VTLP apuesta por el envejecimiento activo

D.V
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Valladolid Toma la Palabra considera que la participación "activa" servirá para evaluar la atención en los centros de personas mayores y también por impulsar programas de envejecimiento activo, además de propuestas para luchar contra la soledad

El candidato de VTLP, Manuel Saravia, considera que hay programas que parecen obligados. Por de pronto, el propósito de mejorar la calidad de los servicios de los centros de atención a las personas mayores, favoreciendo la participación de familias y personas usuarias (en centros de personas mayores, centros de día y el centro integrado de servicios a la dependencia). O el de impulsar programas de envejecimiento activo a partir de acciones en ámbitos como participación y asociacionismo, deporte, actividades acuáticas, circuitos y espacios biosaludables (incrementando su dotación en todos los barrios), promoción de hábitos de vida saludable, alfabetización digital, promoción de huertos urbanos, etc. O reforzar la participación de los colectivos de personas mayores en los diferentes consejos municipales. O promover actuaciones urbanísticas específicas que favorezcan la accesibilidad y la calidad de vida de las personas mayores: accesos y usos de edificios, instalación de fuentes y bancos, iluminación, cruces de calzadas, aseos públicos, etc.

Pero hay otros programas que se centran más en la soledad. Y por supuesto, en las personas con mayores necesidades. Durante los cuatro años de gobierno en los que ha participado Valladolid Toma la Palabra se han reforzado todas las políticas y presupuestos enmarcados en el ámbito de los Servicios Sociales. Pero la opción social no ha quedado ahí, ya que esa es la clave que ha impregnado una buena parte de las políticas municipales: bonificaciones (Nevasa, Aquavall, Auvasa, etc.) ampliación del parque público de vivienda, actividades juveniles y deportivas más accesibles, inversiones en colegios públicos y otras. Sin embargo esa opción por las políticas sociales aún necesita un refuerzo y debe seguir girando hacia una óptica que promueva la implicación de las personas para transformar la realidad, reduciendo el carácter meramente asistencialista.

El programa de viviendas colaborativas contribuye no solo a cubrir el problema de la soledad, sino también a prevenirlo. En ellas el grupo de residentes, que generalmente se constituye como cooperativa, los espacios de uso diario se dividen entre los de los alojamientos privados de cada persona u hogar y los comunitarios del grupo. Estos últimos suelen constituir la parte más destacable del proyecto. En ellas, de las que hay numerosos ejemplos en todo el mundo, se promueve un elevado sentimiento de comunidad. Suelen valorarse, además de la forma de vida que se promueve, los beneficios económicos y ambientales que este tipo de viviendas comporta. Son frecuentes las viviendas colaborativas de personas mayores (“senior”, vinculado a un envejecimiento activo y atención integral de la dependencia). Pero también hay comunidades de profesionales; grupos de amigos; personas que pretenden una solución residencial más económica, compartiendo instalaciones; grupos “intergeneracionales”; etc.