«El coronavirus me ha hecho recaer en una depresión»

Óscar Fraile
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María es una de las miles de personas que han sufrido problemas de salud mental por esta crisis. Su participación en un taller ocupacional de la asociación El Puente le ha servido para mejorar el estado de ánimo

La atípica situación de los últimos meses ha provocado que María sufra una recaída en la depresión que ya superó hace años. - Foto: Jonathan Tajes

El miedo ha sido el fiel compañero de María (nombre ficticio) durante los últimos meses. La gravedad de la pandemia, la declaración del estado de alarma, el posterior confinamiento y la actual desescalada han hecho que los fantasmas volvieran a visitar a esta paciente de la asociación El Puente Salud Mental. Ella ya sabía lo que era sufrir una depresión. De hecho, tuvo que atravesar ese desierto después de que le diagnosticaran un cáncer. Y ahora está luchando otra vez para superar una recaída generada por la crisis de la covid-19.

El miedo a sufrir un contagio lo abarcaba todo. Ir a trabajar era un suplicio, igual que salir a la calle.Y nada de relaciones sociales. Solo con la familia, y lo justo, por teléfono. María volvió a decaer hasta estar tan apática que solo quería estar en casa. Por suerte para ella, allí estaban también su marido y su hijo, dos pilares básicos para superar esta situación. «Su apoyo ha sido fundamental para mí, aunque la situación también ha sido dura para ellos», reconoce. Su familia era la que empujaba a que saliera a dar un paseo, aunque fuera a dar la vuelta a la manzana. Todo un triunfo, dadas las circunstancias. 

La situación en el trabajo tampoco ayudó. A esta empleada de una estación de servicio le cambiaron de puesto y su nivel de angustia creció hasta pasarse noches enteras llorando solo por pensar que se acercaba la mañana y tenía que volver al trabajo. Y de nada sirvió que explicara en su entorno laboral los problemas de depresión que estaba atravesando. «La respuesta que me dieron fue ‘es lo que hay’», recuerda.

La participación en un taller ocupacional está siendo fundamental para superar esta situación. La participación en un taller ocupacional está siendo fundamental para superar esta situación. - Foto: Jonathan TajesAsí que, pese al apoyo familiar, María finalmente se tuvo que poner en manos de profesionales. Una decisión muy acertada, si se tiene en cuenta que ha logrado afrontar con cierta normalidad una normalidad que no tiene nada de normal. «Al final esto acabó afectando a todo, al sueño, al trabajo... era la única salida que tenía», dice.

Ahora forma parte de un taller ocupacional que se apoya en la arteterapia para mejorar la salud mental de los participantes. La rutina, la interacción y tener la mente ocupada en pintar, con mucho arte, pequeñas macetas, ha sido un maná para ella. «Llevo dos semanas y me va muy bien porque es algo que te obliga a salir», dice.

El caso de Rebeca es más habitual de lo que muchos puedan pensar. Rebeca Domínguez es piscóloga en El Puente y conoce de primera mano todos los problemas de salud mental asociados a la situación tan atípica de los últimos meses. Al contrario de lo que ella creía al principio, la desescalada ha sido más conflictiva que el encierro. «Lo que más hemos detectado son problemas relacionados con lo social, con la convivencia familiar y el entorno comunitario», señala.

Aunque la mayor parte de la población pueda gestionar esta situación sin muchas complicaciones, a algunas personas les genera angustia, ansiedad, insomnio y fobia a salir a la calle por miedo al contagio. «O simplemente por no saber hacia dónde va esto», añade Domínguez. La incertidumbre va mucho más allá de lo físico y afecta a otros aspectos, como el laboral y el social. «Nuestra cultura está muy asociada a salir, y eso también se ha visto muy recortado... al final todo afecta a nuestra salud mental», señala esta psicóloga.

Por eso desde El Puente valoran jornadas como el Día Mundial de la Salud Mental que se celebra este sábado. Un día para recordar el valor de la prevención y de dar importancia a unos problemas de salud que, según la Organización Mundial de la Salud, afectarán a una de cada cuatro personas a lo largo de su vida. Hay más números que invitan a la preocupación.  Como los dos millones de jóvenes de entre 15 y 29 años que han sufrido problemas de salud mental en el último año en España. O el hecho de que ocho de cada diez personas con estas patologías no tengan empleo.