Pilar García Santos, una mujer con empuje

Jesús Anta
-

Periodista radiofónica, actriz y directora de teatro, fue concejala de Cultura de Valladolid en el primer equipo de Gobierno de Rodríguez Bolaños, en 1979

Pilar García Santos, en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Valladolid. - Foto: Archivo Municipal de Valladolid

Pilar se marchó de este mundo en agosto de 2012 sin hacer el menor ruido.  De hecho, sus amigos se enteraron unos cuantos días después. Justo todo lo contrario de lo que ella fue en vida: dedicada a sus oyentes, a los amantes del teatro y a los ciudadanos. Todo ello en su calidad de periodista radiofónica, actriz y directora de teatro, y concejala de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid.

Junto con Pilar Fol, García Santos llegó al Ayuntamiento de Valladolid en las primeras elecciones democráticas de 1979 de la mano del socialista Tomás Rodríguez Bolaños. Otra tercera concejala fue elegida ese año: Victorina Alonso-Cortés, de la extinta UCD.

Cuantos la han conocido elogian su apoyo decidido al teatro, la música y las artes en general, y la describen como una mujer muy especial que a veces rozó la genialidad. Apostó por crear infraestructuras culturales que hicieran de Valladolid una ciudad europea.

Nació en noviembre de 1932, y en los años 50 despunta en el mundo teatral vallisoletano: lecturas dramatizadas en la Universidad, participación en los Festivales de España de teatro, e impulsa en Valladolid el TEU (Teatro Español Universitario), del que fue directora varios años.

Locutora de Radio Valladolid durante las décadas 60 y 70, Pilar participó en muchos programas emitidos en horas de máxima audiencia: Disco Clan (propuesto para el premio Ondas de la radio), Brindis Musical, Plaza Mayor, y unos cuantos más. 

Antes de desembarcar en el Ayuntamiento en abril de 1979 como concejala, Pilar ya estaba vinculada orgánicamente al PSOE. Su vida militante fue muy activa durante unos años y puso especial empeño en la reivindicación de la mujer en la sociedad, tema sobre el que impartió varias conferencias.

Sus primeros años de concejala seguía compatibilizándolos con su trabajo en la radio, hasta que la dirección de la emisora le pidió que cogiera una excedencia por razones ideológicas, según ella misma relató en el pleno del Ayuntamiento en el que en 1985 presentó su dimisión como concejala.

Seguramente hubo varios motivos en su dimisión, pero podría decirse que influyó decisivamente el que las cosas no le iban bien en el seno de su grupo municipal. Acaso porque, como hoy día se dice, Pilar era un verso suelto que iba un tanto por su cuenta, pues era una persona con mucho empuje sin que a veces reparara en los medios necesarios para sacarlos adelante, lo que le llevaba a fuertes discusiones con sus colegas de gobierno.

El caso que ella, oficialmente, argumentó que quería volver a su actividad profesional y realizar el doctorado que tenía pendiente de su licenciatura de Filosofía y Letras por la Universidad de Valladolid.

Después de dejar el Ayuntamiento, Pilar pasó unos años muy duros. La emisora para la que había trabajado más de veinte años, Radio Valladolid, entonces ya convertida de Cadena SER, no la readmitió, y perdió la reclamación que ella emprendió ante los tribunales. Y no encontraba trabajo de periodista.

Para paliar un tanto su situación, el alcalde Tomás Rodríguez Bolaños en 1987 la puso al frente de la Comisión creada para preparar la participación de Valladolid en los actos del V Centenario del descubrimiento de América. Y Francisco Javier León de la Riva la encargó coordinar los actos conmemorativos del IV Centenario del título de Ciudad que concedió Felipe II a Valladolid que se celebraron en 1996.

 


 

EL DETALLE: LEGADO CULTURAL

 

Fueron muchas las iniciativas que se pusieron en marcha bajo el impulso de Pilar. Destacan la Escuela de Arte Dramático, la Orquesta de Valladolid y la Casa Revilla, como espacio de actividad cultural. Se crearon bibliotecas municipales en los barrios. Se puso en marcha una Escuela de Alfarería. La famosa Escuela Taller para la rehabilitación de San Benito también está en el haber de la Concejalía de Cultura, así como el magno homenaje a Jorge Guillén en 1982, el poeta español nacido en Valladolid con mayor reconocimiento internacional. Tuvo iniciativas tan variopintas como aquella de 1981: inició una recaudación popular para construir un templete de hierro para conciertos de bandas de música, que no llegó a buen puerto. O la creación de una Escuela para Hijos de Emigrantes Retornados con el objeto de facilitarles el aprendizaje del castellano y el conocimiento de Valladolid y Castilla y León. También tuvo la satisfacción de que un año después de dejar el Ayuntamiento, uno de sus especiales empeños cuando dirigía la Concejalía de Cultura, se hiciera realidad: que el Teatro Calderón de la Barca pasara a manos municipales.