Erasmus agrario para fomentar el relevo

M.H. (SPC)
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El Programa de Visitas Formativas de Jóvenes Agricultores a Explotaciones Modelo, que ha comenzado con sensaciones positivas, es una experiencia de intercambio para formar a quienes ya son el presente y serán el futuro del castigado campo español

Los primeros años de una explotación son siempre los más complicados.

Que el medio rural envejece no es ninguna novedad. Los jóvenes abandonan los pueblos ante la imposibilidad de ganarse la vida en ellos. No hay empleo y las actividades que tradicionalmente han fijado más población en estas zonas, agricultura y ganadería, atraviesan una grave crisis motivada por diversos factores que las hacen cada día menos atractivas. Ganarse la vida con una explotación es una odisea y las nuevas generaciones prefieren buscarse las lentejas en otros sectores.

Por poner un ejemplo, según datos del Fondo Español de Garantía Agrícola, en el año 2017 los menores de 40 años suponían solo el 8,91% de beneficiarios de ayudas directas de la PAC en el caso de personas físicas. Y hay más de 1.300 municipios que subsisten con menos de 100 empadronados, lo que les sitúa en máximo riesgo de extinción (en el año 2000 había poco más de 900).

Por eso es grato descubrir iniciativas como el Programa de Visitas Formativas de Jóvenes Agricultores a Explotaciones Modelo, que el Ministerio de Agricultura, con la colaboración de UPA (Unión de Pequeños Agricultores) y algunas cooperativas agroalimentarias, llevará a cabo durante noviembre y diciembre. Se trata de un proyecto para formar a profesionales menores de 41 años a través de experiencias en explotaciones punteras por diversos motivos (innovación, sostenibilidad, instalaciones…).

Los jóvenes visitan explotaciones que despuntan. Los jóvenes visitan explotaciones que despuntan. El que se ha dado en llamar Erasmus Agrario consiste en hacer que jóvenes de entre 18 y 40 años que se hayan incorporado a la agricultura o la ganadería después del 1 de enero de 2015 puedan visitar granjas o plantaciones en las que recibir formación, durante periodos que oscilan entre los cuatro y los 15 días (siete horas diarias), en una comunidad autónoma distinta a la suya. Hay 51 de estas explotaciones, distribuidas por todo el país, dispuestas a acoger e instruir a los que ya son el presente y serán el futuro del campo español.

Es el Ministerio el que corre con los gastos del viaje, la estancia y la manutención e incluso hay una partida para que los alumnos puedan contratar a alguien que se haga cargo de sus negocios mientras están. Gracias al intenso trabajo realizado desde UPA se han elegido la mayor parte de los destinos, sin mayor recompensa que la de trabajar para el campo y sus profesionales, que debe ser siempre la razón principal de la existencia de estas organizaciones agrarias.

El calibre del proyecto no es muy grande, según manifiestan en UPA, porque ha tenido que planificarse sin demasiado tiempo (debido a la pandemia) y con un presupuesto limitado. Estaba acordado realizarlo en 2020 y por eso las estancias quedan comprendidas entre el 2 de noviembre y el 31 de enero de este año. La razón es que para 2021, una vez aprobados los presupuesto Generales del Estado, se programará una segunda fase con mayor partida económica asignada y más tranquilidad para prepararlo (virus mediante). Incluso se espera que en el futuro la experiencia pase a ser de ámbito continental; desde UPA reclaman un programa europeo de este tipo, como ya existe con otras actividades económicas.

 

La meta

El principal objetivo de este proyecto es atender a las demandas formativas de los jóvenes agricultores y ganaderos en relación a aspectos prácticos relativos a su profesión, así como al entrenamiento de ciertas destrezas para, en última instancia, contribuir al relevo generacional en el sector agrario. También se busca fomentar la transferencia de conocimiento entre profesionales del sector y generar una red de intercambio de experiencias que permita ampliar y profundizar conocimientos.

En UPA resaltan que los primeros años de una explotación son siempre los más complicados; se trata del periodo en el que más dudas surgen y en el que más fácil es que el proyecto vaya a la quiebra por tomar decisiones inadecuadas debido a la falta de experiencia. Y eso es precisamente lo que se pretende evitar.

La semana pasada se iniciaron las visitas con resultados prometedores. Un agricultor de Valladolid se desplazó a Córdoba para conocer los secretos del olivar y otro viajó de Cuenca  Madrid para hacer lo propio con el viñedo. A pesar de que algunos peticionarios se han echado atrás a causa del virus, desde UPA califican el comienzo de la experiencia como «muy positivo».

En definitiva, se trata ponerles las cosas un poco menos difíciles a quienes empiezan en este complicado sector. UPA ha reconocido la «ilusión y el esfuerzo» puestos en este programa. «Una experiencia piloto que esperamos que se consolide y se refuerce para que llegue a más jóvenes en los próximos años. El relevo generacional es uno de los mayores retos del campo español», explican.