Diego Izco

TIEMPO MUERTO

Diego Izco

Periodista especializado en información deportiva


Trece años

26/05/2021

Concretamente, 13 años, un mes y nueve días han pasado desde que a un seleccionador nacional no le daban palos con tanta virulencia, con tanto odio acumulado, inquina o sinrazón. La 'ocurrencia' que tuvo Luis Aragonés fue la de prescindir de Raúl y de Guti en la antesala de la Eurocopa de 2008. A Luis, a quien entonces algunos tildaron de 'antimadridista' por semejante blasfemia, le cayeron hasta en el carné de identidad. «Guti es un buen jugador, pero otros prefieren a Xavi, Cesc o Iniesta», dijo del segundo. «Mi equipo y yo, tras perder con un rival inferior (3-2 en Irlanda, fase de clasificación para aquella Euro'08), decidimos que hay que renovar cosas. No sólo falta Raúl: faltan otros», dijo del primero. Por qué demonios iba Cazorla y no Riera o Joaquín, por qué Marchena o Juanito, cómo puede seguir Cesc, ¿Marcos Senna, de verdad, Luis? Ninguna explicación, por cabal que sonara, convencía a una buena parte de la crítica. «Una decisión incomprensible», «Luis tira piedras contra su propio tejado», «Falta de respeto a las leyendas de la selección», «Una vergüenza», titulares que están ahí, clavados en la hemeroteca de la historia inmediatamente anterior a aquel verano mágico de 2008: España ganó la Eurocopa. Y sí, esa despiadada «buena parte de la crítica» fue la primera en apuntarse después a la euforia del éxito, al «te lo dije», a reclamar la canonización de Luis I 'El Revolucionario'.

Los paralelismos, 13 años después, son asombrosos. La que le está cayendo a otro Luis (Enrique) es igual o mayor. Volvemos a caer en hacer de menos a algunos presentes para echar de menos a los ausentes, a aumentar nuestra leyenda de país cainita. Y no, no tiene pinta de que España vaya a ganar esta Eurocopa (tampoco en mayo de 2008 estábamos precisamente esperanzados), pero llegar con tanto ruido vuelve a dar mucha pena.