«Tenemos que adaptarnos a tormentas como la de septiembre»

Alfonso G. Mozo
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Entrevista con Francisco Cacho Morgado, físico, meteorólogo y presentador de El Tiempo, de RTVCyL

Francisco Cacho Morgado, presentador de El Tiempo, de RTVCyL. - Foto: Jonathan Tajes

Físico, meteorólogo, presentador televisivo, exfutbolista... Francisco Cacho Morgado es el polifacético ‘hombre del tiempo’ de RTVCyL desde hace medio año. Zamorano de 34 años, recuerda que siempre había querido ser arquitecto, pero la influencia de un par de profesores le convirtieron primero en físico y, después, en meteorólogo. Pasó por TVE y El País antes de fichar por la ‘tele’ de Castilla y León, una región que admite que está conociendo gracias a un trabajo que para él es también su pasión. Desde el otro lado de la pantalla, Cacho intenta «algo más» que informar sobre si va a llover o a hacer frío: «Me gusta explicar el porqué de las cosas, dar una pequeña lección».

¿Qué fue antes la Meteorología o la Física?

Pues estuve toda la vida pensando en ser arquitecto, pero recuerdo que hubo un profesor en Bachillerato que fue el que me metió el gusanillo de la Física y acabé en Salamanca por el plan viejo, en la licenciatura. Como lo compaginaba con jugar al fútbol en el Zamora (en Segunda B), tardé un poco más de la cuenta en sacarlo, pero también porque soy alguien muy metódico y siempre que me presentaba a un examen es porque iba bien y solía sacar buena nota, aunque hubiese que dejar de lado alguna otra asignatura; mi abuela siempre me decía que el que mucho abarca poco aprieta. Ya en la parte final de la carrera, por otro profesor que tuve, pues me fue enganchando cada vez más la Meteorología y aunque no era algo vocacional, me alegro.

De ahí me fui a Madrid a hacer el máster a la Complutense y, estando allí, por buen expediente, conseguí la plaza de prácticas en TVE. De ahí salté a Meteo Play (una empresa de servicios meteorológicos a medios de comunicación y que después ganó el concurso de la Aemet) y en verano llegó la oferta de RTVCyL, me lancé y la verdad es que no me arrepiento en absoluto porque estoy aprendiendo mucho. Esto es como un máster en Periodismo, por todo lo que me están enseñando mis compañeros cada día y por todo lo que hago.

¿Cómo es eso de ser el ‘hombre del tiempo’?

Cada vez me gusta más. Yo tengo un perfil muy técnico y creo que tengo un hándicap en la comunicación, pero intento aprender y mejorar. He estado en la COP 25 (la Cumbre del Clima) haciendo entrevistas, este domingo voy a presentar el programa del Sorteo Extraordinario de Navidad... Y es que todo lo que sean cosas nuevas y retos, pues me gusta mucho, porque me encanta un trabajo en el que se te incentive.

¿Qué tal se informa en los medios de comunicación de meteorología?

Siempre intento aprender de todo el mundo. Brasero, por ejemplo, no es meteorólogo, pero yo aprendo cada día de él como comunicador; me encanta. Yo veo una diferencia clara entre el periodista, que comunica la información meteorológica, que se limita a decir dónde va a llover, si van a subir o no las temperaturas..., y el meteorólogo, que intenta ir algo más allá. Por ejemplo, lo que me gusta hacer es decir dónde lloverá, dónde va a subir la temperatura... y explicar el porqué de las cosas. Sí, habrá personas a las que esto les resulte algo técnico y no le interese, porque solo quiere saber si llueve o no mañana, pero si tenemos los conocimientos, me gusta dar esas pinceladas, una lección...

Es un tema que importa mucho al ciudadano, pese a que hablar del tiempo siempre se ha banalizado, como que fuese una conversación de ascensor...

Cierto. Importa muchísimo a todo el mundo y cada vez parece que más. En nuestra Comunidad, con tanta gente de campo, agricultores y ganaderos, me consta que es algo que interesa y que ven el Tiempo en RTVCyL; siempre ha habido unas buenas audiencias, lo cual indica que interesa mucho.

¿Castilla y León es una región de contrastes en lo meteorológico?

Sí, sin duda. Yo en verano quizá me he aburrido un poco, porque a los meteorólogos nos gusta que pasen cosas, que haya jaleo... pero es una Comunidad muy rica porque tiene heladas, nevadas, temperaturas altas, nieblas... de todo, prácticamente. Además, estoy aprendiendo mucho hasta de geografía, de sitios que ni conocía, por las fotos que mandan los telespectadores. Recuerdo una de Duruelo de la Sierra, que parece Alaska; o atardeceres de Béjar, con unos tonos rojizos, que me parecía África...

¿Las aplicaciones del tiempo de los teléfonos móviles son fiables?

Estas app normalmente lo que hacen es estar recogiendo datos fiables de Aemet, con lo que, sí, las app una buena forma de mirar el tiempo. Siempre hay matices, claro, detalles que no se pueden nunca simplificar en un símbolo. Por eso, el matiz de poder ver a alguien que sepa de lo que está hablando y te explique las cosas, es muy positivo.

¿Ya no fallan nunca los ‘hombres del tiempo’?

Con pocos días, no. En meteorología, D0 es hoy, D1 es mañana, D2 ya es pasado mañana... y decimos que hasta D3 el pronóstico del tiempo es muy preciso y si fallas es porque es una situación muy difícil, como una DANA o una tormenta de verano de estas que se forman de repente. A uno o dos días es muy difícil que se falle, salvo error humano, claro, de una persona que ese día falla, ya que cuanto más tiempo tienes para la elaboración del pronóstico, mejor te sale. Pero, claro, la inmediatez es lo que te pide hacerlo rápido.

¿Tan difícil es predecir una DANA o una ‘gota fría’?

Es lo más difícil de predecir. Es un embolsamiento que se descuelga de la circulación global del planeta y ese movimiento es lo más difícil de predecir en meteorología.

¿Y no se puede mejorar y evitar que causen daños como los registrados este año?

Este año se predijeron con 24 horas de antelación y afinando hasta la intensidad. Ahora, un día antes ya puedes predecir bastante bien el movimiento, si bien es cierto que el  sitio justo donde cae es complicado aún, porque depende mucho de la geografía. En el caso de Murcia hay que tener en cuenta que la acción humana tiene mucha culpa, porque yo he visto fotos de La Manga del Mar Menor de hace 20 años y fotos de ahora, y uno se da cuenta de que invadimos zonas que no se deberían invadir. La ‘gota fría’ es algo que ha pasado toda la vida, aunque ahora se llame DANA, Depresión Aislada a Niveles Altos, pero otra cosa es la acción del hombre.

¿Cómo ha sido el otoño?

En general en Valladolid empezó siendo un otoño muy seco y muy cálido, pero ha acabado siendo un otoño lluvioso y cálido, porque se han tenido temperaturas bastantes altas toda la estación y es algo que se va a ver estos días finales de año, cuando se darán temperaturas mínimas muy altas, en la franja de seis, siete u ocho grados, cuando lo normal es que estuviese ya helando en Valladolid además, unas heladas importantes.

¿Cuándo llegará el frío?

El año acabará con bastante lluvia y no se espera frío hasta enero. Siempre que hay nubes y lluvia es difícil que haga frío. Hasta que no irrumpa un anticiclón potente, sin nubes, no habrá heladas. Lo que ocurre es que, al no haber nubes, el calor calienta la superficie y luego se escapa por la noche, y es cuando, a primera hora del día, tenemos esas heladas tan importantes y ese frío intenso. En cambio, en verano, cuando aparece un anticiclón es cuando tenemos más calor, mientras que en invierno, si hay anticiclón, es cuando tenemos más frío. Así que, mientras siga habiendo lluvias no llegará el frío de verdad.

¿Es real esa sensación de que cada vez hay veranos e inviernos más largos, mientras que los otoños y las primaveras se difuminan?

Es totalmente real. El verano se está adelantando, con temperaturas cada vez más altas, con más olas de calor... e inviernos cada vez más crudos. Y otoños y primaveras que parece que van a menos, ya que, por ejemplo, este año vamos a tener otoño un mes y medio apenas... es una situación de la que hay ser consciente de que esto es una emergencia climática.

¿Con qué horizonte se mueve esta zona en esa progresiva subida de las temperaturas que se viene anunciando? ¿Habrá un día en que Valladolid no vea una helada, por ejemplo?

Normalmente, se habla a un nivel global y se dice que la temperatura va a subir tres grados, por ejemplo. Pero esto, traducido, significa que va a hacer más calor en verano, lo que llevará a zonas de Andalucía a tener otro clima, a que sean casi tropicales, por ejemplo. Y, claro, eso afectará a todo: vegetación, fauna, enfermedades... tenemos que adaptarnos o tratar de frenar este cambio climático porque el otro día leí, por ejemplo, que hay seis o siete millones de personas que estarían viviendo en sitios en los que ya no podrían vivir si sube el nivel del mar.

¿Se hace lo suficiente para luchar contra el cambio climático?

No. Todos los expertos dicen que si el planeta no está en un punto de no retorno, está cerca de ello. Es decir, que puede estar herido de muerte y que solo duraría, cien, doscientos, trescientos años... lo que fuese. 

¿Qué nota le pondría a la Cumbre Mundial del Clima celebrada en las últimas semanas en Madrid?

La COP 25 ha sido decepcionante en cuanto a los acuerdos entre países, pero saco algo positivo, que es que España, en apenas dos meses, se ha logrado organizar un evento de este calibre y no ha sucedido ningún tipo de incidente. Así que de las pocas cosas positivas que se pueden sacar de la Cumbre, es el buen papel que ha tenido España.

¿Por qué este tipo de cumbres siempre acaban con ese aroma de fracaso?

Yo tengo una opinión personal y lo veo desde un doble punto de vista, el problema político y el hecho de que se ponga el foco demasiado lejos. Porque se dice aquello de hay que reducir un 50% las emisiones para 2030 o 2050, retos que suelen ser muy ambiciosos y que hace que a los negacionistas les dé rechazo. Por eso yo digo que habría que ir a objetivos más reales y cercanos, tal como reducir las emisiones un 1% en España de cara a 2022. Es decir, ponerse retos menos ambiciosos y más palpables a corto plazo.

Y luego está lo de los políticos, porque creo que si lográsemos que el cambio climático fuese apolítico, muchas empresas apostarían por las energías renovables en cuanto tuvieran subvenciones estables, más allá de cual es el signo político del Gobierno de turno.

¿Puede que haya un puntito de postureo en la clase política con el cambio climático?

Sí, sí. La verdad es que hay veces que da esa sensación. Hubo un experto que escuché que decía que casi lo único que podía salvar el planeta eran las redes sociales: que la gente tome conciencia y haga cosas no porque le importe, sino porque así puede mostrar al mundo que lo hace: ‘mira cómo reciclo y, ale, foto a Instagram’. 

¿Se sufre más el cambio climático en una ciudad o en una zona rural?

En las zonas rurales también hay cambio climático, por supuesto. Por ejemplo, tenemos años muy secos y cuando llegan las precipitaciones llegan casi de forma torrencial y causan daños... Los meteorólogos llevábamos años pidiendo a Aemet que acelerase todos sus estudios de atribución para fenómenos como una DANA y este año se ha logrado que a la semana siguiente de esa DANAde junio, por ejemplo, ya se atribuyese al cambio climático, no a los seis o siete meses, como ocurría antes y que provocaba una pérdida del efecto que eso podía tener en la opinión pública.

¿Va a empezar a ser normal que una tormenta cause daños como los del pasado mes de septiembre en Valladolid?

Sí, tenemos que adaptarnos a tormentas como la de septiembre. Estuve en la COP 25 el jueves día 12 y allí por todas partes estaba la palabra resiliencia y esto es la ‘capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos’. Es el mayor reto al que se enfrenta el ser humano porque todos somos responsables del cambio climático y parece que mucha gente ha hecho ya clic, y a ver si ahora lo hacen también los políticos, y que puedan llegar a esos acuerdos a los que todavía no están llegando.