Antonio Casado

CRÓNICA PERSONAL

Antonio Casado

Periodista especializado en información política y parlamentaria


Dos nubarrones

20/01/2022

La inflación disparada, problemas de desabastecimiento, un marco presupuestario desmentido por la realidad, el turismo tocado por la pandemia, el aumento de las desigualdades sociales y, de repente, la sombra de la sospecha planeando sobre el reparto de los fondos europeos (RRF), que es el principal resorte para la recuperación económica de nuestra economía.

El fantasma del clientelismo y la opacidad, agitado por el PP en Bruselas, ha coincidido con el paso del canciller alemán, Olaf Scholf, por el Palacio de la Moncloa, agitando a su vez otro fantasma: que el frugalismo germano, representado por un ministro de Finanzas liberal, Christian Lindner, resucite la ortodoxia fiscal (pacto de estabilidad presupuestaría) y se acaban las políticas expansionistas sobre las que Sánchez cabalga hacia un final feliz de la legislatura.

Ante estos dos nubarrones en el horizonte, todas las alertas han sonado en el estado mayor del Gobierno de coalición PSOE-UP. Preocupan en Moncloa tanto el activismo fiscalizador del PP en el corazón de la Unión Europea como el temor de que la política de estímulos económicos esté tocando a su fin. Sin embargo, no parece que la gestión de ambas preocupaciones esté marcada por el acierto.

Es verdad que el principal partido de la oposición perjudica la imagen de España dando cuartos al pregonero en las instituciones europeas sobre la asignación de los fondos (batería de preguntas a la Comisión presentadas por los eurodiputados del PP). Pero también lo es que la incomunicación de Sánchez con Casado es la que ha llevado el asunto al barrizal.

El Gobierno pide que de esta política de Estado no se haga "una cuestión partidista". Amén. Pero también el Gobierno debe aplicarse el cuento. La verdad es que no hay muchas señales de que haya buscado la complicidad del partido que es alternativa de poder en un asunto que desborda los intereses de partido. Y la verdad, todo hay que decirlo, es que los aliados del Gobierno no verían con buenos ojos esa complicidad.

El otro gran problema a la vista que puede perjudicar la remontada de España después de la pandemia es el fin de la indolente mirada europea hacia los países que, como el nuestro, que debe más de lo que produce, tienen serios problemas de deuda y déficit públicos.

Sería el fin de la economía "dopada", como dicen quienes nos recuerdan continuamente el estado de vulnerabilidad de la economía española ante una eventual reversión de las políticas expansionistas. En el Eurogrupo ya circula un informe que apunta en ese sentido. Y las declaraciones del canciller Scholtz, que antes que socialdemócrata es alemán, lo ha insinuado en su reciente paso por Madrid.