Beatriz Bernal, escritora y feminista

D.V.
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La vallisoletana tuvo la osadía de romper con los moldes de aquella época y se aventuró en el mundo de los hombres escribiendo una novela de caballerías, la única mujer en toda España

Beatriz Bernal, escritora y feminista - Foto: Jonathan Tajes

De una vallisoletana del siglo XVI hablamos que va ganando merecido reconocimiento en la historia de la literatura española. Beatríz  tuvo la osadía de romper con los moldes de una época en la que el destino de las mujeres era la subordinación al varón y se las consideraba carentes de ingenio. Pero se aventuró en el mundo de los hombres escribiendo una novela de caballerías, la única mujer en toda España. El historiador vallisoletano Antolínez de Burgos (contemporáneo de la escritora)  dijo de la novela que se la podía comparar a los mejores libros de la época.

Una novela, no obstante,  que no se atrevió a firmar para evitar el rechazo de una sociedad fuertemente machista. Además era un género, el de caballerías, que contaba con el rechazo de los moralistas de la época

El libro,  ‘Cristalián de España’, fue escrito por una mujer que, a contracorriente,   atesoró libros y mantuvo largas conversaciones con Juana,  su madre, otra culta mujer. Ambas,  viudas de esposos vinculados al mundo de los  letrados de la villa (Beatriz casó en dos ocasiones). 

Beatriz Bernal, escritora y feministaBeatriz Bernal, escritora y feministaEs el caso que ‘Cristalián’ vio la luz en Valladolid el año 1545. Tuvo posteriores reimpresiones y fue traducido al italiano. No se conoce más obra de Beatriz, cuya segunda edición, alentada por su hija Juana, ya llevaba el nombre de su madre, la autora.

Ahora puede parecer ridículo que un solo título eleve a su autora al mérito de figurar en la historia de la literatura, pues en el mundo digital actual cualquier aficionado edita y no hay escritor profesional que no publique decenas de novelas, pero  en el siglo XVI una sola ya tenía  gran mérito.

Doña Beatriz vivió en la calle Baños, actual Echegaray, en la que, por cierto, también vivió José Zorrilla durante una temporada, y así lo recuerda una lápida metálica  instalada en la pared de la iglesia de las Angustias que hace esquina con Solanilla. También vivió, con su segundo esposo, en la calle que hoy lleva por nombre Conde de Ribadeo.

Beatriz aparece citada en cuatro legajos que se conservan  en el Archivo de Simancas. No obstante algo más se sabe de ella gracias al trabajo de investigación para su tesis doctoral que llevó a cabo Donatella Gagliardi, italiana especializada en Filología Hispánica. 

Por el trabajo de Gagliardi sabemos que doña Beatriz debió nacer entre 1501 y 1504, y su fallecimiento se produjo en algún momento entre el año 1562 (en el que otorgó testamento) y 1584, año en el que su única hija, Juana, solicitó permiso real para la reimpresión del libro de su madre, que ya había fallecido.

Vivió doña Beatriz, amén de los dineros y otras propiedades que heredara de ambos maridos (por cierto, de noble linaje el segundo,  el bachiller Torres de Gatos), de los ingresos del arrendamiento de algunos cuartos de sus casas a personas vinculadas con la Real Chancillería (un importante foco de actividad económica que movía muchas personas entre funcionarios y litigantes).

Recibió sepultura en el crucero de la iglesia del monasterio de San Pablo, donde en 1588 también fue enterrada su única hija,  Juana de Gatos. Una mujer con escasa suerte pues su marido fue hombre pendenciero y mujeriego.

 


 

El apunte:

MUJERES INDEPENDIENTES

 

‘Cristalián de España’, que es como se conoce abreviadamente  el libro de Beatriz, es un relato de aventuras y encantamientos en las que las heroínas son las mujeres, que tienen un papel tan protagonista como los caballeros y que son dueñas de su propio destino. No es un típico libro de caballerías en el que los hombres son los héroes en busca de hazañas, y las mujeres unas simples y sumisas amantes, sino que las damas son tan activas como los hombres. Unas mujeres con un marcado perfil. De hecho, a Membrina, uno de los personajes,  se la llega a considerar como un antecedente del feminismo. Y este es solo un ejemplo de otros personajes que muestran su independencia del varón. En un pasaje de la novela dice la autora de su personaje Membrina: «Hubo una ínsula, llamada de las Maravillas, de la cual era señora una doncella muy gran sabidora en las artes. Fue tanto el su saber, que jamás quiso tomar marido, porque nadie tuviera mando ni señorío sobre ella».