El cuarto encierro de Cuéllar se celebró con “normalidad”, sin heridos durante el recorrido, con novillos de la ganadería portuguesa Condessa de Sobral, que presentaron “mucha fuerza” en el tramo de campo, donde incluso se separaron, pero que fueron reconducidos en el embudo hacia las calles de la villa. Unas 30.000 personas, como en días precedentes (a excepción de la jornada dominical, con 15.000 más), tal y como explicó el alcalde, Carlos Fraile, en declaraciones a Ical.

Así, en el tramo de pinar el encierro se celebró con rapidez, con bonitas carreras a lomos de los caballos, dado que los morlacos dieron buen juego. De hecho, se cruzó la carretera en tres grupos de animales y posteriormente se detuvo a la manada tras el túnel de la Autovía Valladolid-Segovia.

Cuando se llegaba al embudo de la entrada del pueblo el grupo se ha vuelto a dividir. Han entrado primero cinco de los astados y el sexto hermano “se ha quedado rezagado”, con lo que ha sido necesario reconducirlo con la ayuda de los bueyes. Una vez en el asfalto, con las calles repletas de gente, como en días anteriores, los novillos han ido juntos pero se han dado la vuelta en un momento del recorrido, antes de alcanzar la plaza de Toros, para volver a retomar la senda del coso. “Los novillos se han comportado bien, con fuerza, y ha habido buena temperatura”, subrayó el regidor.

Cuéllar cierra mañana los que están considerados los encierros más antiguos de España, declarados de interés turístico internacional, con protagonismo para los utreros de la ganadería palentina Simón Caminero, que por la tarde serán lidiados en una novillada mixta.