Para ponerse de mala leche

M.H. (SPC)
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Un informe del Ministerio que estudia el trienio 2018-2020 hace oficial lo que todo el mundo sabía: los ganaderos lácteos están cobrando por lo que producen menos de lo que les cuesta producirlo

Para ponerse de mala leche

Es sin duda uno de los temas más candentes del panorama agroalimentario español. Los ganaderos y las organizaciones que los representan llevan años denunciándolo, pero hasta el momento poco o nada se ha hecho desde el Ministerio de Agricultura (MAPA) para solucionarlo. Recientemente se modificó la Ley de la Cadena para evitar, entre otras cosas, este tipo de prácticas, pero junto con la ley ha venido la trampa y los profesionales se ven obligados a firmar contratos que contravienen la norma y sus intereses. Sin embargo hoy ya es oficial: los ganaderos cobran tres céntimos menos por cada litro de leche que lo que les cuesta producirla, según un estudio encargado por Agricultura que se hará público en próximas fechas.

Se trata de un trabajo en el que han estado implicados todos los interesados: técnicos del Ministerio, organizaciones agrarias y patronales de la industria y la distribución. Y no deja lugar a dudas: la labor conjunta de todos los agentes del sector con el MAPA establece unos costes medios de producción de la leche en España de 0,35 euros por litro, mientras que entre 2018 y 2020 los precios medios percibidos por los ganaderos se situaron en 0,32 euros por litro. Estos datos han sido publicados por COAG, una de las organizaciones agrarias participantes en este estudio.

Según confirman desde la propia organización, el estudio quedó cerrado el pasado viernes tras casi un año de labor y el Ministerio no lo ha hecho público todavía por una cuestión de trámites, pero ya nada va a cambiar en las conclusiones extraídas. La principal de estas conclusiones es que la industria está ahogando a los productores, que se ven obligados a cerrar sus explotaciones. Y esto plantea varios interrogantes: ¿va a actuar la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) para evitarlo? ¿Qué pasará si los productores terminan por abandonar completamente la actividad? ¿De donde vendrá la leche y a qué precio?

De entrada, COAG considera una buena noticia para el sector lácteo la publicación de este estudio de la cadena de valor de la leche aprobado por el Observatorio de la Cadena Alimentaria del Ministerio de Agricultura. «Por primera vez, todos los agentes que participamos en el proceso de producción, transformación y distribución de la leche hemos llegado a un consenso para tener un estudio de referencia oficial en torno al proceso de formación de ingresos y costes. Es un paso adelante importante para conseguir una mayor transparencia entre el campo y la mesa y caminar juntos hacia la sostenibilidad económica de la actividad ganadera», ha subrayado Andoni García, responsable de Cadena Alimentaria de COAG.

Sin embargo, siendo una buena noticia, los datos del estudio hacen oficial una realidad sangrante y avalan las reiteradas denuncias realizadas por COAG y otras organizaciones agrarias en los últimos tres años. Los costes de producción de un litro de leche se elevan a 0,35 euros por litro, mientras que en el periodo comprendido entre 2018 y 2020 los ganaderos percibieron un precio medio de 0,32 euros. De esta manera, según los cálculos elaborados por el Departamento de Ganadería de COAG, una explotación media tuvo que soportar unas pérdidas mensuales entre 1.231 y 1.464 euros durante el trienio objeto de estudio.

Las consecuencias: 2.270 explotaciones se vieron obligadas a echar el cierre por falta de rentabilidad. «Hoy quedan 11.900 ganaderos. A este ritmo, en apenas 10 años nos quedaremos sin pequeñas y medianas explotaciones. Resulta como mínimo inquietante un escenario en el que dependiéramos del exterior para desayunar cada mañana. Es vital una gran reflexión por parte de los responsables políticos para orquestar un plan de choque urgente que ayude al mantenimiento de las pequeñas y medianas explotaciones lácteas, estratégicas para garantizar la seguridad alimentaria y el desarrollo económico y social de grandes áreas rurales, en la mayoría de los casos en riesgo de despoblamiento», ha argumentado García.

COAG pide a la AICA que inicie una inspección de oficio de todos los contratos en vigor entre industrias y ganaderos. La Ley de la Cadena Alimentaria obliga a la firma de contratos con precios por encima de costes y es necesario tener en cuenta la espiral alcista de las materias primas básicas para la alimentación animal (26% de incremento en el último año). «La dignidad de los ganaderos y ganaderas pasa por la rentabilidad de su actividad, no por campañas de marketing de industrias y cadenas de distribución con ‘ganaderos’ sonrientes en prados bucólicos y verdes. Pedimos responsabilidad, respeto y el cumplimiento de la Ley», ha apostillado el responsable de Mercados Agrarios de COAG.

La situación plantea una inquietante cuestión: en estas circunstancias el número de explotaciones decrece por días y, aunque hasta hace poco las que quedaban en pie iban asumiendo esa falta de producción y, consecuentemente, aumentando su tamaño, en los últimos tiempos esa tendencia ha cambiado y cada vez se ordeña menos leche en España. En otros campos de la economía, e incluso de la ganadería, explotación más grande suele significar un mejor colchón y una mayor rentabilidad; pero en este caso tener más vacas solo implica perder otros tres céntimos por cada litro extra que se produce. Incluso fuentes del Ministerio aseguran que esta situación está comenzando a provocar inquietud en el departamento que dirige Planas.

Eso nos coloca ante un gran problema: ¿de dónde va a salir esa leche que dejan de dar nuestras vacas? Si nos fijamos en otros productos agroalimentarios, como por ejemplo las hortalizas, al otro lado del estrecho tenemos un país (y hay muchos más) que nos las puede ofrecer más baratas; eso es sin duda criminal para los productores, pero la estrategia de la industria tendría cierto sentido (aunque muy poca ética). Sin embargo en este caso la manera de actuar de la industria y la distribución no tiene razón de ser, es como tirarse piedras al propio tejado, ya que si se acaba con los productores nacionales se van a tener que ir a buscar la leche a países que la van a cobrar más cara, como Irlanda, Francia o Alemania, por poner algunos ejemplos, porque Marruecos no exporta leche. Hay casos como el de Lactalis, con capital francés e infraestructura en ese país, en los que quizá se pueda sortear esta subida de precios, pero la mayoría de la distribución nacional se verían abocada a comprar más caro y, lógicamente, a vender más caro.

Eso sería un problema para el consumidor, pero también para la propia distribución. Según aseguran desde COAG, se manejan estudios que revelan que el precio de la leche es un punto caliente para los consumidores a la hora de elegir el supermercado al que van a comprar. Es decir, ciertas cadenas están dispuestas incluso a perder dinero con este producto sabiendo que, una vez en el local, el comprador llenará el carro con otros alimentos que compensarán esas pérdidas. Un producto reclamo, en definitiva.

Desde un principio esto es ilegal, ya que la Ley de la Cadena permite establecer ofertas que rebajen el valor de un producto, pero siempre y cuando esto no se repercuta en los productores, lo cual no es el caso. Pero es que, además, cuando no queden productores locales a los que apretar los extranjeros obligarían a aumentar los precios al final de la cadena y la leche pasaría de ser un reclamo para muchas familias a convertirse en casi un lujo, sobre todo teniendo en cuenta la caída general de poder adquisitivo que se ha producido a causa de la crisis provocada por la pandemia.

AGAPROL.

A la vista de la situación, AGAPROL, la mayor Organización de Productores Lácteos (OPL) de España ha solicitado a todas las industrias lácteas la renegociación de los contratos en vigor con sus asociados en todo el país. Según la organización, estas industrias están obligadas a subir el precio de los contratos suscritos con los ganaderos para evitar el incumplimiento de la cláusula de ‘Costes de producción’ que se incluye obligatoriamente desde agosto y que el R.D. 5/2020 estableció para evitar que los ganaderos tuvieran que vender su leche a pérdidas.

La OPL llevará a las industrias lácteas una propuesta base de 37,15 euros por cada 100 litros fruto de la suma de los costes de producción del informe del Ministerio de Agricultura, más la subida de esos mismos costes de producción, menos la cantidad recibida por los ganaderos por «otros ingresos» (léase venta de terneros), como determina el mismo informe encargado por el Ministerio. Este documento establecía que los costes de producción en una explotación ganadera tipo fue de 0,36 euros por litro durante el primer semestre de 2020, cuando se realizó el trabajo de campo. El mismo informe establecía que los ganaderos recibían «otros ingresos» de 0,0296 euros por litro producido por otras actividades anejas a la producción de leche cruda de vaca.

Las materias primas para la alimentación, explica AGAPROL, han experimentado una subida de 0,0388 euros por litro desde el mes de octubre, cuando los mercados de la soja y el maíz se dispararon a nivel internacional. Según la organización, la alimentación supone un 65% del total de los costes de producción de una explotación. Las industrias alegaron que la subida era puntual en el momento de la negociación pero el mercado se mantiene estable y las previsiones apuntan a que todo el año 2021 mantendrá la misma tendencia alcista.

Aparte de todo esto, detalla la OPL, las subidas de la factura de la luz y los combustibles son dos elementos cuyo coste aún no se ha cuantificado por litro de leche producido, pero las granjas están soportando subidas en estos apartados que llegan a duplicar en algunos casos lo pagado el año pasado cuando se realizó el informe de costes de producción del propio Ministerio.

En resumen, queda claro lo que los ganaderos vienen denunciando desde hace años: se les paga menos que lo que cuesta producir. Y ahora queda esperar que el Ministerio, a través de la AICA, actúe como es debido y ponga las cosas en su sitio antes de que nos quedemos sin lecherías y tengamos que traer el producto de países vecinos por no haber sabido cuidar a quienes la ordeñan en la puerta de casa.