El emblema de la cocina italiana

M.B
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Gloria Moral y Robert Erlank nos abren las puertas de la cocina del Ponte Vecchio, abierto desde 1993 en Parquesol. Gnocchi, la auténtica carbonara y el tiramisú no faltan en su amplia carta

Robert Erlank, en la cocina del Ponte Vecchio. - Foto: Jonathan Tajes

Lleva abierto desde julio de 1993. O sea va camino ya de los 28 años en Adolfo Miaja de la Muela, en Parquesol. Probablemente fuese uno de los primeros restaurantes de este barrio que se levantó a finales de los 80 y principios de los 90. Aún es más, nació de la mano de un proyecto de la familia Fernández (promotora de Parquesol) junto a dos socios con el objetivo de dotar al barrio de servicios, dándole vida propia a través de la restauración. Sobre el nombre puede haber alguna duda. A saber, el Ponte Vecchio es un puente medieval situado en Florencia (Italia). «Y Florencia y Valladolid son dos ciudades hermanadas, los colores del fútbol son muy similares; Parquesol se encuentra cerca del río, y mucha gente venía al barrio cruzando el puente», apunta sobre un porqué Gloria Moral, hoy dueña, junto a Robert Erlank, de este emblemático establecimiento hostelero, con la cocina italiana por bandera. 

Ambos se pusieron al frente del restaurante en 2013 con la jubilación de Lucía y Mario, sus anteriores gerentes; aunque Robert lleva en su cocina desde un año antes de su apertura, en 1992, ayudando en su diseño. «Empecé en este oficio como aprendiz con 16 años. A 500 metros de mi casa hay un restaurante con dos estrellas Michelin y en la zona puede haber ocho», señala Robert, natural de Milan y que pasó por Alemania o Suiza, antes de aterrizar en la Costa Brava. Un día vio un anuncio en un periódico nacional donde buscaban cocinero para un nuevo establecimiento en Valladolid. No se lo pensó, envió su currículoy le contrataron. 

Desde entonces, Robert y el Ponte Vecchio han sido uno. Desde 2013 con su mujer, Gloria, al frente. Hoy con seis personas más entre fogones y con jefe de cocina, Javier Pérez. «Esta es la casa de todos, un lugar de encuentro, de acogida...», responde Gloria sobre qué es Ponte Vecchio, añadiendo «creo que un restaurante emblemático». Porque sus dimensiones son importantes y tiene una capacidad para 150 comensales (antes de la pandemia y sin restricciones); porque por sus mesas han pasado muchos famosos, como el cantante Miguel Ríos o los periodistas Pepe Domingo Castaño y Manu Carreño, por citar a tres,... «y esperamos que pronto lo haga Ronaldo Nazário»; porque ofrece cocina italiana –aunque cuentan con algunos platos internacionales–, con productos genuinos, traídos directamente de Italia, como la harina para las pizzas, el tomate para éstas y para las pastas... «Hace unos años recibimos el reconocimiento ‘Q’ de calidad otorgado por la Cámara de Comercio Italiana de Madrid. Y eso te exige que el producto sea de allí, dando a conocer la gastronomía y el país»; y porque la elaboración es diaria y al momento. Por eso es uno de los emblemas de la cocina transalpina en Valladolid.

Pizzas, pastas, ensaladas, carpaccios, carnes o pescados... la carta es amplia y tiene varios productos estrellas, como los gnocchi (patata cocida con harina), la auténtica carbonara o el tiramisú, «que llevamos haciendo con la misma receta los 28 años». El secreto es ese producto, «que quizá sea más caro pero...». Aunque en Ponte Vecchio se puede degustar una pizza por 11-12 euros, y un buen plato de pasta por el mismo precio; con un tique medio de entre 20 y 25 euros (que puede subir en función de las bebidas). Ahora solo está abierto para llevar tres días a la semana: los viernes y sábados, para comidas y cenas;y los domingos, para comidas.

Dos secretos. ¿De dónde viene el nombre de tiramisú? «Es una palabra italiana que se usa si te caes y que significa ‘levántame’. Y eso es lo que hace, como el café, te sube el ánimo». Y, ¿cómo es la auténtica carbonara? «Con guanciale (careta de cerdo curada), queso parmesano, yemas de huevo campero, sal y pimienta. Nada más... sin nata». Quedan dichos y escritos.