Sobrevivir sin turistas

Óscar Fraile
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Valladolid solo recibió en junio a 9.591 viajeros, pese a que la media mensual del año pasado fue de más de 63.000. Todos los sectores implicados están al límite

Grupo de turistas en la Plaza Mayor. - Foto: Miriam Chacón (Ical)

La decisión de algunos países europeos de recomendar a sus ciudadanos no viajar a España y los vetos impuestos por otros, como la obligación de guardar cuarentena tras hacer el viaje de vuelta, parecen haber sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia del sector turístico. Tras el anuncio de Reino Unido, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y la organización de empresas turísticas Exceltur han elevado el tono hasta hablar de «emergencia nacional» para el sector.

Y las cifras de visitantes refuerzan esta idea. Las que se conocen, porque el Instituto Nacional de Estadística no publicó los turistas que llegaron a cada provincia en marzo, abril y mayo por ser un «dato protegido por secreto estadístico», si bien las restricciones de movilidad inclinan a pensar en una cifra muy baja. En cambio, esta semana sí que ha publicado los de junio, para confirmar un desplome estruendoso. La provincia de Valladolid solo recibió a 9.591 viajeros, una cifra muy alejada de los poco más de 63.000 de media al mes que vinieron el año pasado. Y no por esperada deja de ser dolorosa.

A falta de los datos que no ha publicado el INE de marzo, abril y mayo, el mes con menos turistas de la historia desde que se empezaron a publicar estas cifras en 1999 es enero de 2000, con 25.571, casi el triple que los de junio de este año.

Detrás de estas cifras hay negocios que sobreviven a duras penas, agarrados a los ERTE, y otros que ya han decidido cerrar sus puertas. Es lo que han hecho algunas agencias de viajes de la ciudad. Al menos eso es lo que asegura Pablo Parrilla, el presidente de la asociación provincial que las agrupa. «Después del fin del estado de alarma preveíamos que iba a haber un inicio de la actividad lento y escalonado, sobre todo con la perspectiva de llegar a agosto con una relativa normalidad, pero no, estamos en unas cifras de negocio de entre un cinco y diez por ciento respecto a años anteriores», se lamenta.

¿Puede un negocio aguantar en esas circunstancias? Todos han tenido que hacer encaje de bolillos. «Estas cifras no dan ni para el alquiler de los locales ni para pagar el sueldo de un solo empleado, lo que pasa es que hay agencias que han decidido no abrir todavía, otras que lo han hecho y han cerrado temporalmente después y otras que lo han hecho para no volver a abrir», añade.

Además, tampoco ha ayudado que el turismo nacional gané la partida al internacional, porque, a diferencia de lo que pasaba hace años, el primero suele representar una parte modesta de la facturación frente al segundo. «Además, el tipo de turismo que estamos viendo es el de fin de semana, de escapada, de casa rural, muy lejos del paquete vacacional en una isla o un hotel en la costa», señala Parrilla.

Solo cubrir gastos

No mucho mejor es la situación de los hoteles. Aunque el 95 por ciento de ellos ya están abiertos (muchos lo hicieron en los primeros días de julio), el nivel de ocupación de las habitaciones en julio solo ha sido del 25-30 por ciento, cuando lo habitual en ese mes es llegar, al menos, al 65 por ciento. «Los datos son dramáticos», asegura el presidente de la asociación Hoteles de Valladolid, Francisco Posada. Al igual que en las agencias de viajes, el sector también era moderadamente optimista hace unas semanas, pero Posada reconoce que las noticias sobre nuevos brotes han avivado el miedo y han hecho daño al sector. «Ha habido cancelaciones y las reservas se hacen prácticamente de un día para otro», añade. Pese a la complicada situación, el presidente de la asociación espera que sea «un poco mejor que julio».

Los hoteles también se han tenido que apretar el cinturón hasta casi ahogarse. Agarrados a la tabla de salvación de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), como tantos y tantos negocios, en su regreso han tenido que ajustar al máximo los costes y sacar del ERTE solo al número de trabajadores que sean estrictamente necesarios en cada caso para el nivel de demanda actual. Posada calcula que el 50 por ciento de los empleados del sector siguen en regulación. También se ha hecho un esfuerzo en las medidas frente a la covid-19 para conseguir que «no haya habido ningún contagio en hoteles de la ciudad».

La presidenta de la Asociación de Guías Turísticos de Valladolid, Inés Retortillo, también asegura que la situación es dramática. «La temporada alta en Valladolid es Semana Santa, primavera y otoño; pues bien, en Semana Santa y primavera estuvimos confinados y ahora están anulando todo lo de octubre y noviembre», lamenta. De modo que la previsión para los guías es un «2020 en blanco». Estos profesionales han podido capear el temporal con la prestación por cese de actividad y con la reducción de cuotas, ya que casi todos son autónomos.