Peligro por procesionaria

R. Gris
-

La falta de tratamientos y el calor ocasionan daños en los pinos del sur de la provincia por procesionaria. La Asociación Forestal trata unas 1.500 hectáreas, una cifra «claramente» insuficiente para frenar la plaga

Peligro por procesionaria

Alerta entre los propietarios de monte de pinar en la provincia por la masiva presencia de procesionaria. La subidas anodinamente cálidas que se han registrado durante el mes de febrero han ocasionado que las orugas hayan bajado de los árboles para completar el su ciclo vegetativo enterrándose en el tierra. La situación no es alarmante en referencia a los montes públicos y privados en la provincia, salvo en algunas excepciones, aunque sí es más preocupante en los parques y jardines. La procesionaria está ocasionando, junto con la plaga de chinche americana, que los pinos nos tengan piñas un año más. 

La zona sur de la provincia, en las comarcas de Medina del Campo, y Fuente el Sol, Olmedo y Pedrajas de San Esteban se encuentran los pinares que han sido más castigados por la procesionaria, aunque desde la Asociación Forestal de Valladolid aseguran que «ya es tarde para solventar el problema. Aclaran que las medidas para atacar a los nidos de orugan se deben tomar durante los meses de julio y agosto, con la llegada del calor, aunque alertan de que la falta de atención por parte de la Junta está ocasionando que la procesionaria «campe a sus anchas». 

El ingeniero forestal de la Asociación Jesús Alberto del Río manifestó que el número de orugas irá «a más» si continúan las elevadas temperaturas que se han registrado durante los últimos días. Indicó que la situación de la conocida como zona de Pinares de la provincia (junto al límite de la provinica segoviana) es muy delicada, con una completa ausencia de piñas debido al debilitamiento de los árboles por parte de la procesionaria y a la plaga de chinche amaricana. 

Desde la Asociación se ha procedido al tratamiento de entre mil y 1.500 hectáreas de monte privado en la provincia, cuyo coste es sufragado por los propios propietarios. Desde Asfava lamentan que la Junta no destina una partida presupuestaria para realizar tratamientos en los pinares y salvar así el monte público. «Tan solo un par de ayuntmaientos lo hacen».

El técnico de Asfava indicó que en la ciudad se pueden llevar a cabo tratamientos «efectivos» con determinados productos químicos, pero en la provincia debe actuarse durante el verano. «En las ciudades tienen un tratamiento efectivo con cualquier producto químico autorizado para ellas. Pero los medios que se ponen para el control son discretos». 

Sin embargo, en la provincia la procesionaria se alimenta de las hojas de los pinos y eso ocasiona que ahora en primavera no crezcan las piñas, ya que el árbol «se centra en volver a echar hojas en vez de dar frutos». Eso hace que desde el primer momento, la cantidad de piñas en los pinares se vea reducida y, además, hay que añadir el efecto del chinche americano que también actúa en el interior de las piñas. «No logra matar los pinos, nunca se ha dado un caso, pero los debilita porque come las hojas en invierno y ahora en primavera lo que hacen es producir esa hojas que han perdido. Destinan  sus recuerdos a producir hojas y no a madera o piñas».

La falta de tratamiento también ha ocasionado que la procesionaria haya extendido su círculo de actuación y haya llegado a parques y jardines generando problemas para los habitantes del medio urbano. 

tratamientos. El ingeniero entiende que la mejor solución consistiría en llevar a cabo tratamientos aéreos, aunque no están permitidos por la Unión Europea salvo en ocasiones y circunstancias «muy especiales» que no se dan en estos momentos. Se pueden utilizar tres tipos de tratamientos diferentes para intentar mitigar el efecto de la procesionaria. El primero es el uso de insecticidad, en una muy baja cantidad, para acabar con las orugas. El segundo son los inhibidores de crecimiento de la procesionaria, que ocasiona que las orugas muden de una forma más rápida y limitan su crecimiento. El tercero es el Bacilus Thuregensis, un tratamiento ecológico que solo afecta alas orugas de la procesionaria.