Veinticinco años de cuchara y tradición

M.B
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La Venta, en Fuelsaldaña, nos abre las puertas de sus fogones, con el cocido como principal plato

Tina Ivanova, en la cocina de La Venta. - Foto: Jonathan Tajes

Veinticinco años no son nada. Suena a título de canción o de álbum musical, pero es lo que lleva al pie del cañón Jose en La Venta. Localizado en plena  Ruta del Vino Cigales, en la localidad de Fuensaldaña, en la conocida como carretera, a 15 minutos del centro de Valladolid, el restaurante cumplió sus bodas de plata justo al acabar el estado de alarma y espera cumplir muchos más. 

Abrió sus puertas en junio de 1995 de la mano de este profesional de la hostelería, que ya había pasado por la cocina del Mateo, en la calle Pasión, o la barra del Colombo, en Cantarranas, y que se decidió por el local de la cercana localidad, que conocía de su paso por El Lagar y que llevaba un año cerrado, con el nombre de Venta Cuesta Redonda: «Era un choco privado».

Desde entonces fue apostando por la gastronomía. Primero con platos combinados para ir afinando el tiro, siendo ahora uno de los referentes de la cuchara de la provincia, con el cocido castellano como principal enseña. «Alubias, lentejas, potaje, cocidos...», empieza a relatar Jose.

Al frente de la cocina se encuentra Tina Ivanova, que cuenta con dos ayudantes. Ella se encarga de unos fogones que la mayoría de los días arrancan bien pronto por la mañana: «Un viernes, que es el día del cocido, podemos estar preparando ahora unos 40-45; y se suele tardar unas dos horas y media en hacerlo». Los viernes son los días del cocido, aunque por encargo pueden prepararlos otros.

«Nuestra gastronomía es tradicional castellana, siempre basada en los productos, sobre todo frescos», añaden sobre qué tipo de cocina se puede encontrar un cliente que no conozca La Venta. Porque en Fuensaldaña y en los pueblos de alrededor son de sobra conocidos, aunque son muchos los comensales llegados desde la capital por ese sabor a tradición.

Entre semana funciona mejor la cuchara y los fines de semana el marisco y el pescado: «Trabajamos con proveedores de Galicia, casi siempre los mismos y eso se nota». Así que uno se puede encontrar con bogavantes, cigalas, gambas de Huelva, camarones, almejas... y pescados de grandes dimensiones: «Como merluzas de 4-5 kilogramos; rodaballos, de 5; lubinas salvajes de 4; o rapes de 12 de lomo negro». Jose y Tina relatan sus productos sin necesidad de mirar una carta que suelen cambiar en función de la temporada y de lo que se lleve en la misma. Así está la de los cangrejos, la maruja, pichones, pollo de corral...

Abre todos los días de la semana menos los lunes y los jueves por las tardes. Entre semana cuenta con un menú del día, con primero, segundo, bebida y postre por 12,5 euros (el cocido sale por 15); mientras que sábado y domingo funciona mejor con una carta donde no puede faltar la carne, con las típicas chuletillas de lechazo de palo, el rabo estofado y el chuletón de carne roja, «a la piedra, para que se lo prepare al gusto el cliente».

Con un aforo global, ya que tiene dos salas, para 59 comensales –«ahora menos porque hay que adaptarse a las normas sanitarias», apostilla Jose–, reconocen que, de vez en cuando, introducen algún plato de fuera, como la mushaka griega.

Tradición, tanto en la cocina como en el local; gastronomía castellana; y ambiente familiar... La Venta es uno de esos locales de la Ruta del Vino de Cigales donde el sabor recuerda a puchero y fuego de leña.