Multiculturalismo en la Hípica

M.B
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Moteros de prácticamente la totalidad de las provincias del territorio nacional y llegados del extranjero conviven estos días en Pingüinos

Multiculturalismo en la Hípica

Paulo fue el primero. Vive en Las Rozas (Madrid) pero es chileno. Cuando llega pone la bandera de su país  como referencia para el resto. Junto a él conviven estos días un catalán, un madrileño, dos asturianos, un manchego, dos vascos... se llaman el club Los Trastornados. Y son el claro ejemplo de lo que es Pingüinos estos días en la Antigua Hípica Militar.

Aquí desde el jueves entre olor a gasolina, hogueras, ruido de motos y fiesta ya campan miles de moteros dispuestos a disfrutar de esta concentración invernal.

«Aquí no puede faltar el buen rollo, eso es lo principal», señala Daniel, un sevillano que vive aquí en Valladolid a 2 minutos de la zona de acampada. Junto a él están los asturianos Jessica y Juan. «Estoy cansado de arreglar Ducatis», bromea Juan. A su lado mueve la cola su perro, Mahou. Detrás ondean las banderas de sus respectivos lugares.

El grupo es heterogéneo, cada uno de un lugar, cada uno con su cultura, pero llevan más de 3 años juntándose en Pingüinos. Juanjo es de Terrassa y es el que más bromas recibe: «Soy catalán». Desde lejos apuntan Antonio, que es de Córdoba, y Gabriel, de Boadilla del Monte, que no hace tanto frío.

Aún les falta un argentino, un granadino y dos vascos para completar su grupo. «Lo mejor es el compañerismo y la amistad», sentencian.

Multiculturalismo en Pingüinos.

Porque aquí hay catalanes, madrileños, vascos, andaluces, canarios, franceses, alemanes... en convivencia. Y estos días se esperan a 30.000 personas.