No llegó en 2020 ni en 2021, pero tampoco estará lista en este 2022 recién estrenado. La nueva sede de la Unidad de Guías Caninos de la Policía Nacional no será una realidad hasta 2023, finalmente. Ya hay proyecto, pero el Ministerio del Interior ni siquiera ha licitado las obras que se espera que arranquen «en la segunda mitad del año» y que se prolonguen durante «ocho meses».

La nueva sede se ubicará en una parcela de 4.800 metros cuadrados cedida por el Ayuntamiento en la zona sur de la ciudad a la Dirección General de la Policía. En concreto, el terreno se encuentra en la calle Padre Bernardo Hoyos, de modo que se levantará junto a la perrera municipal de Valladolid.

El plan de la Jefatura Superior de Policía de Castilla y León era que el traslado se hubiera acometido ya en 2020, tal como se explicó en su momento, pero la burocracia y la falta de presupuesto de Interior han ido posponiendo un proyecto que exige una inversión inferior a un millón de euros y que obliga a la Unidad Especial de Guías Caninos (UEGC) a tener su sede a unos 17 kilómetros de la ciudad.

Fuentes de la Jefatura Superior de Policía explican que «el proceso administrativo para la licitación de la obra se dirigirá desde la Secretaría de Estado de Seguridad (a través de la Subdirección General de Planificación y Gestión de Infraestructuras y Medios para la Seguridad)», si bien especifican que «ya se tiene redactado el proyecto básico y de ejecución para la construcción de las nuevas instalaciones». En igual sentido, señalan que «las obras podrían iniciarse previsiblemente en la segunda mitad de este año» y que «su coste estará en torno a los 900.000 euros  y en principio la construcción tendría una duración temporal de ocho meses».

De esta manera, el traslado no se producirá hasta 2023 si es que, ahora sí, se cumplen los plazos que maneja el Ministerio. La UEGC cambiará su 'cuartel general' de la Base Aérea de Villanubla –está en unos caniles 'prestados'– por una nueva sede en un terreno situado entre el barrio de El Peral y la Ronda Exterior (VA-30), y a los que se llega por el Camino Viejo de Simancas.

La unidad canina opera bajo el mando de la Jefatura Superior de Policía de Castilla y León, y es la encargada de intervenir en todos los servicios operativos que exijan las comisarías provinciales de esta Comunidad, así como en tareas de prevención de atentados.

Se trata de un grupo que cuenta con una plantilla de diez efectivos (una subinspectora, dos oficiales y siete agentes) y que cuenta con 20 perros, diez especializados en la detección de drogas y otros diez en la de artefactos explosivos. Aunque las requisas positivas suelen estar vinculadas con las operaciones de narcotráfico, el grueso del trabajo del grupo se centra en el campo de los explosivos, si bien el resultado de la mayoría de esas vigilancias suele ser negativo.