Manzanares triunfa y Morante y Aguado hacen el mejor toreo

D.V.
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El alicantino cortó tres orejas y fue el gran triunfador en el regreso de los toros a Valladolid

José María Manzanares entra a matar a su primer toro de la corrida celebrada esta tarde en Valladolid. - Foto: Efe

El diestro José María Manzanares, que ha cortado tres orejas, ha sido el triunfador de la corrida de toros celebrada en Valladolid, en una tarde de ambiente triunfalista, en la que Morante de la Puebla y Pablo Aguado han cortado una oreja cada uno.

Bordó el toreo a la verónica Morante con el que abría función. Pura seda su capote. Lo meció en un toreo a la verónica de muchos quilates y de cartel de toros la media a modo de broche, en el centro del platillo.

Poco pudo hacer en la muleta con un toro de claudicante embestida, que se derrumbó en varias ocasiones, aunque en su debe cabe destacarle la torería en la apertura en tablas por ayudados por alto. Pero luego abrevió de forma acertada ante la falta de materia prima.

Con el cuarto lo esperó con la muleta retrasada en el cite, para aprovechar la embestida del animal, justo de raza, aunque noble, en un trasteo en el que recorrió mucha plaza y en el que dejó detalles de gran belleza en el toreo al natural. Morante se encontró como en el patio de su casa durante toda la tarde.

De premio gordo fue el segundo, "Soleares", bravo, noble, repetidor, galopando desde su salida de chiqueros y haciendo "el avión" por el derecho.

Certero con la vara Francisco María, en un breve encuentro, como todo el encierro en el caballo. Un trámite. Manzanares brilló a gran altura por momentos. Empaque y elegancia en su toreo en redondo sobre la diestra. Sin embargo, al conjunto le faltó rotundidad. Soberbia la última tanda, antes de cobrar un contundente espadazo trasero, en la suerte de recibir.

Con el quinto, de descompuesta embestida, Manzanares hizo el esfuerzo, con un toro que si lo sometía por bajo doblaba las manos. No se encontró cómodo el diestro alicantino en una labor con excesivas voces. Cobró una gran estocada.

Pablo Aguado brilló a gran altura en su saludo capotero y en el galleo para dejar en suerte al caballo al tercero. Añeja la larga cordobesa al rematar el quite. Tuvo sombras en la embestida "Cangrejero", le costaba tomarla y pegaba un derrote.

Sin embargo a Aguado no le importó, tras una atronadora ovación en el brindis al público, atornilló las zapatillas en la arena, la planta asentada, muy firme y por encima de las dificultades del animal. Había que tirar de él. Eficaz con la tizona, que resultó caída en su colocación.

Con el que cerraba festejo, un toro basto de hechuras, que cogió a Manzanares y volteó espectacularmente cuando cubría el tercio de banderillas, nuevamente Pablo Aguado estuvo muy entregado frente "Aldeano" que no rompió a embestir.

La plaza, informa Efe, registró más de tres cuartos de entrada, dentro del aforo máximo permitido, el 50 %. en tarde de temperatura veraniega.