Un mandato centrado en lo social y los pueblos

R.G.R
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La pandemia y la ayuda a los ayuntamientos han acaparado buena parte de la labor de Conrado Íscar al frente de la Diputación durante los dos primeros años. El acuerdo de todos los grupos para hacer un Plan de Choche, el principal logro.

Conrado Íscar, en su toma de posesión.

El próximo lunes se cumplirán dos años desde que el presidente de la Diputación, Conrado Íscar, tomara posesión en el cargo. Lo hizo de forma imprevista y con una clara ruptura dentro de su partido (PP) entre el entonces presidente, Jesús Julio Carnero, y Génova. Una ruptura forjada en la lucha por la Presidencia de la institución provincial, y por ende por el partido, que obligó a Carnero a ‘salir’ hacia la Consejería de Agricultura. Íscar alcanzó el sillón presidencial del Palacio de Pimentel prácticamente sin esperarlo y con un equipo de diputados que no había elegido. Para colmo de males en ese primer día se encontró con un pacto inesperado que ni siquiera conocía con las dos diputadas de Ciudadanos. Mal empezó el mandato, aunque poco a poco fue enderezando el rumbo.   

El primer objetivo fue reordenar la institución. Creó cinco áreas con tres vicepresidencias condicionadas por el acuerdo con Cs. No se dejó influir a la hora de la elección del portavoz y Agapito Hernández ocupó el puesto en contra de algunas importantes voces dentro del partido que apostaban por Guzmán Gómez. Los primeros meses no fueron fáciles por el desconocimiento de muchos de los integrantes del equipo de Gobierno de la casa y por la influencia que pretendía ejercer el entonces presidente del PP, Jesús Julio Carnero, en la institución que acababa de abandonar. 

La pandemia no tardó en llegar. Con tan solo nueve meses en el cargo, el virus obligo a Íscar a pasar por uno de los peores momentos como  presidente. Fueron más de 180 los residentes que resultaron contagiados y los grupos de la oposición pusieron en entredicho la gestión realizada por la institución. El virus dejó más de una treintena de muertes en ambos centros, lo que aún todavía está coleando, ya que está pendiente la posibilidad de que se celebre una comisión de investigación como ha ocurrido a nivel regional.

De la pandemia salió como resultado el Plan de Choque, donde la institución destinó cerca de 13 millones, de los que 5 millones se destinarían a políticas de empleo, 3,2 a políticas sociales y 2,7 a ayudas a los ayuntamientos. La Diputación ha sido la única institución que fue capaz de unificar el criterio de todos los grupos para aprobarlo por unanimidad.  

La celebración del congreso provincial del PP el pasado 27 de marzo, donde Conrado Íscar, fue elegido presidente, también ha tenido una gran influencia durante esta primera parte del mandato. El retraso en lo orgánico también ocasionó dejar en el aire algunas decisiones dentro de la casa. 

Plan para los pueblos. La Diputación ha intentado volcarse con los ayuntamientos y los más desfavorecidos para superar la pandemia. Del remanente de tesorería del último ejercicio se puso en marcha el denominado plan V, dotado con seis millones de euros, para que los ayuntamientos llevarán a cabo proyectos de diversa índole.  

Los últimos meses hasta llegar al ecuador del mandato han sido los más productivos. El Plan de Depuración para los municipios, tanto el propio como el que se lleva a cabo en colaboración con otras administraciones, se ha puesto en marcha.  Queda pendiente aún el de internet y televisión, que se prevé poner en marcha en los dos años que restan. La Diputación también ganó el contencioso con el Ayuntamiento por Villa del Prado, que le supondrá más de tres millones de euros, y ha puesto en marcha el programa de asistencia jurídica a los municipios.