A pesar del estancamiento parlamentario para aprobar el Tratado de Retirada, la primera ministra británica, Theresa May, descartó ayer convocar elecciones anticipadas, una circunstancia que, a juicio de algunos analistas, podría desencallar la situación. 

La premier, ante los diputados que tienen en punto muerto el avance del proceso de divorcio, insistió, asimismo, en que su Gobierno sigue preparando sus planes ante una posible ruptura con la UE sin acuerdo, un escenario que no descarta, a pesar de la prórroga fijada por los Veintisiete la pasada semana, hasta el 31 de octubre, para seguir negociando con los diferentes partidos y alcanzar un consenso.

Para la jefa del Ejecutivo, esa extensión de los plazos es un «compromiso», pero quiso destacar que continúa siendo la Cámara de los Comunes la que decidirá la fecha en la que se abandone el grupo comunitario y cómo se hace.

Sobre esas conversaciones del Gobierno habló el ministro de Exteriores, Jeremy Hunt, quien defendió los contactos con el Partido Laborista para tratar de desbloquear el proceso de salida, y afirmó que están siendo «más constructivos de lo que la gente piensa». 

«Las conversaciones que mantenemos con los laboristas son detalladas», agregó Hunt, que añadió que, incluso, el diálogo «es mejor de lo que habían esperado las partes», aunque apuntó: «No sabemos si van a funcionar».