El cepillo de las iglesias se hace virtual

Óscar Fraile
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Las aportaciones presenciales de los fieles caen a la mitad, pero se compensan con las telemáticas y con la exoneración por parte de la Archidiócesis de la contribución a la caja de compensación

Una persona realiza una donación en una Iglesia. - Foto: Jonathan Tajes

Los responsables de la Basílica de la Sagrada Familia anunciaron hace unos días que el templo no se iluminará este año por Navidad, como dicta la tradición. «No entra dinero, y con las restricciones no cubrimos los gastos», reconocieron. Las limitaciones a las actividades litúrgicas han supuesto un golpe a la economía de las parroquias, desde las más pequeñas a las de mayor tamaño, por el lógico descenso de donativos directos de los fieles en las colectas. Los ingresos por esta vía han bajado en torno al 50 por ciento.

No obstante, hay otros factores que han hecho que esta situación no sea especialmente grave para las parroquias de Valladolid. Por ejemplo, la Archidiócesis ha exonerado a las que pasan por la situación más complicada de las aportaciones a la conocida como caja de compensación, que es un fondo común gestionado por esta entidad para afrontar gastos como el mantenimiento de los templos. «Cada parroquia aporta una cantidad en función a unos parámetros, pero durante unos tres meses se ha eximido a las que tienen más dificultades», explica el ecónomo de la Archidiócesis, José María Conde.

Bien es cierto que no todas han dejado de pagar. Las que han podido seguir haciéndolo, lo han hecho. Por ejemplo, la iglesia de Santiago Apóstol ha seguido aportando religiosamente esos 630 euros mensuales y la del Santísimo Salvador, 530. «Pero a nosotros no nos sobra dinero y, aunque nos sobrara, nuestro criterio no pasa por almacenarlo, sino entregarlo para las parroquias más pobres o para las necesidades que haya», asegura el religioso que está al frente de ambas, José Heras. Unas necesidades que él mismo ha visto cómo se han incrementado estos meses. «Hay familias que nos piden ayuda con mucha discreción, porque les da vergüenza que se sepa en qué situación se encuentran», sostiene. Precisamente son estos ingresos, los de las donaciones, los que se dedican a ayudar a estas personas, además de cubrir otros gastos, como limpieza y suministros.

Hay otro factor que ha sido fundamental para compensar el descenso de los cepillos: las donaciones por Internet. Son cada vez más frecuentes y van dirigidas a parroquias concretas. De hecho, la Conferencia Episcopal tiene un portal en la red (www.donoamiiglesia.es) mediante el cual se puede colaborar con la parroquia de España que cada uno quiera. Las 306 de Valladolid ingresaron el año pasado 5.000 euros por esta vía y en lo que va de 2020 ya son casi 80.000.

Donación regular. Este portal da la posibilidad de hacer una aportación puntual o establecer una regular (mensual, trimestral o anual), con cantidades predefinidas que van desde los 15 hasta los mil euros, aunque hay otra casilla en la que se puede meter la cifra que el donante prefiera. El presidente de la Conferencia Episcopal, Joan Josep Omella, pidió la semana pasada a los fieles que optaran por esta fórmula ya que «los cepillos se están quedando vacíos». Desde Valladolid no se ha hecho una declaración tan expresa, pero el ecónomo de la Archidiócesis reconoce que «se está haciendo hincapié» en estas suscripciones, al igual que en la «necesidad» de marcar la casilla de la Iglesia en la declaración de la renta. «Mucha gente poco a poco lo va haciendo», señala. Una tendencia a la que ayudan las ventajas fiscales, ya que las aportaciones hasta 150 euros desgravan un 80 por ciento en la declaración de la renta y, a partir de esa cantidad, el 30 por ciento.

El párroco de la iglesia María Milagrosa, Luis Miguel Rojo, quien también es delegado de Cáritas Diocesana en Valladolid, reconoce que los ingresos a través del cepillo se han reducido «drásticamente» en la pandemia. «Han sido meses muy duros», señala, aunque reconoce que «poco a poco» se retoma la normalidad. Además, las personas que hacen aportaciones periódicas a través de Internet han aumentado, a la parroquia también ha llegado algún «donativo extraordinario».

Los ingresos anuales de la Iglesia en Valladolid por donaciones rondan los 2,1 millones, un millón por aportaciones regulares y el resto, para campañas específicas.