El Fundación Aliados volvió a pagar la falta de rotaciones y el tener que jugar con puntuación funcional muy baja -10.5- ante un Amivel que aprovechó su mayor capacidad de banquillo y la posibilidad de poner en la cancha a jugadores grandes y con más movilidad, para terminar arrollando a los vallisoletanos, que solo pudieron aguantar la primera mitad.

Aunque los vallisoletanos eran conscientes de los obstáculos a los que tenían que enfrentarse, salieron a la pista del Pilar Fernández Valderrama con ganas, con intensidad, y dispuestos a presentar una dura batalla al cuadro malagueño. Así, en el primer cuarto, pudieron controlar el ritmo de juego, aprovecharon las virtudes de Adrián Pérez y Van Brunschot en la pintura, la entrega defensiva de Soria y Alessandrini y el buen hacer de Ruggeri en la dirección del equipo, para ponerse por delante (16-14).

En el segundo cuarto, las fuerzas comenzaron a flaquear ante un rival que cada vez iba adquiriendo mayor poder en el juego interior y en el plano defensivo, frenando cualquier intento de los locales por mantener su ventaja. De hecho, bastante hizo el Fundación Aliados con reaccionar al envite visitante y llegar al descanso cinco puntos por debajo (27-32).

Ya no hubo más que hacer: los de José Antonio de Castro se quedaban sin ideas en ataque ante la muralla de los andaluces, y eso se tradujo en paupérrimos porcentajes de acierto en el tiro, mientras que el Amivel seguía incrementando su renta de manera paulatina, con un efectivo Esparza, al que acompañó bien Kozaryna en el capítulo anotador, y con uno de los mejores bases del mundo, Abdi Jama, quien supo manejar todas las armas de su equipo, para terminar pasando por encima del cuadro morado.