecto necesario

Acabamos de empezar un nuevo año lleno de incertidumbres; donde las expectativas y los deseos se contraponen con realidades aún difíciles, que nos vaticinan un futuro incierto y un presente lleno de incógnitas y de preguntas de difícil respuesta.

Sin embargo, 2022 puede ser el año de la esperanza, el año que recuperemos nuestras ilusiones; el año en que volvamos a relacionarnos sin miedos, con la alegría y el afecto que tanto necesitamos.

La psicología puede ayudarnos a recuperar nuestras mejores emociones y nuestras vivencias más reconfortantes.

¿Cómo nos coge el inicio del año?

Con un cansancio Infinito, con poca confianza en que esta situación que vivimos ahora sea el principio del final de la pandemia.

Muchas personas ya no quieren hacerse nuevas ilusiones, pues hasta ahora, cada vez que nos han dicho que ya habíamos superado la crisis sanitaria, que estábamos al final del túnel…, esas palabras han desembocado en una realidad muy cruel y distinta.

En definitiva, nos coge con el peor de los cansancios, con cansancio emocional

¿Cuáles son los principales enemigos que condicionan nuestro bienestar emocional?

La desesperanza, la ausencia de expectativas positivas en que termine una pandemia que nos priva de llevar la vida que deseamos y nos impide poder relacionarnos con otros sin mayor dificultad.

Otro enemigo vigente es el miedo; el miedo a que esta pesadilla no termine o se repita en el futuro.

También sentimos inseguridad y desconfianza en la situación actual. Igualmente, experimentamos impotencia ante la realidad.

Todos estos factores juntos pueden generar en muchas personas una frustración muy profunda, que constituye un caldo de cultivo perfecto a las crisis de ansiedad y los cuadros depresivos.

¿Cómo podemos enfrentarnos y superar ese cansancio emocional que tanto nos lastra y nos hace temer a lo que está por venir?

Siempre hemos mantenido que el mejor antídoto ante el cansancio y el desánimo es la ilusión. Pero no se trata de ilusiones irreales; sabemos que no conseguiremos superar el cansancio emocional si no descubrimos y afianzamos nuestras fortalezas.

Será crucial que identifiquemos nuestras emociones, y lo hagamos con valentía.

Hay emociones que facilitan y emociones que limitan. Cada persona tiene que reconocer cuáles son las suyas. La gran noticia es que las emociones se pueden reconstruir a cualquier edad.

Superaremos el cansancio emocional si cambiamos las tóxicas; ese será el primer paso para conquistar nuestra estabilidad emocional. Para ello, tenemos que conseguir ser dueños de nuestros pensamientos y no abdicar de nuestros principios.

Recordemos que la psicología nos enseña que no podemos sentirnos bien con principios ajenos.

En definitiva, analicemos, reflexionemos y plasmemos cuáles son nuestras principales ilusiones; a continuación, liberémonos de las emociones que nos impiden alcanzarlas y actuemos con valentía y pragmatismo, para dar esos pasos que nos permitirán superar nuestro cansancio emocional.

¿Qué claves nos resultarán útiles durante los próximos 12 meses para recuperar la estabilidad?

Es fundamental que actuemos con inflexibilidad. Esta postura permitirá que potenciemos nuestra motivación y nuestras emociones positivas. Para ello es imprescindible reservarse a uno mismo todos los días un tiempo personal; un tiempo no solo para descansar, también para disfrutar.

Otra clave es poner empeño en recuperar la fuerza de las relaciones sociales, de las emociones y las vivencias compartidas.

También habría que identificar los hábitos que nos debilitan y nos desgastan. Y, como complemento, practiquemos una buena higiene del sueño, para que el descanso sea reparador.

Asimismo, cuidemos nuestra alimentación, fomentemos nuestro ejercicio físico y estabilidad emocional. Y, por encima de todo, no nos agotemos y no perdamos la esperanza y la alegría. Esa esperanza y ese buen ánimo que conviene alimentar cada día.

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