Setenta años en la piel de Brígida

Óscar Fraile
-

Amelia Legido tiene 91 años y desde los 18 encarna a la sirvienta de Doña Inés en la obra de Zorrilla · Hace medio siglo que vive en París, pero vuelve todos los años a su ciudad de origen para subirse al escenario

La primera vez que Amelia Legido se subió a un escenario para hacer el papel de Brígida tenía 18 años. Tuvieron que caracterizarla para que pareciera una persona mayor: la sirvienta de Doña Inés que ayuda a Don Juan a conseguir su conquista. Fue entonces cuando el ‘veneno’ del teatro empezó a correr por sus venas. Repitió en los siguientes años y así ha seguido hasta la actualidad. A sus 91 años sigue metiéndose en el papel con sus compañeros de Amigos del Teatro.


Ni siquiera importó que esta vallisoletana se fuera a vivir a París hace medio siglo. Todos los años vuelve a su ciudad de origen para no faltar a una cita que le da vida. «Estoy todo el año pensando en ello, me voy en diciembre a Francia y ya empiezo a dar vueltas a la siguiente representación», dice.
Puede que este año sea la última vez que lo haga, pero no porque no quiera, sino porque el cuerpo aguanta hasta donde aguanta. «Si estoy como hoy, lo haré, pero a mi edad un año más cuenta mucho». Por eso el relevo ya está preparado. Su nieta Eva Lafargue encarna desde hace tres años un pequeño papel en la obra. «De momento para mí es un hobbie, aunque ya tengo experiencia en otras obras», dice esta joven de 13 años.


Legido no puede esconder el orgullo desbordado cuando mira a su nieta, que nació en Annecy (Francia), aunque cree que todavía es pronto para que decida si quiere dedicarse a esto.

Quizá lo que más eche de menos Legido cuando deje de subirse al escenario es esa adrenalina que corre a sus anchas entre bambalinas. «Lo que me gusta es ese nerviosismo que te entra antes de salir, preguntarme si me equivocaré o si se me trabará la lengua». Y no será porque no haya repetido el texto. «Pero siempre se te puede olvidar, y más a mi edad». Confianzas, las justas. También echará de menos el contacto con el público, ‘su’ público,  el que tanto le ha dado. «Siempre me llevo muchos aplausos, pero cuando se me acaban tengo que volver a Valladolid a por más».

«Me ofrecieron hacer a Inés, pero no me dice nada salir guapa al escenario»

A Amelia Legido le gusta transformarse. Convertirse en otra persona. Dejar su piel entre bambalinas y meterse completamente en la del personaje. Por eso siempre evitó ser la guapa del reparto. «Cuando era joven me ofrecieron muchas veces hacer a Inés, pero siempre me negué porque a mí no me dice nada salir guapa al escenario», reconoce. Por eso siempre eligió papeles cargados de maquillaje. Incluso en su etapa como actriz profesional.