Educación a pedales

R.G.R
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El CEIP Cristóbal Colón pone en marcha dos talleres de mecánica de bicicletas y cosmética natural para que sus alumnos se encaminen hacia un trabajo y frenar la tasa de absentismo escolar

Cuatro alumnos de etnia gitana atienden las explicaciones del profesor Diego Blas sobre la mecánica de las bicicletas en el centro social Santiago López. - Foto: Jonathan Tajes

El grado de absentismo en el Colegio de Educación Infantil y Primaria Cristóbal Colón de Valladolid es elevadísimo y las soluciones no son fáciles. El trabajo se antepone en la mayor parte de los casos a continuar con los estudios una vez que acaban Primaria. Tanto los chicos como las chicas dejan las clases por el empleo en los mercadillos o en otros sectores economicos. El narcotráfico en el barrio de Pajarillos, donde se encuentra el colegio, está presente y también hace mella en la educación de los adolescentes.

El director del colegio, Alberto Rodríguez, no se resigna ante esta situación. Lucha para que los alumnos vengan a clase. No es una tarea fácil. «Hay que luchar para que a los quince años no están embarazadas ellas y trabajando ellos. Hay que hacer lo que sea», comenta con énfasis entre gesticulaciones. Lo vive con una intensidad poco común porque sabe que debe innovar, crear nuevas metas para conseguir atraer la atención de estos jóvenes y parece que lo está consiguiendo. Poco a poco.  

El centro ha puesto en marcha esta misma semana dos nuevos talleres que han tenido una gran acogida por parte de los alumnos. Por un lado, el centro ha solicitado a todos los vecinos del barrio de Pajarillos que tengan bicicletas viejas que no usen que se las presten para implantar clases de mecánica y arreglo de bicis. Por otro, han arrancado con clases de cosmética natural. Son dos proyectos que están en fase embrionaria, pero que se imparten dentro del horario lectivo y que cuentan con el visto bueno de la Dirección Provincial de Educación. 

Taller de cosmética natural en el colegio Cristóbal Colón. Taller de cosmética natural en el colegio Cristóbal Colón. - Foto: Jonathan TajesTodos los miércoles y los viernes hasta final de curso, dos horas cada día. La intención del director del colegio es dotar a los alumnos de las herramientas necesarias para enfocarse hacia una profesión en el futuro. «Intentamos que vean estas clases como algo divertido, que les llame la atención y se corra la voz entre los amigos y las familias para que puedan venir y tener buenas sensaciones». Para las estudiantes el planteamiento es el mismo. Quieren que se mantengan en contacto con los estudios, aunque sea a través de algo que les atraiga, como es la cosmética. 

Pero no quieren conformarse solo con la puesta en marcha de estos talleres, desde el centro quieren ir más allá. Quieren que sean los alumnos y los propios vecinos dentro del proyecto Pajarillos Educa quienes se integren y sean partícipes de la educación de sus hijos. Por ello, van a poner en marcha nuevas líneas de actuación una vez que el taller de bicicletas avance en los próximos meses. Diego Blas es el profesor que se encarga de las clases. Con tan solo tres sesiones ya ha conseguido que los escolares vayan mostrando interés. La clases se imparten en el propio colegio y el Centro Social ‘29 de octubre’ Santiago López. «Tenemos muchas más cosas pensadas». 

Van a pintar en el patio del colegio un circuito de seguridad vial para que, durante el recreo, los alumnos de quinto y sexto de Primaria puedan poner en práctica sus conocimientos de circulación con la bicicleta. «Habrá uno que sea quien se encargue de la aplicación de las normas y el resto podrá disfrutar en el patio del colegio». El proyecto se denominará ‘El Patio Feliz’, con la intención de que los alumnos se esfuercen y se motiven para de participar en las actividades que se lleven a cabo en este espacio a la hora del recreo. 

De la misma forma, una vez que las bicis estén arregladas, también se llevará a cabo un servicio de préstamo para que puedan salir a la calle con ellas fuera del horario lectivo. Aún no se ha decidido cómo se va a llevar a cabo y la primera intención es que sean los propios estudiantes los que se encargados de los préstamos. «Al principio queremos que sea un préstamo interno y luego ya lo podremos hacer fuera», comenta el docente. 

Además, van a intentar que este programa sirva también para combatir el absentismo en el sentido más estricto de la palabra. Intentarán organizar rutas por los puntos más calientes del barrio en materia de ausencia a las clases para ir antes de que comience el horario escolar a buscar a los alumnos que no acudan a clase. Y lo harán en bicicleta. «Es una forma de motivarlos y asegurarte de que vienen a clase», indica Diego Blas. En la clase del miércoles por la tarde, fueron cuatro los alumnos que acudieron. Kevin Ramírez, Jonathan Borja, Ismael Borja y Ángel Perdiz. Los cuatro reconocen que les gusta la mecánica y que han acudido para conocer algo más sobre las bicicletas. «Nos gustan más los coches», bromean. En el taller puede aprender cómo sacar la cadena, conocer el puente de los frenos…, todos los elementos y poco a poco aficionarse por el trabajo. «A ver, que me pongo yo a hacer las cosas», exclama uno, mientras los demás observan y aprender con las bicis viejas. «Esta mañana ha venido una señora a decirnos que nos iba a dejar otras cuatro más», comenta el director. 

Cosmética. Isabel Gutiérrez es la profesora del segundo taller. Cosmética. La idea es la misma. Atraer a las estudiantes de quinto y sexto de primaria a los estudios. Desde el centro educativo son conscientes de que en ese momento se enfrentan al abandono escolar. «Es cuando entra el hombre». La docente es perfectamente consciente de la dificultad que engloba. «Este miércoles se ha corrido la voz y ya han venido muchas, más de 14. Tienes que tener cuidado porque ya se crecen entre ellas y hay que saber llevarlas para que te presten atención». 

Las alumnas acuden con gran ilusión. Es una materia que les gusta. De momento están solo pintando rostros en papel, conociendo los resultados de la combinación de colores. Mezclando pinturas. «Sí es verdad que parece que ellas quieren ser estilistas en la primera clase, pero es algo que les gusta mucho», comenta la profesora. 

Al igual que ocurre en el taller de bicis, aquí también se pretende ir un poco más lejos. La idea final es que se trate de un taller de cosmética natural. Para ello, se va a sembrar en el propio colegio un huerto con la llegada de la primavera, donde se cultivarán productos específicos para luego elaborar los cosméticos que se utilizarán en el taller. «La intención es que ellas mismas participen en el huerto y sepan cómo se elaboran estos maquillajes que luego utilicen entre ellas». 

En las primeras clases de esta semana ya han podido conocer cómo se saca un colorante de unas acelgas. «Lo quieren poner en práctica todo ya, pero tienen que ir poco a poco aprendiendo. La cosmética es un tema que se aprende sobre todo practicando y eso lo que tienen que hacer ellas». La profesora indica que se trata también de un taller para fomentar el uso sostenible de todos los productos. «Las servirá para mejorar en sostenibilidad». Una actividad completa para atraer a los alumnos de nuevo a las clases y sacarlos de las calles.