Ácido, amargo, dulce, salado y umami

Manuel Belver
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Palmira Soler nos abre las puertas de la cocina del restaurante 5 Gustos

Ácido, amargo, dulce, salado y unami - Foto: Jonathan Tajes

Palmira Soler bromea cuando se le pregunta por cómo llega a encontrar un plato idóneo para su carta: «Salgo mucho, pruebo lo nuevo, leo... No puedes ponerte a dieta». Y asegura que, pese a estar ya en las mejores guías de restaurantes, la estrella Michelin no es algo que le agobie o entre dentro de sus objetivos... por ahora. Pero su 5 Gustos bien podría ser el próximo establecimiento en obtenerlo, ¿por qué no? Su ‘La terreta’ fue el ganador del pincho de Oro en el XIX Concurso Provincial, en 2017, y su carta tiene imprescindibles, como los ravioli de setas, la coca de vieiras o el pulpo a la parrilla con patatas alioli, que nunca fallan.

El Restaurante 5 Gustos lleva tres años y medio descubriendo una cocina mediterránea con toques de vanguardia y, sobre todo, saludable. «Me gusta que las digestiones de mis clientes sean buenas», concreta la propia Palmira Soler. Ella ha sabido conjugar la base de su tierra natal, Castellón, con los productos de Castilla y León, de forma «moderna y atractiva».

El idilio de Palmira con los fogones no es nuevo. Empezó con tan solo 13 años, cuando inició sus estudios en su lugar de nacimiento, continuó a los 16 cuando y ya se metió en faena trabajando y se licenció en Grupo Peñalén, especialistas en eventos, comuniones, bautizos, comidas de empresa... Allí fue la cocinera del Villarreal. «Recuerdo que su entrenador, Manuel Pellegrini, siempre pedía lo mismo, rodaballo con patatas y ajo», piensa en alto mientras cuenta alguna anécdota de aquella época, como cuando tuvo que dar de cenar a miembros de la expedición del Real Valladolid, entre ellos Carlos Suárez, después de una victoria en La Cerámica: «Pocos años después le conocí en Valladolid y se lo recordé».

A tierras pucelanas llegó por amor y pronto se incorporó a la cocina del Nippon, primer japonés de la ciudad: «Un bombazo». De ahí, a Abadia Retuerta como segunda jefa de cocina, acudiendo a Mugaritz en numerosas ocasiones para impregnarse de su asesoramiento. Después de tres años se decidió a abrir algo suyo. Lo hizo de la mano del Momha, muy cerca de El Corte Inglés. Y de ahí a su actual ubicación, en la calle Torrecilla, 8: «Teníamos ya una clientela fija y encontramos este local. Me encantó su diseño, la ubicación era menos importante... así que trasladé el nombre aquí».

Aunque reconoce que se ha abierto un hueco en Valladolid, en parte, gracias a sus arroces, no es una arrocería... quizá el toque de sus orígenes sea clave... «La gente sale, lee, busca. Y a mí me gusta sorprenderles con cosas nuevas», asegura, mientras explica que no cuenta con una carta muy extensa pero que siempre tiene productos fuera de carta y que la modifican en cada estación.

Ahora, en octubre, tiene previsto arrancar con un menú de tapas, «a precio ejecutivo». Mientras cuenta con uno de Degustación, por 45 euros sin bebida, que arranca con cinco aperitivos, los que dan nombre a su restaurante y que va cambiando según fechas: «En ellos se pueden encontrar los cinco gustos, ácido, amargo, dulce, salado y umami». También cierra, en función de peticiones, menús de grupo.

Abre todos los días, incluso para los desayunos entre semana, salvo domingos por la noche y lunes, aunque la cocina empieza a funcionar a partir de las 14.00 horas. Con dos plantas y una capacidad de 34 comensales en la zona inferior y de 30 en la superior, más alguno más de pie, el 5 Gustos, pese a que no busque esa Estrella Michelin, puede obtenerla cualquier día: «Ya vi lo que significaba en Abadia Retuerta y en Mugaritz y lo que he dicho antes, ahora mismo no está entre mis objetivos. Lo que quiero es que mis clientes se vayan satisfechos y con ganas de volver». Y mientras habla así, Palmira sigue preparando sus aperitivos, su forma de empezar a sorprender con esos cinco gustos.