La guarida de los scouts

Óscar Fraile
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Presidente del Consejo Local de la Juventud y tesorero de la delegación de Castilla y León de la Asociación Scout España

Jorge Gómez posa junto al monumento de la plaza Baden Powell, dedicado al fundador del movimiento scout. - Foto: J. Tajes

1. Plaza de Baden Powell. Se trata de un lugar muy especial para Jorge y para todos los scouts de la ciudad, puesto que allí está ubicado un monumento al fundador de este movimiento. «Todo lo que empieza se empieza por algo, y esta plaza, con su monolito, representa al movimiento scout, al escultismo mundial», asegura. El monumento escultórico se inauguró en enero de 2012 y es obra de Lorenzo Duque. Tiene unas dimensiones de 1,90 por 1,40 metros y está fabricado con piedra de Campaspero. La obra tiene tallada el símbolo mundial del movimiento y lleva una placa que recoge la fecha de inauguración de la plaza y la dedicatoria de la misma a Lord Baden Powell.

2. Círculo Campestre. El Círculo Campestre, situado en el Pinar de Antequera es otro de los lugares más emblemáticos para Jorge. «Allí he pasado muchos años junto a mis compañeras del Grupo Scout Acrux. Un sitio que también está muy ligado a su actividad como scout. «Allí hemos disfrutado más de 150 personas de un escultismo puro y duro y hemos jugado, compartido, vivido y llorado durante muchos años», señala. Por otro lado, también lamenta el estado de abandono en el que se encuentra. «Desafortunadamente, el espacio está cada día un poco más destruido por culpa del vandalismo, aunque no deja de ser un sitio en el que perderse durante horas», opina.

3. Consejo Local de la Juventud. Tiene su sede en la calle de San Blas y durante mucho tiempo ha sido un punto de encuentro para Jorge con distintos jóvenes con inquietudes muy variadas. «Para mí ha sido y es el punto de unión de todo el asociacionismo de Valladolid», dice. No en vano, es el presidente de este entidad. «No hay dos días iguales, y ver cómo jóvenes de distintas edades, de distintos padres y madres, conviven y elaboran proyectos supone un orgullo», añade.

4. Calle Villacarralón. En el número ocho de esta vía está situado el local del Grupo Scout Impeesa, el suyo. «Es mi vida, mi movimiento, mis orígenes en el escultismo», asevera. Es más, sostiene que a este grupo le debe todo lo que él es dentro del movimiento del voluntariado. «Cada vez que entro en las bases del Grupo Scout Impeesa solo puedo tener buenas sensaciones», asegura.

5. Paseo del Cauce. Otro local de un grupo Scout, en este caso el de la Asociación Scout de España (ASDE), se cuela en la lista de los lugares favoritos de Jorge. Está situado en el número 92 del paseo del Cauce y ha acabado convirtiéndose en un hogar para él, por todo el tiempo que ha pasado allí. «La sede de la asociación es un espacio emblemático para mí porque allí he desarrollado mi voluntariado a un nivel más autonómico y nacional», señala.

6. Pasarela del Museo de la Ciencia.  Este sitio está ligado a un día de la semana para Jorge: «Allí pasé muchos viernes de mi infancia y no sé si será el olor procedente del McDonalds, la brisa del aire al cruzar de lado a lado o el vértigo mezclado con ganas de saltar al Pisuerga, el caso es que es un sitio donde merece la pena invertir tiempo», añade. Sobre todo, cuando empieza a caer la noche.

7. Centro de Hemoterapia. Jorge acude a donar sangre una vez al mes. «Allí la palabra compartir se hace un hueco muy importante», dice. Estas visitas regulares le sirven para hacer «una buena acción» y para sentirse «recompensado con la amabilidad de estas grandes trabajadoras y profesionales».

8. Plaza de San Juan Bautista de la Salle. Sus años en el colegio Nuestra Señora de Lourdes le llevan a esta plaza, cercana al paseo de Zorrilla. Recuerda con especial cariño los bocadillos de tortilla con kétchup y mayonesa. Por eso le gusta «volver a esos barrotes donde presumir de brazos definidos y de poder muscular», así como volver a compartir cañas «prohibidas» con sus compañeros de aulas. «Quién pudiera volver...», ironiza.

9. Parque de Covaresa. El sitio por excelencia para tomarse un respiro. «Allí es donde para mi cabeza cuando no me da para más porque es un espacio de soledad en el que se respira tranquilidad y, si pillas un día soleado, no necesitas más para estar relajado», explica. También es especial porque en este parque fue donde besó a su primer amor.

10. Colegio Pinar de la Rubia. «Puede que sea por el patio, por el pinar que hay dentro del colegio o por el gimnasio, no del todo moderno, pero cada uno de los minutos que pasé allí me trae buenos recuerdos», dice. Aunque dentro de esas imágenes se cuele alguna «rodilla ensangrentada». Cosas de la edad.