Puente: «No dejaremos de invertir, el panorama no pinta mal»

S. González / M. Rodriguez
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El alcalde de Valladolid, Óscar Puente, detalla en una amplia entrevista que el Ayuntamiento no dejará de invertir a pesar de la crisis de la covid-19 y que el proyecto de integración seguirá adelante. Además, se reafirma en el uso de los remanentes

Óscar Puente, alcalde de Valladolid, en el torreón del Ayuntamiento - Foto: J.C. Castillo

La pandemia de la covid-19 ha alterado temporalmente los planes del alcalde de Valladolid, Óscar Puente, para este año. Un escenario inédito en el que dice que está trabajando «más horas que nunca», pero lo afronta con cierta serenidad porque las cuentas municipales están saneadas para hacer frente a las consecuencias de la pandemia. Además, recalca que los planes de inversión municipal se mantienen como motor de la economía local. Puente, como buen defensor de la autonomía municipal, también lanza un órdago a su partido y al Gobierno central con la decisión de utilizar los remanentes municipales para «ayudar» a los ciudadanos y las empresas, sin esperar la aprobación del Ministerio de Hacienda.

¿Cómo ha cambiado la crisis sanitaria de la covid-19 las previsiones municipales para el primer semestre del año?

Buff. Lo ha cambiado prácticamente todo, sobre todo, la perspectiva que teníamos de crecimiento, que era muy sólida. Aspirábamos a redondear cifras de empleo cercanas a niveles récord en Valladolid, de 2006-07. Y ahora, vuelta a empezar. Probablemente cuando dejemos atrás, si es que se deja atrás todo esto porque no está del todo claro, y recuperemos cierta normalidad, nos vamos a encontrar en cifras de desempleo de hace cuatro o cinco años. Así que la perspectiva cambia radicalmente.

Óscar Puente, en un momento de la entrevistaÓscar Puente, en un momento de la entrevista - Foto: J.C.CastilloSe reducirán también los ingresos municipales por la parálisis empresarial. ¿Lo han cuantificado? ¿Cómo determinará sus políticas?

Ahora mismo se puede hacer una cálculo cualitativo, pero no cuantitativo. Sabemos de qué sectores puede venir la reducción de ingresos, pero no sabemos el alcance. Esto lo digo con muchas cautelas porque, por ejemplo, un sector del que no esperábamos mucho este año, a raíz de la pandemia, es la construcción. Pensábamos que iba a haber una desaceleración brutal y esta semana hemos aprobado licencias para casi 250 viviendas. Y las cifras que llevamos hasta ahora, casi mitad de año, son muy buenas, incluso en este momento. En fin, a final de año veremos. Tenemos la tranquilidad de que nos hemos dotado de los remanentes que teníamos para afrontar el año con una cierta holgura. Creo que no vamos a tener problemas para atender a la gente y los negocios, que es nuestro objetivo. 

Los remanentes están en el plan de contingencia, pero en un encuentro con empresarios anunció la posibilidad de incrementar la inversión.

El Ayuntamiento no va a dejar de invertir y mantendrá el ritmo previsto. Aquavall seguirá con sus inversiones para la renovación de la red, y la Sociedad Valladolid Alta Velocidad se encuentra en una situación óptima porque tiene casi 70 millones de euros en caja y, si cumplimos todas las administraciones con las aportaciones comprometidas, antes de fin de año tendrá cien millones. Por tanto, tiene dinero para hacer frente a todas las operaciones de integración ferroviaria de este mandato y parte del que viene. La decisión que tomamos de no hacer el soterramiento por imposibilidad material se ha tornado en una ventaja prepandemia. 

El año pasado discutimos en la sociedad si seguíamos con las aportaciones porque no estaba licitada la obra y me empeñé en que sí, no porque pensara en una epidemia, pero sí en una crisis económica como la de 2010 y que, de repente, la operación de integración también se paralizara. Cumplimos y hoy podemos decir que la operación ferroviaria, a pesar de todo, no se va a parar y seguirá su ritmo. Y espero que antes de fin de mandato veamos, como mínimo, cuatro nuevos pasos con cargo a los fondos de la sociedad, más el de Andrómeda. 

 

«La operación ferroviaria, a pesar de todo, no se va a parar y seguirá su ritmo»

¿Será un revulsivo económico y laboral para la ciudad?

No hay duda. Si sumamos las inversiones municipales, las de Aquavall y las de la Sociedad VAV hay un nivel de inversión propio de los momentos más álgidos en Valladolid. A eso habría que sumarle, espero, las que otras administraciones promueven. Estoy pensando en la Junta, que tiene, por ejemplo, el edificio de viviendas de Puente Colgante pendiente desde hace un montón de tiempo. A ver si se anima y la hace. Eso también ayuda. Y el Ministerio de Fomento tiene los tramos vallisoletanos de la A-11. Creo que el panorama inversor no pinta mal.

¿Deben tirar ahora del carro las administraciones públicas?

Indudablemente tenemos siempre un papel de liderazgo, pero ahora más que nunca. Es un momento de un debilitamiento fuerte del ámbito privado y mi sensación es que habrá que ser más keynesianos que nunca. Serán las políticas expansivas de gasto y de inversión las que nos van a poder sacar de esto. Las de rigor fiscal, en este momento, creo que van a ser arrumbadas por la realidad, y si ya tenía muchas dudas de que fueran útiles ahora, desde luego, darían la puntilla a la iniciativa privada. Las políticas de carácter restrictivo en gastos, de rigor fiscal y ajustes nos llevarían, probablemente, a una situación catastrófica.

Habla de menos ingresos y, por otro lado, de políticas de expansión. ¿De dónde se recortará o todo irá a cuenta de deuda?

El Ayuntamiento, en este momento, tiene recursos propios, sin tener que recurrir al endeudamiento, para hacer frente a la situación. Pero no nos engañemos, la solución a nivel global pasa por un acuerdo europeo que, además, tenga como premisa esencial el que la deuda sea mancomunada. Sin eso no hay solución. Si todo lo dejamos al albur de cada estado, de que cada uno se endeude, y estas políticas de expansión del gasto partan de ese criterio, lo tenemos muy complicado. Creo, sinceramente, que Europa optará por esta vía. Lo que se está anunciando son mecanismos de deuda que, más o menos, es europea. Esa es la solución: una política de inversiones y gasto fuerte, expansiva, y a cargo de una deuda que contraiga la propia UE a través de sus instituciones.

Aquí los grupos municipales pactaron usar los remanentes para afrontar la crisis. ¿Este acuerdo pionero, antes de la aprobación del Gobierno, le ha supuesto reproche?

De momento, no. Pero mucho no creo que haya gustado (se ríe). Tenemos que tomar decisiones, y soy un defensor a pies juntillas de la autonomía municipal. Creo que los ayuntamientos con sus recursos deben tomar sus propias decisiones. No tiene sentido someternos a unas reglas fiscales muy estrictas, durante un tiempo, que eso conlleve acumular remanentes, y que luego llegue el Gobierno de turno y nos los quite. Eso no hay cabeza que lo pueda entender. Hemos tomado esa decisión y las consecuencias, las asumimos.

 

«Creo que los ayuntamientos con sus recursos deben tomar sus propias decisiones»

Este pacto se presentó con escenografía de gran acuerdo, que ahora se repite en otras instituciones. ¿Es fundamental este diálogo?

Los pactos, en general, tienen un efecto bueno y positivo, que es trasladar a la ciudadanía que se aparcan diferencias, al menos temporalmente, para atender una situación excepcional como la que estamos viviendo. Pero tienen que tener contenido. No pueden ser una foto, ni una cuestión de actitud. Aquí, nuestro pacto, de momento, tiene 28 millones de euros adicionales respecto del presupuesto municipal, extraídos de nuestros fondos. 

Los pactos que no tengan dotaciones económicas me parecen un brindis al sol. Y espero que en la Diputación y en la Junta haya algo más que fotos. Aquí, lo ha habido. Es verdad que hubo una escenografía importante, pero hay una medida, de momento, que solo ha tomado el Ayuntamiento de Valladolid en toda España: utilizar los remanentes, y no esperar a que nadie le autorice, para ponerlos al servicio de la ciudadanía. Eso lanza un mensaje de que, además de gestos, hay contenidos.

Parte de ese dinero irá a Servicios Sociales, donde las peticiones se multiplican. ¿Podrán atenderlas?

Este año sí. El año que viene, que no tendremos remanentes, seguramente recurriremos al endeudamiento, si hace falta. Ahora el nivel de deuda es inferior al 40% y podemos ir, con arreglo a la ley, hasta el 110%. Estamos lejísimos del máximo, y si hay que recurrir al endeudamiento para que la gente no se quede tirada, lo tengo claro. De momento, en el corto y medio plazo, en el tiempo en el que espero podamos sacudirnos esta crisis, si realmente Europa actúa con decisión, por dinero no va a ser.

¿Siguen reclamando a la Junta más dinero para Servicios Sociales?

Nos deben cuatro millones del convenio marco del año pasado. Eso está contabilizado, no pueden decir que no deben lo que han firmado. No hablo de deudas históricas o el plus que estamos poniendo desde el Ayuntamiento en Servicios Sociales, que la Junta tendría que financiar al 90%. Firmamos que pagaban once y han pagado siete, deben cuatro. 

 

«Si hay que recurrir al endeudamiento para que la gente no se quede tirada, lo tengo claro. De momento, en el corto y medio plazo, en el tiempo en el que espero podamos sacudirnos esta crisis, si realmente Europa actúa con decisión, por dinero no va a ser»

¿Ha conseguido hablar y mejorar los cauces de comunicación?

No es que no consiga hablar con ellos. No necesito el Teléfono de la Esperanza, ni terapia. Soy bastante equilibrado, no necesito que me apoyen psicológicamente. Si a esa interlocución se refieren, pues sí, hablo con el delegado territorial de la Junta, el consejero de Presidencia o la de Sanidad. Quiero una interlocución seria entre instituciones, con una mesa, una agenda y unos acuerdos, que se firmen y se cumplan. Y esa no existe. Llevábamos dos meses y pico desde el último consejo de alcaldes (el miércoles se celebró otro). No se nos han consultado los criterios de desescalada, ni se nos ha informado sobre ellos. 

No hay diálogo sobre las medidas económicas necesarias. Tenemos, ahora mismo, a los niños que están becados por la Junta en los comedores escolares; les damos de comer y la Junta, que se ahorra el dinero de las becas, escurre el bulto y no lo hace. Esa es la situación. Me hace falta rigor y seriedad a la hora de entablar un diálogo institucional serio. 

En la reunión del consejo de alcalde exigió un fondo para los ayuntamientos no reembolsable.

Le pido a la Junta que tome decisiones que cuenten con sus propios recursos. Hasta ahora ningún ayuntamiento de Castilla y León ha recibido ni un céntimo, ni el compromiso, de otros fondos que no sean los que el Gobierno de España ha habilitado. Para comedores, ayuda a domicilio, etc... nos anuncian un millón de euros. Eso viene del dinero que les ha dado el Gobierno. Anuncian ayudas para el alquiler de 5,4 millones, que se los ha dado el Gobierno.

¿Qué pasa, que no tienen un céntimo? ¿Por qué tenemos que rehacer prácticamente nuestro presupuesto con recursos propios para atender las necesidades sociales y la Junta no mueve ficha? No sé cómo tiene que ser el fondo, pero tendrán que poner algo. Es un mensaje muy básico: ustedes tienen una responsabilidad con la región, tendrán que poner algo. Y si no díganos por qué no. El ejemplo de los comedores es clamoroso. Nosotros damos de comer a los niños, no nos queda más remedio porque somos los que damos la cara todos los días. 

¿A qué lo atribuye?

Da la sensación, a veces, de que las comunidades autónomas frente a la ciudadanía no existen y no tienen responsabilidad. No veo a gente por la calle reclamando al presidente de la Junta las cosas, pero a mí me las reclaman todas: el comercio, la hostelería,... Veo también mucho enfado con el Gobierno central, y las autonomías siguen en una especie de limbo, pero están todo el día pidiendo. Y, a la hora de darle a la ciudadanía una parte de esos recursos, no toman decisiones. Entiendo que tienen gastos importantes como la Sanidad, pero no todo puede ser eso.

 

«No veo a gente por la calle reclamando cosas al presidente de la Junta las cosas, pero a mí me las reclaman toda»

 

¿Por qué no ha habido voces críticas contra la gestión de la Junta?

No lo sé. Creo que la posición de los partidos debe ser equilibrada. Ni hay que criticar por criticar, ni rendirse con armas y bagaje. No descalifico a nadie cuando digo que los comedores escolares están cerrados, las becas no se pagan y eso niños siguen teniendo que comer. Y la Junta había asumido esa obligación. Describo un hecho. Y no es de recibo que e sea así. Ojalá no tuviera que decirlo. Igual que yo he tomado la iniciativa, desde el minuto cero, la Junta no hubiera escurrido el bulto.

¿Y de otros alcaldes?

No lo sé. Esta semana he tenido una reunión con alcaldes del PSOE en la región y la fotografía era la misma.

¿Era partidario de la prórroga de 30 días que proponía Sánchez?

No entiendo mucho la discusión. Todos coinciden en que hay que limitar la movilidad porque es un factor clave en la transmisión. E incluso los que se oponen al estado de alarma, apuntan que se pueden utilizar otras medidas legales para limitarla. ¿Qué más da? ¿Qué nos limita el estado de alarma? Estamos hablando de manifestaciones en toda España que no están siendo reprimidas. Que no me digan que la alarma está coartando la libertad de expresión. Y hemos tenido más bulos que nunca y hay una pluralidad informativa incuestionable. ¿En qué, además de la movilidad incide el estado de alarma? ¿Hay un país semidictatorial como dicen algunos? Es ridículo. 

 

«Ante la idea de que el Gobierno mendiga apoyos, pienso por qué no abrimos y que cada palo aguante su vela»

¿Hay alternativas?

Lo que se pretende es reducir la movilidad con un instrumento eficaz, que permite sancionar el incumplimiento d las limitaciones. ¿Cómo lo hacemos? ¿Una ley de Sanidad es suficiente? Para restringir un derecho fundamental hace falta un instrumento legal potente. Y el único que lo permite es el estado de alarma. Otra cosa es que se considere que no hay que limitar la movilidad. Eso tendrá seguramente unas consecuencias que nadie quiere asumir.

Las críticas son también por la intensa actividad legislativa.

No sé si eso tiene suficiente entidad. Pero, en todo caso, es negociable. No creo que el Gobierno esté cerrado. Lo que le preocupa es la salud pública. Y esta sensación que da de que mendiga el apoyo, me dan ganas de decir por qué no abrimos y que cada palo aguante su vela. Luego los que hablaban del 8-M y, ahora, se manifiestan, dirán que la culpa es del Gobierno por no limitar la movilidad.

¿Cree que el Gobierno está pagando a los socios de investidura?

No lo sé, pero las dos últimas votaciones han salido adelante con el voto contrario de ERC. Esa tesis decae en el momento en que uno de los socios no parece muy por la labor. Creo que esto es una cosa muy serie. No veo dónde puede estar el pago.

Mirando a la calle, ¿le da la sensación de que seguimos en fase 0? ¿Por que hay esta relajación?

No. Una persona me decía, en pleno estado de alarma, que nada iba a volver a ser igual cuando esto pasara. Y yo tenía la tesis de que volveremos a lo que éramos en cuanto podamos y nos olvidaremos de esto. Por fortuna, y por desgracia a veces, la gente pasa página. Lo hacemos para superar las desgracias. Parece mentira que, a pesar del drama vivido, la ciudadanía muestra síntomas de cierta amnesia. Tengo la sensación de que no hemos escarmentado de esta.

¿Es partidario de pasar el lunes a la fase 1, a pesar de que la Junta haya tenido que relajar los criterios?

Quiero ser muy respetuoso con las autoridades sanitarias. Soy partidario de que decidan ellas porque yo no tengo elementos de juicio. Lo que pido a la Junta es que tenga un criterio y lo mantenga. Si han defendido por zonas, cosa que no me convence por una cuestión política, ya que es una manera de eludir su fracaso, debían mantenerlo. Si la cuestión sanitaria no da para salir, ninguna provincia saldría, pero sacan unas cuantas pedanías y ya está maquillado el muñeco. De repente, de eso, todos pasamos a fase 1. Algo falla. Para confiar en el criterio médico necesito uno, que se pueda entender y fiscalizar. Y esa es mi queja. Ya la vista de cómo está el panorama, Valladolid no está peor que otras ciudades en fase 1, y no tiene mucho sentido que no pasemos de fase. Pero es una opinión de mero observador. 

¿Hubiera asumido que la Junta hubiera decidido seguir en fase 0?

No me hubiera gustado, y habría buscado elementos para contrastar esa decisión. No tendría sentido que Madrid y Barcelona pasen a fase 1 y Valladolid siguiera en la 0. No creo que hayamos sido el centro de la epidemia. Los datos hospitalarios ahora son ahora muy buenos. 

 

«Para confiar en el criterio médico para pasar de fase debe entenderse y ser fiscalizable»

En esa nueva fase, ¿la ampliación de terrazas será la mejor terapia para la hostelería?

No lo sé. Pero es el único recurso que tienen para trabajar porque, de momento, no se les permite utilizar el local. El Ayuntamiento flexibilizará los requisitos para poner terraza,

se estudiará la ampliación de los espacios y están exentos de la tasa de terrazas.

¿Tendrán exenciones los comercios? ¿Qué ayudas recibirán?

Habrá bonos de 20 euros para fomentar las compras. No hay impuestos municipales sobre la actividad de los comercios, salvo que tengan que pagar el IAE. Por eso, en el pequeño comercio las medidas fiscales que podemos arbitrar son pocas. Por ejemplo, una bonificación del IBI beneficia al propietario del local, y aquí hay que valorar que muchos comerciantes están de alquiler. Hay que pensar en ayudas a fondo perdido, directas o a la contratación para el fomento del empleo.

¿Ha hablado con el director de Renault España sobre los rumores del traslado de la producción?

Sí, hablo con él con frecuencia. Lo que ha transcendido son especulaciones, y no creo que tengan base. Es evidente que Francia presionará en la relocalización de la producción, pero, sinceramente, dudo que afecte a Valladolid y Palencia. La productividad y competitividad de estas dos factorías es, ahora mismo, de referencia. La fábrica de motores es la más importante a nivel mundial, por mucho que a José Vicente no le guste que digamos esto porque los franceses creen que es Ville Chatillon. Se ha cuidado mucho en estos últimos años la rentabilidad, creando el parque de proveedores y la fábrica de inyección de aluminio. También está la factoría de Michelin al lado. Está todo muy bien montado para que las plantas de Valladolid tengan ciertas garantías. 

 

«Es evidente que Francia presionará en la relocalización de la producción, pero, sinceramente, dudo que afecte a Valladolid y Palencia»

¿No le preocupa?

No estoy especialmente preocupado. Y el Gobierno de España siempre ha mostrado apoyo a la automoción, y especialmente a Renault, cuando ha pasado por dificultades. Y eso, seguro, se tendrá en cuenta por la empresa. Creo que tienen más motivos de preocupación en Sunderland que aquí, y puede que su producción puede acabar aquí. Entre otras cosas, porque es difícilmente entendible que, ahora mismo, Renault haga un traslado de producción a un territorio que se ha aislado del resto de la comunidad y estará sometido a aranceles de la Unión Europea, que el territorio común no tiene.

Otro sector básico es la Cultura, muy ligado al Turismo. Hay citas perdidas como el TAC y otras como la Seminci, que están en el aire.

Espero que no. La Seminci, en estos momentos, es uno de los festivales que, por razones del calendario, se ha convertido en prime. Se suspendió Cannes, se suspenderá San Sebastián, y creo que si se puede celebrar está en una posición favorable.

¿Qué plan de apoyo tendrán?

Tenemos una cosas clara. Teníamos un número de eventos y un presupuesto, se ha perdido una parte del año, pero vamos a tratar de recolocar toda la actividad cultural en la parte del año en que pueda celebrarse, manteniendo el presupuesto. Y vamos a habilitar un programa de ayudas para que el sector cultural no se vea arrumbado por la crisis.

¿Qué pasará con las fiestas?

He hablado con el ministro de Cultura hace unos días, y le planteaba la situación de las fiestas de septiembre. Hay un programa de conciertos en Plaza Mayor, que son multitudinarios, y hay tomar decisiones. Su respuesta ha sido clara, dentro de la incertidumbre, y es que no se puede saber nada que pase más allá de junio. Hasta ese mes es complicado, pero no sabemos cómo vamos a estar en julio y agosto. Los artistas con los que nos hemos comprometido hasta septiembre no han cancelado y, de momento, mi idea es que haya fiestas. No sé si exactamente iguales a las que estamos acostumbrados, pero vamos a intentarlo.

 

«No sé si habrá unas fiestas iguales a las acostumbradas, pero vamos a intentarlo»

¿Y hay alguna novedad en los planes del Real Valladolid?

Con la ciudad deportiva seguimos avanzando. Han presentado hace 15 días el proyecto y están trabajando los técnicos para sacar a licitación la parcela, aunque lo previsible es que se les adjudique en los términos acordados. Los planes siguen avanzando y estamos hablando de la posibilidad de la suscripción de un nuevo convenio, que amplíe los plazos que tienen de concesión del estadio para planificar inversiones en el propio estadio y su entorno. Aunque el objetivo primordial ahora mismo es concluir la temporada con la permanencia.

¿Inversión municipal y privada en la reforma?

La idea es que haya una mezcla de las dos cosas. Un parte la asumirá el club a cambio de tener una relación a más largo plazo y el Ayuntamiento asumirá otra parte. Las inversiones pueden ser a corto plazo.

 

«Ampliar el convenio con el Real Valladolid permitiría invertir en el estadio y su entorno»