Sin tregua

Agencias-SPC
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El PP se decanta por mantener la línea dura de oposición, evitando conceder al nuevo Gobierno los tradicionales 100 días de cortesía

En su último encuentro con el grupo parlamentario popular, Casado pidió no dar aire al Ejecutivo de Sánchez a pesar del parón veraniego. - Foto: DAVID MUDARRA

No está escrito en ninguna norma o reglamento parlamentario, pero tradicionalmente, los Gobiernos o los ministros que se estrenaban en el poder gozaban de 100 de cortesía por parte de la oposición. Algunos historiadores señalan que esta costumbre nació en Estados Unidos, cuando el recién elegido presidente Roosevelt en 1933, tras el hundimiento económico del crack de 1929, prometió actuar con audacia y decisión en esos primeros 100 días. Sin embargo, parece que el nuevo Ejecutivo de Sánchez, después de la remodelación de principios de mes, no tendrá ese período de gracia. Al menos, no por parte del PP, ya que el líder del partido, Pablo Casado, se decanta por mantener una línea dura de oposición.

En la última reunión del grupo parlamentario popular en el Congreso, el mandato a los suyos fue claro: no dar aire al nuevo equipo a pesar del parón veraniego. De hecho, su primera iniciativa fue reclamar la comparecencia urgente de todos los nuevos ministros como había pedido también Ciudadanos; después se unió Vox.

Casado expuso además una argumentación que ya había hecho en público: con la aprobación de los indultos, Pedro Sánchez cruzó el Cabo de Hornos; traspasó un punto de no retorno y se enlazó de forma definitiva a sus socios de coalición y al independentismo. El líder de la oposición dibuja así un Gobierno «radical» que repele cualquier pacto con los populares. Culpan al PSOE de despreciar su mano tendida al tiempo que los acuerdos para renovar el poder judicial o el Tribunal de Cuentas se alejan cada vez más.

Eso sí, la modificación del Gabinete puede traer algunos cambios en las filas populares de cara a los duelos parlamentarios. Los blancos principales de sus dardos, Carmen Calvo, José Luis Ábalos y el todopoderoso jefe de gabinete de Sánchez, Iván Redondo, han salido del Gobierno y los de Casado necesitan un nuevo oponente con el que avivar el debate.

Es Félix Bolaños, el nuevo ministro de la Presidencia, el que tiene más papeletas. Mantiene con los populares una buena relación porque negoció con éxito la renovación de Radiotelevisión Española y estuvo a punto de cerrar un pacto para el Poder Judicial, pero, de los nuevos nombres, es el que más voltaje político tiene. En este sentido, la portavoz del PP, Cuca Gamarra, ya estrenó los reproches de su partido a Bolaños culpándole de que el primer confinamiento haya sido declarado inconstitucional. 

También la nueva portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ya han recibido críticas del PP, en ambos casos debido a la posición de España ante la represión de protestas en Cuba y por la negativa del Gobierno a calificar de dictadura el régimen de Miguel Díaz-Canel.

Los populares creen en todo caso que, pese al verano, la remodelación del Gobierno y la recuperación económica -amenazada por la quinta ola del virus- Sánchez no será capaz de remontar en las encuestas y ven clave llegar a septiembre por encima de los socialistas en los sondeos, algo que de momento no ocurre, según las tres encuestas que se publicaron a principio de semana. Todas coincidían en dar un crecimiento a Génova, pero no a costa de Ferraz que se mantenía e, incluso, subía en alguna.

 

Pisar la calle

A la vuelta del verano, el PP estará dejando atrás sus congresos provinciales y el plan de Génova es que su líder se mueva por todo el país. Que Casado pise calle para demostrar que Sánchez, bunkerizado, no puede hacerlo. Además, en las filas conservadoras no preocupa que Vox intente tensarles de nuevo con una moción de censura contra el presidente del Gobierno. Casado no la presentará porque los números, repiten en el PP, solo dan en las urnas, no en el Parlamento.

En octubre, los populares buscarán que su convención nacional demuestre son la única alternativa al Ejecutivo, por lo que expondrán su programa y el plan para reflotar España en sus primeros 100 días en Moncloa. El PP podría dar, además, un golpe de efecto en su cónclave, si logran que Albert Rivera, que no acudió al de Ciudadanos, se sume, una posibilidad que a día de hoy Génova mantiene abierta.