Fuente del Cisne, disimulada desnudez

Jesús Anta
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El pilón se construyó con piedras sobrantes de la torre del viejo Ayuntamiento. En 1892 por fin se reinstaló con carácter ornamental en el Campo Grande

Fuente del Cisne, disimulada desnudez - Foto: Jonathan Tajes

En 1864 el Ayuntamiento acordó instalar una fuente en la plazuela del Poniente. La decisión vino tras largos debates acerca de cómo abastecer de agua a la población. La traída de Argales estaba muy deteriorada y apenas salía agua por las fuentes, así que el arquitecto municipal indicó que se podía traer agua desde la fuente de la Ría, al otro lado del Puente Mayor e instalar sendas fuentes en la plaza de San Nicolás y en la plazuela del Poniente. Y se iniciaron los trámites para construir una fuente de hierro que además de surtir de agua al vecindario fuera ornamental. El resultado fue la fuente del Cisne, ubicada actualmente en la Pérgola del Campo Grande.

El pilón, de cinco metros de radio, se construyó con piedras sobrantes de la torre del antiguo Ayuntamiento. Y en torno al conjunto central de la fuente se instalaron seis tritones que arrojan agua por su boca.

Cuando los concejales vieron las figuras decorativas de la fuente, iniciaron unos de aquellos interminables debates típicos de la época. ¿Las causas? Que las náyades o sirenas ofrecían una desnudez que se acentuaba con el color marrón en el que estaban rematadas: algo que era muy poco decoroso para la moralidad de aquellos años, y se decidió que el cisne y la base se quedaran al natural, pero que las sirenas se pintaran de verde.

Por fin, en junio de 1887 Valladolid contó una impresionante fuente ornamental que además contribuiría a la comodidad de las mujeres para llenar sus cántaros. Uno de los pequeños pilares que rodean el estanque conserva la fecha de inauguración.

Además, se pensó en embellecer el Poniente. Se ajardinó y se pusieron 18 bancos de hierro y madera. Es el caso que la plazuela pasó a ser un agradable y visitado lugar. Por cierto, el mismo mes y año en el que se inauguró la fuente, un empresario abrió al público, en su casa, un balneario que ofrecía baños de aguas naturales y medicinales y lo anunció en prensa diciendo que estaba «en las inmediaciones de la florida plazuela del Poniente».

Poco duró la alegría por aquella hermosa fuente, pues algunos meses después dejó de funcionar: el pilón estaba agrietado y el terreno había cedido por el peso de la fuente. Evaluados los daños, el arquitecto municipal recomendó trasladarla al Campo Grande y hacer en el Poniente una fuente nueva. Así fue discurriendo el tiempo sin que se tomara ninguna decisión, hasta que en septiembre de  1892 por fin se reinstaló con carácter ornamental en el Campo Grande, creando un espacio estancial que pasó a conocerse como glorieta del Cisne, además se acordó pintar todo el conjunto de negro por los mismos motivos que unos años antes se pintara de verde.

Corría el año 1935 cuando el Ayuntamiento estaba trabajando a plena máquina para organizar en el Campo Grande una Feria de Muestras. Entre los proyectos de remodelación de este jardín, de unas 12 hectáreas, se construyó una pérgola en torno a la fuente del Cisne. Desde entonces la Pérgola se popularizó y fue escenario de mítines (republicanos primero y falangistas tras la Guerra Civil), también se hicieron concursos radiofónicos y se convirtió en lugar de bailes y verbenas.