«La pandemia ha aumentado los adictos a los psicofármacos»

Alfonso G. Mozo
-

Entrevista con Mª Paz de la Puente, directora de Proyecto Hombre Valladolid: «Los problemas de las familias con adicciones y entornos violentos se han agravado por la pandemia»

Mª Paz de la Puente, directora de Proyecto Hombre Valladolid. - Foto: Jonathan Tajes

Lleva casi media vida a los mandos de Proyecto Hombre Valladolid. Esta psicóloga aceptó el reto cuando tenía 32 años y ha conseguido hacer de esta oenegé el santo y seña de la lucha contra las adicciones en la ciudad. La histórica asociación va abarcando cada vez más ámbitos de una sociedad en transformación. Y mucho más desde hace casi año y medio, puesto que Proyecto Hombre fue de las entidades que no paró ni en lo peor de la primera ola de la pandemia, al ser declarado ‘centro sanitario esencial’ y, por tanto, mantuvo la atención tanto presencial, como ambulatoria y residencial de «las personas en situación de mayor vulnerabilidad y riesgo», algo que, hasta ahora, han logrado hacerlo sin sufrir ningún brote. Todo un reto en tiempos de covid, un virus que ha acentuado las debilidades de una sociedad que se apoya en oenegés como esta para sostenerse y salir adelante.

¿Cómo ha cambiado la pandemia el método de trabajo de Proyecto Hombre?

La pandemia tuvo un impacto importante en la organización de equipos y programas, obligó a la adaptación de puestos, inversión en herramientas tecnológicas, elaboración de materiales en formato digital,  impulso de la atención on line, formación de equipos, adecuaciones técnicas y la tutorización de las personas y familias vinculadas a nuestros programas en el uso de las nuevas metodologías. Fue un tiempo intenso y complicado, de gran implicación y compromiso para los equipos en el que, pese a ello, nuestros usuarios tuvieron atención psicosocial y sanitaria permanente. La Junta respaldó nuestro trabajo, en todo momento,  a través del asesoramiento continuo y el envío de las directrices sanitarias de prevención del covid que como centro esencial debíamos cumplir.

Mª Paz de la Puente, directora de Proyecto Hombre Valladolid.Mª Paz de la Puente, directora de Proyecto Hombre Valladolid. - Foto: Jonathan TajesConfinamiento, restricciones a la movilidad, distancia social... ¿De qué modo han afectado todas las medidas vividas en el último año y medio a las personas con las que ustedes trabajan?

Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que las familias que ya tenían problemas, dificultades o vulnerabilidad de cualquier tipo antes de la pandemia,  durante la misma se incrementaron. Los problemas de las familias con  adicciones, enfermedad mental, entornos de violencia, escasos recursos económicos, ausencia de habilidades para la resolución de conflictos o para la relación con los hijos, escasez de  relaciones sociales, falta de medios  tecnológicos, etcétera  se han visto agravadas por el confinamiento y la pandemia. No es difícil llegar a esta conclusión.

En general nuestros usuarios incrementaron sus niveles de ansiedad, depresión, indefensión, soledad, fobias, ideaciones suicidas, deseos de incumplir el confinamiento, deseos de consumo... Estas circunstancias, entre otras,  se atajaron durante las terapias..

¿Les llegan adictos a psicofármacos, producto de esta situación?

Aunque adictos a psicofármacos tienen poca incidencia en nuestros programas sí que se ha detectado incremento durante la  pandemia, sobre todo  en mujeres. Sorprende la ligereza con que la población en general ha dispuesto de estos medicamentos y se los ha aconsejado e incluso facilitado a familiares o amigos. De nuevo este fenómeno tiene mayor incidencia en población femenina y en ámbitos tanto adultos como juveniles, en estos últimos sobre todo como reductores de ansiedad en exámenes.

En el caso de las drogodependencias, el confinamiento dificultó claramente el tráfico de drogas, ¿recibieron más personas en busca de ayuda o gente en peor estado por esa dificultad para comprar droga?

El confinamiento redujo la accesibilidad y disponibilidad a las drogas, sobre todo ilegales, y, por tanto, el consumo de las mismas disminuyó en mayor o menor medida en todos los grupos de edad. A pesar de todo, muchas personas continuaron drogándose y buscando formas diferentes de comprar las sustancias y había quien se hacía con ellas a través de internet.

¿Qué datos dejó 2020 en el ámbito de las drogodependencias? ¿Hubo cambios en las sustancias con más adicciones?

El 2020 y su dramática pandemia produjo una disminución generalizada de los consumos de alcohol, tabaco y cannabis, mientras que el uso de hipnosedantes sin receta y el consumo de internet por diversión aumentaron ligeramente; el juego on line permaneció sin cambios.

¿Y cómo interpreta usted esos datos, qué lectura se puede hacer?

La lectura es fácil y está alineada con los que dice la evidencia: regular y limitar  el acceso y la disponibilidad de las sustancias psicoactivas reduce su consumo. O dicho de otra manera, las drogas se consumen porque están disponibles y accesibles y porque en el caso del alcohol, por ejemplo,  no se cumple la normativa existente sobre todo en relación al consumo y venta de alcohol a menores. Así que apliquemos el cuento...

¿El gran problema sigue siendo la heroína, por sus consecuencias, pero el cannabis es la droga que más gente y más jóvenes atrapa? 

Efectivamente, en el mundo el consumo de opiáceos es el que tiene peores consecuencias para la salud pero es el cannabis la droga de mayor consumo en todo el mundo y va en aumento. Los jóvenes (y los adultos) minimizan los riesgos de su consumo (normalmente aparecen a medio plazo y de manera paulatina, aunque la vulnerabilidad individual puede tener consecuencias graves)  y si a esto le sumamos el debate mediático en torno al uso recreativo o medicinal y la legalización, pues la confusión está servida.

Recordemos que detrás del mercado del alcohol y otras  drogas como el cannabis, se mueven grandes intereses económicos. Y recordemos también que ningún interés económico deber estar por encima de  la protección del menor. Ningún menor debería probar las drogas antes de los 18 años.

¿Atienden a heroinómanos de aquellos que se engancharon en su juventud y siguen sin dejarlo con cincuenta y tantos años? 

La atención a estas personas sigue realizándose... Muchos de estos perfiles se han cronificado e incorporado patologías asociadas que provocan complejos pronósticos,  y van de recurso en recurso, de programa en programa como si de una ‘puerta giratoria’ se tratase. Sin embargo dado que esta población cada vez es de mayor edad y va perdiendo a sus referentes familiares, programas como el nuestro ejercen una buena labor de vinculación, seguimiento de su situación de consumo, reducción de riesgos  y mantenimiento de su salud en general.

¿En el caso de los menores, qué es más preocupante, la adicción al alcohol o las drogas?

Lo primero que debemos recordar es que el alcohol es una droga, ya que, según la definición de los organismos internacionales, produce alteraciones en la transmisión nerviosa, con efectos eufóricos, hipnóticos y de refuerzo que pueden tener impactos muy negativos y de alto riesgo en  el comportamiento juvenil, por la alteración que su consumo abusivo provoca en la percepción, el comportamiento  y el ánimo.  La percepción sobre los riesgos asociados al consumo de alcohol es muy baja y esto es preocupante porque es la droga de inicio que suele ir asociada al consumo de cannabis, otra droga en circunstancia similar salvo por su ilegalidad, y que introduce a los jóvenes en escenarios de mayor riesgo. 

¿Las adicciones tecnológicas son patrimonio exclusivo de los jóvenes o también atrapa a adultos?

Es un fenómeno emergente que incorpora un componente relacional y  de socialización que además ha sido  potenciado durante el confinamiento. Hay que ser prudentes con las etiquetas y estar especialmente alertas con las personas jóvenes con mayor vulnerabilidad o con  patologías previas. 

¿Y las ludopatías también se han disparado por la facilidad de acceso a través de internet?

Sí; facilitan el acceso, la recompensa es inmediata, existe gran intimidad y no hay horarios. La fenomenología vinculada al mundo de las apuestas y sus riesgos van más asociadas con población adulta. La juventud tiene mayores competencias y acceso al mundo virtual, pero los adultos también estamos permanentemente conectados.

¿Qué le parece la proliferación de casas de apuesta que hemos vivido en Valladolid en los últimos años?

Es una barbaridad. Como hemos dicho anteriormente la accesibilidad es el factor de riesgo por excelencia, y esta circunstancia junto con estrategias de marketing inteligentes, agresivas y sin escrúpulos,  dirigidas a ‘enganchar’ a jugadores y lucrase con sus pérdidas, independientemente de la edad, es como digo un atentado a la salud de la población.

Ahora bien, como tienen derecho a existir y siendo conscientes de su potencial adictivo, las autoridades competentes tienen la obligación de regular adecuadamente, hacer cumplir las normativas y sobre todo proteger a los menores y a los sectores de población más vulnerables. Para ello, la prevención de riesgos es obligada y cuanto antes mejor.

¿Qué señales pueden servir de alerta a un padre de que su hijo tiene un problema con el juego, las drogas, el alcohol, internet...?

Bueno, estas problemáticas no se desarrollan de un día para otro. Muchos padres y madres nos trasladan  que desde hace tiempo venían observando que algo no iba bien... Desorganización y ruptura de hábitos, excesiva vida nocturna,  cambios en las relaciones, dificultades con la gestión económica, abandono de actividades de ocio saludables, conductas evitativas y disruptivas, relaciones violentas dentro del entorno familiar, ausencia de comunicación, deterioro físico... Difícil decidir cuándo todo esto empieza a ser un problema y a poner en riesgo el desarrollo saludable de nuestros hijos e hijas. La indicación es clara: ante las primeras sospechas, hablar con ellos, intervenir y consultar con un profesional.

¿La violencia filioparental es otro síntoma de esos problemas?

Esta circunstancia, tan dramática como oculta es un síntoma más de que algo, en nuestros hijos e hijas, y en todo el sistema familiar está alterado y de nuevo hay que intervenir inmediatamente. Nuestro programa Eirene lleva ya tres años trabajando con familias que sufren la violencia por parte de sus hijos. Los cambios en los modelos de autoridad, las dificultades en el manejo del conflicto, la familiaridad con que la violencia está presente en nuestra sociedad, la tolerancia excesiva y los nuevos paradigmas familiares hacen que esta problemática esté desarrollándose en muchas familias y generando dosis muy elevadas de ansiedad y sufrimiento. También en los propios hijos e hijas..

¿Con todos estos frentes abiertos y con los cambios obligados por la pandemia, por dónde cree que pasa el futuro de Proyecto Hombre?

Los interrogantes y preocupaciones actuales y a medio plazo se vinculan sobre todo a los jóvenes, a la mujer, a la violencia  y a la inserción. ¿Cómo van a recuperar los jóvenes sus formatos de ocio? La disminución del consumo de drogas es lógica por el patrón en eminentemente grupal y ligado al ocio. ¿Cómo va a ser la vuelta a la normalidad? ¿Qué va a pasar con el efecto rebote? ¿Cómo se van a desarrollar los riesgos relacionados con los vídeo juegos, la socialización virtual y las apuestas? ¿Qué va a pasar con el consumo de alcohol, cannabis y otras drogas? ¿Cómo van a desarrollarse los nuevos mercados de venta a través de internet y qué impacto van a tener? Y que nuestros hijos pasen tiempo en casa no significa que estén protegidos, ya que internet ofrece un  acceso ilimitado a posibilidades de todo tipo y sin restricciones.

¿El papel de la mujer merece quizá capítulo aparte por el riesgo de que aparezca la violencia de género? 

En relación a la mujer, sabemos que se suelen iniciar en el consumo de drogas a través de sus parejas y que la violencia de género no es un fenómeno solo de adultos. La prevención de la violencia de género en las menores, la mujer rural, la mujer víctima de violencia de género, la mujer con enfermedad mental, la mujer abusadora de alcohol, hipnosedantes  y otras drogas... Por tanto, miraremos ‘con ojos de mujer’, tal y como definimos nuestro programa Frida, cualquier elemento que pueda incrementar la vulnerabilidad de la mujer en riesgo. La violencia de género, pero también la intrafamiliar y la filioparental nos preocupan y continuaremos nuestro trabajo, interviniendo también con las personas que ejercen dicha violencia para recuperar sistemas, minimizar el impacto en los hijos, y en lo posible recuperar la convivencia familiar. Prevenir la violencia es responsabilidad de toda la sociedad y hay que desarrollar programas que incorporen a todos los miembros.

La reinserción es el gran objetivo, entiendo... 

La reinserción de nuestra población es todo un desafío en tiempos de covid, una obligación y un derecho en la post pandemia. Las entidades sociales como la nuestra hemos sido aliados silenciosos de la administración  durante la pandemia y el hecho de que nuestras poblaciones hayan estado adecuadamente atendidas no ha sido casual, sino el fruto de un intenso trabajo y un claro compromiso con ellos.  Esperamos seguir contando con el respaldo de las administraciones y sobre todo con la confianza de las personas que acuden a nuestros programas.