Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Poco o nada que celebrar

02/10/2021

Se cumplió el cuarto aniversario de la celebración del referéndum ilegal del 1-O considerado como ‘el momento fundacional’ de la república catalana, con una declaración institucional leída a dos voces por el presidente del Govern catalán, Pere Aragonès, de ERC, y de Joan Puigneró, su vicepresidente de JxC, a los que les une solamente el nuevo mito de la historia de Cataluña. Resulta sorprendente que un acto ilegal, que no tuvo reconocimiento por ninguna autoridad u organismo internacional, que se realizó sin ningún mecanismo de control democrático pueda considerarse el principio de nada, y que el hecho de votar sin garantías sea asumido como la demostración de la voluntad de un pueblo, cuando no se corresponde con la realidad dado que la mitad de ese mismo pueblo no respalda las propuestas independentistas donde debe hacerse, en las elecciones legales que se celebran periódicamente.  

El independentismo realizó un gesto de unidad en la declaración institucional, pero nada más lejos en estos momentos que los tres partidos independentistas que dan apoyo parlamentario al Govern de la Generalitat. En JxC no creen que la mesa de diálogo conduzca a ninguna parte, los antisistema de la CUP acaban de poner al resto de socios en una posición incómoda al proponer un referéndum de autodeterminación en el plazo de tres años, que obligó a los otros dos partidos a poner pie en pared y que colocará a la presidenta del Parlament, Laura Borrás, en el camino de la inhabilitación, el destino de todos los presidentes de esa institución por su reiteración en la desobediencia al Tribunal Constitucional al no impedir el debate sobre asuntos que tiene vedados.  

Para el independentismo, según ha vuelto a reiterar  Aragonès, la única fórmula para resolver el conflicto catalán es un referéndum de autodeterminación. Votar. La contraparte del Gobierno también está por resolver el expediente catalán mediante el voto, pero sin salir del marco autonómico. El diálogo de sordos- sin prisa, ni pausa ni plazos-, indultos mediante, sin embargo, ha servido para rebajar el suflé catalán. Cuatro años después la mayoría de los catalanes consideran imposible alcanzar la república en un corto espacio de tiempo y que el `procés` ha acabado en un fracaso. Una vez más un independentismo irredento inicia su historia con una derrota sobre la que quieren levantar un nuevo país.  

El pasado miércoles, en la sesión de control al Gobierno cuando la diputada de JxC, Miriam Nogueras, acusó al Gobierno de Pedro Sánchez de estar condicionado por del ‘Estado profundo’ y de no mandar y no decidir, atacar la mesa de diálogo, calificar de “putiferio” la detención de Carles Puigemont, y de atacar sin remisión el Estado de derecho español, Pedro Sánchez respondió “honestamente, ni usted misma se está creyendo lo que dice hoy aquí”.    Lo mismo podría decirse de muchas de las intervenciones de los hiperventilados independentistas que sacan a relucir sus heridas convertidas en medallas en un momento conmemorativo-  

El Govern catalán se declara heredero del referéndum del 1-O y como tal mantiene su compromiso con la consecución del referéndum de autodeterminación y la amnistía. El Gobierno ha demostrado que además de su disposición al diálogo tiene los suficientes instrumentos para hacer frente a cualquier desafío.