La odisea de conciliar y tener niños en cuarentena

A. G. Mozo
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Cada vez que Educación confina una clase por un positivo, veinte familias se enfrentan a diez días de vorágine para que el menor cumpla el aislamiento y los padres, con su trabajo. «Sí, el protocolo, pero ¿a ver cuál es el protocolo para los padres?»

Roberto y Marina, con sus hijos. Los cuatro están confinados por el positivo del menor. - Foto: Jonathan Tajes

Un mensaje en el grupo de WhatsApp de la clase desata la vorágine. La madre del positivo adelanta la noticia que el colegio oficializará después mediante un correo electrónico. Es viernes por la noche y una veintena de niños no podrán ir a clase el lunes. A los pequeños les tocará sufrir el palito en la nariz y a los padres, además de  encomendarse a ‘san negativo’, entablar negociaciones con sus empresas para modificar horarios, ‘teletrabajar’, cogerse unos días y toda una suerte de estrategias para afrontar la cuarentena del chaval.

Los menores, aunque su test dé negativo, no podrán ir a clase en los diez días siguientes, pero para los padres no hay aislamiento que valga. Hay que seguir trabajando, y comienza entonces la odisea de conciliar y tener a los niños en cuarentena... Solo en lo que va de segundo trimestre, se han confinado ya más de doscientas aulas, unas cuatro mil familias...

Roberto y Marina son expertos en esto. Tienen dos hijos, de tres y cinco años, y están en la tercera cuarentena, la primera que afecta a toda la familia porque el menor ha dado positivo, justo el día en el que empezaba la cuarentena del mayor por un positivo en su clase de 3º de Infantil. Aunque en ésta la situación supone un riesgo para la salud, es la cuarentena más ‘fácil’ desde la óptica de la conciliación, porque los padres también están de baja por contacto estrecho con un positivo. 

Henar, con Álex, de 23 meses, y Eva, de cinco años y confinada por un positivo en su clase.Henar, con Álex, de 23 meses, y Eva, de cinco años y confinada por un positivo en su clase. - Foto: Jonathan Tajes«Ninguno somos de Valladolid, así que no tenemos familiares que puedan ayudarnos. Las dos veces en las que el pequeño ha tenido que estar confinado, lógicamente uno de nosotros se ha tenido que quedar con él, aunque en teoría ambos podríamos haber solicitado una modificación del horario o pasar a ‘teletrabajo’, pero nuestras funciones  nos lo impiden porque Roberto trabaja de cara al público (en un ayuntamiento de la provincia) y yo, en atención directa en un centro asistencial (de la Junta)», explica Marina.

Así que tocó improvisar. En el primer confinamiento, Roberto se acogió al plan ‘Me Cuida’ y solicitó una reducción de la jornada que, «eso sí, también reduce la nómina», puntualiza Marina, «pero al menos, se puede resolver la situación». En el segundo, tiraron de «días de asuntos propios, algunos de este año y otros del pasado».

TODOS CONFINADOS

«Cuando solo el pequeño estaba confinado, prácticamente lo estaba también toda la familia, porque tanto su hermano como uno de nosotros (al que le tocara según los trabajos) nos teníamos que quedar en casa ya que el niño no podía salir y no lo podíamos dejar solo», por lo que han tenido que apoyarse en amigos para recoger al mayor del colegio y hasta llevarle de paseo. 

Ahora que están los cuatro en cuarentena, ve «imposible» estar separados entre sí en el domicilio: «Se nos ha insistido mucho en que intentemos aislarnos en la medida de lo posible dentro de casa, que mantengamos separados a los dos niños, que cada padre se intente hacer cargo de uno de ellos... pero es imposible. Nos hemos rendido, porque los niños no lo entienden y son incapaces de estar separados. Hacemos vida normal de puertas a dentro, y cruzamos los dedos para salir bien parados», confiesa.

Borja posa con su hijo confinado, mientras su pareja, Patricia, acude ese día a trabajar.Borja posa con su hijo confinado, mientras su pareja, Patricia, acude ese día a trabajar. - Foto: Jonathan TajesRaúl y Henar están en su primer confinamiento, después de que una compañera de Eva (5 años) diese positivo y Educación enviase a toda la clase a casa, pese a que los niños utilizan mascarillas aun sin ser obligatorias a esa edad. «Pero nos dicen que es el protocolo, que son un grupo ‘burbuja’», recuerda la madre. «Sí es el protocolo... pero ¿a

ver cuál es el protocolo para los padres?», se pregunta Henar, «porque estos son protocolos que no entienden de niños reales, de situaciones y trabajos reales...». Es la odisea de la conciliación.

DEL CEIP PABLO PICASSO

Eva forma parte del último aula confinado en el CEIP Pablo Picasso, un centro que lleva 11 clases cuarentenadas pese a haber implantado de forma voluntaria las mascarillas en ciclos no obligatorios. Avisaron el pasado fin de semana y el lunes tocó test. Eva dio negativo y repetirá el lunes. El martes, si va bien, vuelve a clase.

«Tirar de los abuelos sería tan imprudente como arriesgado, así que toca organizarse para ver quién se queda en casa», explica Henar, quien detalla, que ella (profesora de personas adultas) ha logrado «cambiar algunas de las clases de la mañana a la tarde, otras hacerlas online y otras aplazarlas». Y por las tardes ‘dirige’ el aislamiento de la familia el padre, Raúl, que trabaja solo de mañana y que se ha tenido que pedir un día de vacaciones para encargarse él del que será el último día de cuarentena.

Y en medio de todo, Álex, de 23 meses y el pequeño de la familia, «un daño colateral de la situación, puesto que al tenerse que quedar en casa la hermana mayor, pues también le toca a él», apunta Henar. «¿Podría llevarle a la guardería? Pues según el protocolo sí, pero le dejamos en casa por prudencia», apostilla.

LA GUARDERÍA

En casa de Borja y Patricia, en cambio, sí optaron por llevar al pequeño de la familia a la guardería. El mayor fue negativo y él es el único que debe respetar la cuarentena, por lo que decidieron que mantuviese su rutina aunque no gustase en la  guardería, donde les llegaron a pedir que no le llevasen durante los diez días de cuarentena del mayor, hasta obtener el segundo negativo, porque tenían «miedo».

Patricia no cedió, porque «con dos hijos tan pequeños en casa, trabajar es imposible». «El protocolo-norma-ley-sentido común te dice que el resto de la familia no tenemos que hacer la cuarentena al ser negativo nuestro hijo, por lo tanto somos contacto de un negativo y no hay que hacerla. Así que, movimiento, pero cuando intentamos seguir con cierta normalidad y, por ejemplo, trabajar, nos encontramos con ‘anécdotas’ como la de la guardería», lamenta esta madre que destaca el «ejemplo que son los pequeños».

«Es complicado, la situación lo es y el miedo es libre. ¿Los protocolos, normas para afrontar la pandemia son correctos? Pienso que como todo se puede mejorar».