El juicio por la financiación ilegal del PP, como "responsable civil subsidiario" comienza el lunes. Y ya nos dirá el tribunal si Mariano Rajoy, expresidente del Gobierno y exsecretario general del partido, fue un "perfecto conocedor de todas estas acciones". Se refiere a la opaca recepción de donaciones empresariales que, a cambio de concesiones de obra pública, engrosaron la llamada caja B del PP entre los años 2004 y 2008, que es el periodo de los hechos juzgados en esta pieza.
De momento, el único que lo dice es casualmente el principal acusado (apropiación indebida, falsedad documental), de cuya habilidad para meter la mano en la caja, aprovechando su condición de tesorero, hemos tenido noticia probada en sede judicial con todo lujo de detalles ¿Por qué, si no, fue condenado a 29 años de cárcel (caso Gürtel, la tumba política de Rajoy), de los que ya lleva cumplidos más de cuatro?
Por la filtración de un escrito remitido a la Fiscalía por el penado, sabemos que Luis Bárcenas ha experimentado un irrefrenable deseo de colaborar con la justicia ¿Cómo? Acusando a Rajoy de conocer, y por tanto permitir, los opacos sistemas de captación de fondos que, en parte, según él, iban a parar al bolsillo de los dirigentes del PP en forma de sobresueldos. Aunque es más grave acusar a Rajoy de destruir documentación comprometedora, pues destruir pruebas es un grave delito.
Sin embargo, llama la atención que algunos lo presenten como una novedad cuando en realidad esta revelación ya la hizo en su día en sede judicial (2013, ante el juez Ruz) sin que tuviera ningún recorrido ¿A qué viene repetirla, cuando la propia Fiscalía ya ha dicho que eso tendría que probarlo Bárcenas con pruebas documentales y no con arbitrarias afirmaciones en su escrito de "colaboración con la Justicia"?
La táctica es más vieja que la tos. Defenderse atacando por elevación. Ahora sostiene que los papeles de Bárcenas eran los papeles de Rajoy. Y así envuelve su venenoso ataque al expresidente en el celofán de su ánimo facilitador del trabajo de los jueces. Pero esa filantrópica vocación de servicio despertó en el ánimo de Bárcenas solo cuando, según confesión propia, vio incumplida la promesa de que su esposa no entraría en prisión. Si es verdad, que señale a quien la hizo. Y si es mentira, estamos ante un presunto delito de falso testimonio.
En vísperas de las elecciones catalanas, la carga política del asunto ha explotado con evidente daño sobre la imagen del partido liderado por Pablo Casado, cuya primera reacción ha sido distanciarse. Es el peso de la mochila por corrupción de la vida pública. El PSOE pagó en los lejanos tiempos del caso Filesa. Y el PP paga en el tiempo judicial y políticamente presente de Gürtel, Bárcenas, Púnica y Kitchen.