Dos días de debate hostil y un resultado previsible

Ángel A. Giménez (EFE)
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La moción de censura que propone Vox contra Pedro Sánchez tendrá solo los 'síes' de los diputados del partido de Abascal

Dos días de debate hostil y un resultado previsible - Foto: FERNANDO VILLAR

La moción de censura de Vox discurrirá por el Congreso el miércoles y el jueves previsiblemente sin sorpresas y concluirá según lo esperado: Santiago Abascal no será presidente del Gobierno y la hostilidad habrá marcado la confrontación de los partidos.

La quinta moción de censura de la democracia sí aportará una novedad histórica, una consecuencia más de la pandemia del coronavirus: casi la mitad de los diputados la votarán telemáticamente debido a las limitaciones de aforo del Hemiciclo que se han acordado.

Votar una moción de censura es un procedimiento singular, pues los 350 parlamentarios del Congreso tienen que decir «sí», «no» o «abstención» cuando uno de los cuatro secretarios de la Mesa de la Cámara pronuncie sus nombres. Como aproximadamente la mitad habrá emitido ese voto por vía telemática, el secretario dirá sus nombres, y además, lo que han votado.

El resultado se conocerá el jueves a la hora que determine la presidenta de la Cámara, Meritxell Batet y no se esperan sorpresas. La moción de Vox registrará 52 «síes», los de sus propios diputados; no habrá más, ni siquiera entre los partidos que gobiernan varias comunidades autónomas y ayuntamientos gracias al respaldo de la formación de Abascal. El PP ha dejado claro que no la apoyará, aunque falta saber si ello implicará la abstención o directamente el ‘no’.

Cierta intriga hay también sobre qué voto emitirán los partidos de centroderecha con menos presencia en el Congreso, UPN y Foro, ya que podrían decantarse por la abstención dada su oposición a las políticas del Gobierno de coalición.

Ciudadanos despejó las dudas hace tiempo, la rechaza, lo que también hará todo el arco parlamentario de raíz nacionalista, regionalista y soberanista.

Un diputado de un grupo independentista, lamentaba esta semana que la moción sirva solo para mostrar a la ciudadanía el grado de crispación, rudeza y hostilidad que hay en la clase política.

Prácticamente todas las intervenciones tendrán palabras gruesas, acusaciones y críticas quizá desmesuradas.

El primero que tomará la palabra será uno de los diputados firmantes de la moción. El diputado por Barcelona, Ignacio Garriga, previsible candidato de Vox en las elecciones catalanas de febrero, será el encargado de exponer el contexto que ha llevado a su partido a presentar la moción. No tendrá límite de tiempo y será un discurso largo, al igual que el del siguiente orador, el candidato propuesto por Vox para presidir el Gobierno: Santiago Abascal. El líder de la formación desgranará su programa político en todos los ámbitos, desde el económico al social.

El Gobierno, bien su presidente, bien cualquiera de sus ministros, podrá tomar la palabra en cualquier momento, tal y como permite el reglamento. Si Pedro Sánchez pide la palabra, actuará tras Abascal, y su alocución buscará desmontar todos y cada uno de los motivos de la moción de censura.

El del miércoles será el debate de la quinta moción de censura de la democracia. Solo una logró desbancar al Ejecutivo, precisamente la registrada en 2018 por el presidente al que Vox quiere ahora sustituir, y provino de la condena al Partido Popular por lucrarse de la red Gürtel.

Entonces, Pedro Sánchez recibió 180 «síes», entre ellos los del PNV, el partido que apenas unos días antes salvó los presupuestos del Ejecutivo de Mariano Rajoy, y fue proclamado presidente del Gobierno en junio.

Abascal, el jueves, no seguirá ese precedente sentado por el mandatario socialista.