Discrepancias sindicales bloquean el convenio de oficinas

Óscar Fraile
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UGT declinó firmar un preacuerdo al que se había llegado al no ratificarlo sus bases, y pese al apoyo de CCOO. Ahora ha alcanzado otro con la patronal del que Comisiones se desmarca

El convenio de oficinas y despachos afecta a unas 5.000 personas en Valladolid, según cálculos de UGT. - Foto: Jonathan Tajes

La negociación del convenio colectivo de oficinas y despachos de Valladolid nunca había sido tan complicada como la actual. Los cerca de 5.000 trabajadores afectados llevan un año y medio sin convenio después de un tira y afloja marcado por las diferencias entre UGT, sindicato mayoritario, y CCOO. Unas diferencias que comenzaron después de alcanzar un primer preacuerdo que nunca se llegó a ratificar porque posteriormente UGT consultó a sus afiliados y estos no dieron el visto bueno. Luis Sáez, representante de CCOO, se queja de que UGT no avisó de que tuviera intención de someter el preacuerdo a consulta, de modo que la negativa posterior les pilló por sorpresa y echó por tierra un acuerdo que, para él, era muy positivo, porque incluía la obligación de promocionar a determinados profesionales cuando cumplan unos determinados años de ejercicio. Por ejemplo, los auxiliares pasarían a ser oficiales de tercera a los tres años, oficiales de segunda cuando pasen otros tres y oficiales de primera cinco años más tarde. «Y eso suponía aumentar su nómina en 629 euros al mes a los once años». Sáez se queja de que hay trabajadores que llevan más de 20 años con la misma categoría, porque los ascensos ahora solo son a criterio de la patronal. 

Pero desde UGT aseguran que las bases se negaron a respaldar el acuerdo porque la contrapartida suponía dejar de cobrar el cien por cien del salario cuando se estaba de baja y congelar la antigüedad, es decir, que desde la firma no se generara más. Jesús Vara, representante de UGT, considera que no ha sucedido nada fuera de lo normal y que la forma de actuar de su sindicato es la habitual. «Somos un sindicato de trabajadores, y lo menos que podemos hacer en una negociación de este tipo es darles la posibilidad a ellos de que ratifiquen el preacuerdo... o no, y ellos dijeron que no quería negociar ni la IT (incapacidad temporal) ni la antigüedad», sostiene. Vara señala que la diferencia de criterio es «razonable» porque cada central sindical «enfoca la negociación de una determinada forma».

Llegados a este punto, UGT negoció con la patronal y llegó a otro preacuerdo que llevará a la mesa de negociación, pero que no contará con el apoyo de CCOO ya que en él, según asegura este sindicato no está refleada la promoción profesional obligatoria, uno de los mayores éxitos que, según Sáez, se había alcanzado en el acuerdo inicial. Con todo, la posición de fuerza que tiene UGT en la mesa, al ser el sindicato mayoritario, hará que el acuerdo salga adelante, si bien el proceso se encuentra parado actualmente por todo lo que ha generado la crisis sanitaria.

El representante de UGT reconoce que este año y medio de negociación ha sido «complicado» y defiende que su sindicato no haya firmado el acuerdo inicial. «Yo no estoy en una mesa de negociación para hacer algo diferente a lo que me digan los trabajadores», se defiende.

El acuerdo al que ha llegado UGT con la Asociación de Oficinas y Despachos de Valladolid contempla un convenio para cuatro años con unas subidas salariales del 1,5, 1,5, 1,5 y 1,4 por ciento para los años 2019, 2020, 2021 y 2022, respectivamente.