Siete municipios concentran el 75% de las empresas

Óscar Fraile
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La capital, sede de más de la mitad de las que hay en la provincia, Medina del Campo, Arroyo de la Encomienda, Laguna de Duero, Tordesillas, La Cistérniga y Tudela tienen 24.477 de las 32.732 compañías instaladas en Valladolid

Polígono industrial de La Mora, situado en La Cistérniga. - Foto: Jonathan Tajes

Los 94.224 kilómetros cuadrados que tiene de superficie Castilla y León convierten a esta comunidad en la más extensa de la Unión Europea. Una característica que también es la base de la dispersión poblacional... y económica. Valladolid es un ejemplo de esta realidad. En muchos de sus 225 pueblos la actividad económica se limita a la agricultura, y poco más, mientras que la capital y algunos municipios más, la mayoría de ellos a escasos kilómetros de Valladolid, concentran casi toda la actividad industrial.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el año pasado había en Valladolid 32.732 empresas, y el 58,5 por ciento de ellas, es decir, 19.170 están en la capital. Si a ellas les sumas las 1.233 de Medina del Campo, las 1.232 de Arroyo de la Encomienda, las 1.160 de Laguna, las 586 de Tordesillas, las 573 de La Cistérniga y las 523 de Tudela, es decir, las de los pueblos que tienen más de 500, el resultado es que el 75 por ciento de todas las empresas de Valladolid se concentran en solo siete de sus 225 municipios.

Y en el otro extremo se sitúan las 65 localidades donde no hay ni una sola empresa. Sin bar, sin tienda y sin farmacia. Y sin otros muchos servicios que hacen que la España vaciada se siga desangrando. Y es precisamente la falta de servicios lo que provoca que muchas empresas ni contemplen la posibilidad de instalarse en estos territorios. Empezando por uno de los más básicos hoy en día: la conexión a la red de redes. El estudio Cómo la España vaciada llena su tiempo en Internet, presentado hace pocas semanas por la empresa Eurona, revela que dos de cada diez habitantes de estas zonas rurales no disponen de conexión, frente a casi el 90 por ciento de conectados de la España 'urbana'.

Un ejemplo de esta España vaciada es Urones de Castroponce, un pueblo de poco más de cien habitantes donde hace unos 30 años había tres bares, una pescadería y una droguería, entre otros negocios. Hoy solo sobrevive un bar, y gracias, en una localidad centrada en la agricultura, donde los vecinos se tienen que desplazar 13 kilómetros para ir al supermercado de Valderas, o al de Mayorga y donde actualmente solo reciben la visita de un médico una vez a la semana. En los últimos años también se ha perdido un centro ecuestre que contaba con servicio de restauración y alojamiento. Además, hace algo más de diez años que cerró su colegio por falta de niños. El alcalde, Basilio Ignacio Castañeda, también señala que la conexión a Internet deja bastante que desea, una carta de presentación nada atractiva para atraer potenciales empresas. Aunque él lo intenta, dentro del «escaso» margen de actuación que, a su juicio, tiene el alcalde de una población tan pequeña. «Yo intento dar todas las facilidades para que vengan empresas, tenemos suelo disponible para negociar y ofrecemos ayudas, pero los municipios pequeños tenemos poca fuerza si no nos mancomunamos», asegura Castañeda, quien recuerda que su pueblo llegó a tener el triple de población que la actual. Algunos de ellos siguen censados allí, pero han iniciado una actividad económica en otro pueblo con más vecinos. «Por ejemplo, una familia ha montado un herbolario en Medina de Rioseco», precisa.

La otra cara de la moneda es la de los municipios que no han dejado de crecer en los últimos ejercicios. Arroyo es el que más empresas ha ganado desde 2012, al pasar de las 902 que tenía por entonces a las 1.232 censadas el año pasado, según los datos del INE. Fue precisamente en 2012 cuando el municipio inauguró el centro comercial Río Shopping, que con el paso de los años se ha convertido en uno de los enclaves comerciales más importantes de la Comunidad. El alcalde del municipio, Sarbelio Fernández, cree que el desarrollo del municipio seguirá en la misma línea en los próximos años, tanto desde el punto de vista residencial como empresarial. «Nuestro polígono está al 30 por ciento de ocupación, pero ya estamos en negociaciones sobre terrenos para atraer más empresas en 2022, pronto tendremos noticias», asegura. También vaticina que la población seguirá subiendo. Arroyo ya va camino de los 21.000 habitantes, pero Fernández cree que podrá tener «un 30 por ciento más de vecinos en unos diez años», y no descarta que la población actual de Arroyo se pueda llegar a duplicar a más largo plazo. Lo que sí desvela el alcalde es que Arroyo contará en breve con tres nuevos supermercados, dos en La Flecha y uno en la zona de Doña Juana.

impacto de la covid. Los datos del INE también ponen de manifiesto el impacto negativo de la crisis sanitaria en el tejido empresarial, con la pérdida 1.202 empresas entre 2019 y 2021. Este indicador ha evolucionado al ritmo que marcaban los ciclos económicos que ha atravesado España en los últimos años. Un año antes de comenzar este siglo Valladolid contaba con poco menos de 28.000 empresas, una cifra que subió constantemente hasta llegar a las 35.173 del año 2007, justo antes del inicio de la crisis financiera mundial y de la explosión de la burbuja inmobiliaria.  Entre ese ejercicio y el de 2014 se perdieron 2.383 empresas y la provincia se quedó con 32.790, una cifra que subió ligeramente al año siguiente y se mantuvo más o menos constante en los siguientes, hasta la bajada provocada por la covid.

Lo cierto es que la falta de actividad económica parece un problema crónico en determinadas zonas de la provincia, sin que las políticas llevadas a cabo hasta ahora por las administraciones hayan podido cambiar esta situación. En este sentido, a finales del pasado año CEOE Valladolid celebró una reunión en Fuensaldaña donde se trasladó al vicepresidente primero de la Diputación, Víctor Alonso, las claves para que la provincia gane en competitividad. El plan de CEOE pasa por solucionar el problema de la despoblación, con iniciativas que exploten el potencial turístico de las zonas rurales. Además, también propuso que determinadas áreas de la provincia se especialicen en los sectores que sean más potentes, en función de su actividad. Al estilo de lo que sucede, por ejemplo, con el piñón en Pedrajas y con la madera en Íscar. La patronal apuesta por la discriminación fiscal positiva que facilite la apertura de más empresas.