El viaje hacia la esperanza de las vacunas

A. G. Mozo
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Un equipo formado por medio centenar de enfermeros sostiene una campaña que ya llega a inocular cerca de 30.000 vacunas semanales en Valladolid. 440 viales de Pfizer viajan cada mañana desde el Servicio Territorial de Sanidad al Miguel Delibes

El viaje de las vacunas. Transporte de vacunas Pfizer del Servicio Territorial de Sanidad al Centro Cultural Miguel Delibes - Foto: Jose Carlos Castillo

Son las ocho de la mañana y Ramón Arranz llega puntual a su cita con las vacunas. Ha regateado el atasco de Real de Burgos con la maestría que da el paso de los días, baja con presura del coche y se cuelga al hombro la nevera en la que transportará los viales. Es una de las dos personas que acuden cada día a recogerlos y distribuirlos entre los equipos de enfermería de las dos áreas de salud de la provincia. La suya, ‘Valladolid Este’, dirige esta vez la vacunación masiva organizada en el Centro Cultural Miguel Delibes (CCMD), aunque se van turnando.

Cinco minutos después sale del Servicio Territorial de Sanidad con la nevera llena de esperanza para iniciar un viaje que acabará en el brazo de algo más de dos millares de septuagenarios. «Yo entro a las 7.30, preparo las neveras y me voy a Sanidad a por las vacunas. Cuando regreso a la Gerencia de ‘Valladolid Este’ (en Cardenal Torquemada), me esperan compañeros de centros de salud y del Miguel Delibes», resume el jefe coordinador de los equipos de enfermería. Todos van con prisa y el taxi que llevará las vacunas al CCMD ya se encuentra a la puerta esperando a Paula y Javi, dos de los integrantes del equipo montado por Sacyl para las vacunaciones y que aglutina a medio centenar de enfermeros.

Arranz entrega nueve viales (54 dosis) a un compañero y ocho (48) a otro para ese día en dos centros de salud. «Estamos con la repesca de personas de más de 80 años a los que no se les pudo vacunar porque estaban enfermos o ingresados y también con segundas dosis de mayores, puesto que la vacunación masiva se ha programado solo para menores de 80».

El viaje de las vacunas. Distribución de las vacunas Pfizer a los diferentes centros de saludEl viaje de las vacunas. Distribución de las vacunas Pfizer a los diferentes centros de salud - Foto: Jose Carlos CastilloEl grueso se lo llevan Paula y Javi. 440 viales de Pfizer con los que se podría pinchar a 2.640 personas en una jornada. «Por el momento, no ha habido ningún día en que se nos haya acabado. Ese es el máximo de vacunas que podemos inyectar en una jornada de nueve horas con doce puestos, que es lo que tenemos organizado ahora en el Delibes», apunta el jefe-coordinador. Cada vial de Pfizer permite extraer seis dosis, por las diez de AstraZeneca y Moderna. Ahora ya se llegan a inocular casi 30.000 semanales en toda la provincia.

COLAS DESDE LAS OCHO

El viaje de las vacunas llega a las 8.45 al CCMD. Paula y Javi entran con las neveras abriéndose paso entre la cola de septuagenarios que espera su pinchazo. Es miércoles y es el turno de los nacidos en 1943, antes de que la próxima semana llegue el de los vecinos de la capital y el alfoz del 44, 45 y 46. «Siempre hay colas, pese a que se organiza por mes de nacimiento y tramos horarios, pero la gente está esperando cuando llegamos a las ocho para preparar todo», explica Arancha Fernández Ramajo, también jefa-coordinadora de equipos de enfermería del área de ‘Valladolid Este’ y responsable de la vacunación del día en el Miguel Delibes. Protección Civil organiza una cola que crece y crece hasta que a las nueve se abren las puertas y llegan los primeros pinchazos. En poco más de media hora, el atasco se diluye y ya no habrá más en toda una jornada que no acabará hasta las siete de la tarde, «con una hora para comer y desinfectar puestos».

El anecdotario de la campaña de vacunación masiva crece cada día, no solo con esas colas matutinas de veterana impaciencia, sino con los «despistados» que llegan hasta el puesto de vacunación pese a no tener la edad estipulada o quienes «tratan de aprovechar que su marido tenía que ir para llevarse puesta su dosis». «No nos saltamos el orden establecido bajo ningún concepto», advierte Fernández Ramajo. Hay un programa informático en el que queda registrado todo al chequear la tarjeta de Sacyl y verificar que el paciente es del año convocado. «Cada persona se va con un papel en el que se le concreta el día que debe volver a ponerse la segunda dosis, además de con un mensaje de texto con la información», apostilla.

«La gente viene con ganas de vacunarse y es muy amable. En la sala de espera, por ejemplo, hay un comportamiento envidiable», dice Arancha Fernández Ramajo, pese a reconocer cierta «picaresca» en las últimas horas del día cuando «suele pasarse gente preguntando si hay vacunas sobrantes». «Es algo que no lo hacemos nunca aunque haya, porque si se empieza a correr la voz, sería un problema...», añade.

NO SE PUEDEN GUARDAR

El viaje de las vacunas. Transporte de vacunas Pfizer llegando al Centro Cultural Miguel DelibesEl viaje de las vacunas. Transporte de vacunas Pfizer llegando al Centro Cultural Miguel Delibes - Foto: Jose Carlos CastilloEl protocolo establecido es muy estricto, no solo para el viaje de las vacunas, sino también para la administración de las dosis. «Las cajas de Pfizer llegan los viernes o los lunes al servicio de Sanidad en estado de ultracongelación y con un GPS incorporado. Cuando se descongelan los viales, aguantan cinco días refrigerados pero una vez que se reconstituyen (son diez volteos, mezcla con 1,8 mililitros de suero fisiológico y otro volteo) ya no se pueden guardar», resume Fernández Ramajo.

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El viaje de las vacunas. Preparando los viales de vacunas Pfizer en el Centro Cultural Miguel Delibes
El viaje de las vacunas. Preparando los viales de vacunas Pfizer en el Centro Cultural Miguel Delibes - Foto: Jose Carlos Castillo
El viaje de las vacunas. Vacunación masiva en el Centro Cultural Miguel Delibes
El viaje de las vacunas. Vacunación masiva en el Centro Cultural Miguel Delibes - Foto: Jose Carlos Castillo

«Al acabar cada jornada se nos avisa de si sobra algún vial y, si es así, se busca gente de la edad para no desaprovechar nada», destaca Ramón Arranz, quien explica que, «en el caso de Pfizer, una vez se han reconstituido, los viales no pueden guardarse, por lo que se busca en los centros de salud gente de la edad o del año siguiente que no la tenga puesta». «No se desaprovecha ni una gota», concluye.