Agroagricultura solidaria en el Barrio España

Maite Rodríguez
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Entrevecinos y voluntarios de Barrio España gestionan el huerto comunitario que surte de productos frescos a familias con necesidades

Agroagricultura solidaria en el Barrio España - Foto: Jonathan Tajes

Agroagricultura solidaria. Eso es lo que se practica en el huerto comunitario de la zona norte, en la calle Valle de Arán.

En esta parcela de más de 800 metros cuadrados se produjeron el año pasado más de 400 kilos de verduras y fruta fresca que fue a parar a las familias con necesidades que atiende la asociación Entrevecinos.

Una producción que se va a superar este año, ya que los voluntarios de la asociación vecinal Unión Esgueva trabajan en el huerto más de cinco horas diarias para conseguir una explotación intensiva para atender las necesidades, que se han incrementado con la crisis económica generada por la pandemia.

El encargado de esta explotación urbana es Miguel Miguel. Este jubilado, que hace más de un lustro cambió sus paseos en bici por la azada, explica que a diario acuden al huerto otro compañero y él, aunque esta semana tienen una ayuda puntual de otros tres voluntarios.

La jornada diaria conlleva en esta época recolectar la fruta y la verdura, que se lleva dos veces por semana a la asociación.

Normalmente se recogen entre 50 y 80 kilos de productos. Aunque Miguel lamenta que el huerto sufre mucho vandalismo. «Estropean cosas, pero también nos roban mucho producto», lamenta.

Y espera que el Ayuntamiento la valle pronto para evitar estas pérdidas. Por contra, detalla que el ambiente en los huertos y con sus vecinos, los desempleados que explotan el medio centenar de espacios puestos a su disposición en esa zona, es bueno.

En un paseo por los bancales en los que han distribuido la parcela se ven tomates, berzas, alubias, calabazas, sandías, berenjenas, pepinos, manzanas, peras,... Una variedad de productos que en pocos días acabará en la mesa de familias que no tienen recursos para una alimentación saludable.

«Esta es una buena iniciativa y uno se siente satisfecho de participar en ella», reconoce Miguel. Aunque le gustaría tener la ayuda de más voluntarios y que, también, se pueda extender a otras zonas de la ciudad. La recompensa a este trabajo voluntario, asegura el coordinador del huerto, «merece la pena».