El campo al límite

R. Gris
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Las organizaciones continúan el calendario de movilizaciones mientras agricultores y ganaderos viven «una situación imposible» por la caída de la rentabilidad y la subida «constante» de los costes de producción

El campo al límite

El campo continúa con su batalla ante las administraciones por la situación que viven las explotaciones agrarias y ganaderas. Los sindicatos han dicho basta y solicitan a la administración un plan de choque contundente para solventar en gran medida la crisis permanente que vive el sector. Esta semana, más de mil tractores recorrieron el casco histórico de la ciudad en un acto de protesta conjunta de todos los sindicatos agrarios como señal de «la situación límite» que viven algunas explotaciones ante la caída de la rentabilidad y la subida de los costes de producción. 

Las agrupaciones llevan semanas mostrando su preocupación por la negociación que se está llevando a cabo de la Política Agraria Común (PAC) y temen que se produzca una reducción del dinero que percibe la provincia. Además, considera que estas subvenciones tienen que ir directamente a los productores a título principal, es decir, a aquellos que siembran la tierra y crían ganado y no a empresas de adquieren los derechos. 

Otra de las grandes batallas del campo se basa en la retribución de sus productos. Los sindicatos agrarios consideran que se deben aprobar normativas para fijar precios justos para sus productos, ya que afirman que los precios se mantienen impertérritos «desde hace 30 años». 

El campo al límiteEl campo al límite - Foto: Jonathan TajesEl presidente del Cámara Agraria de Valladolid, Ignacio Arias, manifestó que no se trata de organizar actos de protesta contra el actual Gobierno, sino que se trata de una situación que se extiende en el tiempo desde hace décadas. No obstante, sí indicó que las medidas que se han adoptado por parte del Ejecutivo se han vendido «a bombo y platillo» y son «claramente insuficientes». 

Por su parte, el presidente de Asaja en Valladolid, Juan Ramón Alonso, manifestó que continuarán las protestas del campo debido a los «continuas ataques» que sufre el sector desde hace años como consecuencia de las políticas que favorecen a las industrias en perjuicio de los propios agricultores. Por eso, Alonso solicitó al Gobierno que mantenga «una postura férrea» en las negociaciones de la PAC. 

Los sindicatos también entienden que se deben mejorar otros aspectos que posibiliten la democracia en el campo, ante la ausencia de elecciones sindicales que permitan conocer la representatividad de cada una de las formaciones sindicales. Aclaran que las instituciones camerales mantienen una actividad muy limitada y que han tenido que reducir su personal debido a la falta de financiación por parte de la Consejería de Agricultura. 

El campo al límiteEl campo al límite - Foto: Jonathan Tajescierre a los pueblos. El representante de Coag en Valladolid, Alberto Duque, cargó duramente contra la situación económica que viven las administraciones debido a los precios que reciben por sus productos. «Nos pagan precios de 1986». «Estamos echando la llave a los pueblos», advirtió, al tiempo que criticó la «criminalización» por parte de algunos grupos de presión. Además, explicó que hay países como Francia o Alemania que ya han tomado medidas ante la previsible bajada de fondos de la PAC, con ayudas al sector, mientras que en España «nos han dado cuatro mesas de trabajo, y los resultados están por ver, pero ni un jodido chavo», lamentó.

Rocío Pastor / Viticultora 

Serrada

«El futuro es incierto porque no sabemos si nos pagarán la uva»

El campo al límiteEl campo al límiteRocío tiene 40 años y prevé un futuro «incierto» como consecuencia de la situación que vive el sector. Cuenta con 12 hectáreas de viñedo y otras ocho entre cereal, guisantes y trigo, pero las cepas se sembraron el año pasado y aún están en periodo de crecimiento antes de que se pueda vendimiar. «Dependes de muchos factores y no solo de lo que hagas tú», lamenta, mientras asegura que han realizado una fuerte inversión para plantar el viñedo y ahora se dan cuenta de que pueda que no tengan rentabilidad porque cuando llegue el momento las bodegas varíen el precio o consideran que ya tienen la uva suficiente. Lamenta que las ayudas que se conceden desde la Consejería de Agricultura lleguen «tarde» y, aunque se conceden mayores cuantías por el hecho de ser mujer, el problema es que llegan «demasiado tarde». Entiende que lo peor del trabajo en el campo es la burocracia que lo rodea. Explica que su oficio y las labores que realizan en el campo son muy bonitas y que ella está bien cuando, pero que toda la burocracia necesaria lo estropea. Así, con ilusión, pero con una cierta incertidumbre sobre el futuro se mantiene en Serrada a la espera de que las viñas comiencen a dar frutos. 

Óscar Carnero / Agricultor y Ganadero

Valdunquillo

«Llevo más de un año para poner en marcha una nave»

El campo al límiteEl campo al límite - Foto: Jonathan TajesÓscar Carnicero ha estado trabajando durante los tres últimos años en una empresa industrial de Valladolid. Sus padres son naturales de Valdunquillo, una pequeña localidad al norte de la provincia, y él siempre ha tenido claro que quería trabajar en el pueblo. Tomó la decisión, pero lleva más de un año en busca de un permiso de la Confederación Hidrográfica del Duero que le permita poner en marcha una pequeño explotación de cerdo ibérico sobre cama de paja en Valdunquillo. No entiende cómo es posible que la burocracia retrase proyectos durante tantos meses. Reconoce que sería imposible iniciar este proyecto sin la ayuda de su padre, que también trabaja como agricultor en el municipio. «Sería imposible si no tienes la ayuda de alguien que ya esté trabajando en ello». También ha conseguido alquilar 58 hectáreas que sembrará de cereal. Lo hace por vocación, por el hecho de vivir en su pueblo, pero es consciente de las dificultades que ello supone conociendo la realidad del sector. Eso sí, está convencido de que su futuro está vinculado a la localidad, es donde quiere vivir. «La inversión va a ser grande y muy costosa. Y encima tengo que esperar más de un año por la licencia de la Confederación». 

Laura Alonso / Agricultora y Ganadera

La Santa Espina

«Para ser agricultora y conciliar hay que hacer encaje de bolillos» 

Laura Alonso es una mujer de 44 años que se ha incorporado al sector primario por iniciativa propia, defendiendo que «cualquiera hija de agricultores o ganaderos» deberían poder elegir libremente la oportunidad que les ha brindado el destino. Toda su familia ha permanecido y pertenece al sector primario entre Torozos y Tierra de Campos, por lo que aprecia que la agricultura actual nada tiene que ver con la idea de otras épocas. Ahora, las tareas están más tecnificadas, e incluso cabe la posibilidad de contar con la colaboración de empresas auxiliares. Ella, junto a su marido, han constituido una titularidad compartida de explotación agraria para atender conjuntamente cultivos de secano y de regadío como base de una pequeña explotación de ovino especializada en la producción de leche. Entre ambos se reparten las tareas de atención y gestión. «Es muy importante que nosotras nos creamos que podemos, pero tanto lo es más que los familiares crean que nosotras estamos capacitadas». Considera que es un lujo su trabajo, hace especial hincapié en la dificultad para conciliar. «Hay que hacer auténticos encajes de bolillos y asumir un importante sobrecoste para atender las inquietudes y necesidades de los hijos».

Ángel Pérez / Ganadero

Berceruelo

«No merece la pena venir a trabajar para perder dinero»

Ángel Pérez procede de familia de ganaderos. Antes que él lo fueron su padre y su abuelo. A sus 62 años, reconoce que durante los últimos años ha trabajado para perder dinero y que está deseando llegar a los 65 para poder jubilarse. Tiene dos hijas pero ninguna continuará con su explotación. «¿Para qué? Si fuera en otra situación podríamos hacerlo, pero así no merece la pena continuar». Sus jornadas laborales se extienden en el tiempo durante unas 16 horas,  desde las seis de la mañana hasta las nueve de la noche. Lamenta que esta situación está acabando con la ganadería en los pueblos y eso ocasiona que poco a poco se vayan vaciando. «Una vez que la ganadería se elimina de un pueblo, se pierde la vida y al final nos vamos quedando sin vecinos». Él lo sabe bien porque en Berceruelo residen unos 50 habitantes, pero no tiene más remedio. «La leche la están pagando al mismo precio que hace 30 años y los lechazos como hace 20», aclara Pérez. Mantiene que las explotaciones que se cierren ya no se recuperarán porque considera «imposible» que un joven     arranque de cero porque el coste de una nave y una ordeñadora no es asumible por alguien que arranque de cero. «Si no te ayuda algún amigo o un familiar no es posible».