Los Hombres de Musgo se estrenan como fiesta internacional

Ical
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La Secretaría de Estado del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo otorgó esta declaración al municipio salmantino

Procesión del Corpus Christi y desfile de los Hombres de Musgo en la localidad salmantina de Béjar, declarado este año Fiesta de Interés Turístico Internacional. - Foto: Jesús Formigo (Ical)

Las calles del municipio salmantino de Béjar lucen hoy un aspecto diferente. Alfombras de tomillo y lavanda cubren sus adoquines, puertas y balcones engalanados junto a numerosos altares, esperan de forma solemne el paso de la procesión de la reliquia del Santísimo, que avanzó como cada año acompañado de los seis Hombres de Musgo. Un desfile en el que también participaron autoridades locales, cofradías, bandas de música y numerosos fieles. Este año, el Corpus Christi y los Hombres de Musgo de Béjar estrenan el título de Fiesta de Interés Turístico Internacional, que como destacó la alcaldesa de la nueva corporación municipal, Elena Martín, “es un galardón muy importante” que a su juicio “hay que mantener y cuidar cada vez con más calidad”.

Por su parte, la regidora destacó la importancia de este nombramiento para Béjar y de que éste sea también el primer año que lo preside una mujer al frente del Consistorio. Entre emoción y nervios, aseguró “estar a la altura” de todos los bejaranos para los que esta fiesta “significa tanto”. En ese sentido, agradeció la colaboración de las personas que de manera voluntaria colaboraron “en tiempo récord”, esta semana para dejar la ciudad “así de bonita en un día tan especial”.

Como marca la tradición, desde primera hora de la mañana, el musgo comenzó a cubrir los cuerpos de los cuatro hombres y dos mujeres, que desfilaron “con gran orgullo” como los Hombres de Musgo. Portar este traje “es una experiencia muy emocionante como bejarana y mujer”, destaca Rosario Heras Guijo, que después de esperar ocho años en la lista junto a su hermano José Antonio para poder ostentar este puesto.

Nerviosa y “un poco cansada del peso y la presión” que ejerce sobre ellos el musgo, dicen que “es una sensación de claustrofobia”, pero ambos reconocen que “merece la pena” y más desfilando los dos juntos. Los seis participantes de este año coinciden en el “orgullo y satisfacción” que supone participar y sostienen que “siendo bejarano hay que pasar por ello”. “Cansado, apretado pero muy gratificante” describe este momento Vanesa Barrios, la otra mujer que forma parte de este equipo de “musgo”. Llevaba esperando este momento siete años y señala que “es la mejor lotería que le puede tocar a un bejarano”.

Estos trajes, que pueden llegar a alcanzar entre los ocho y los 15 kilos de peso, se colocaron por piezas bien atadas, que impedían articular las rodillas al caminar. Junto a ellos, numerosos fieles y curiosos buscaban una instantánea a su lado para inmortalizar este momento, en una jornada calurosa en la que algunos acompañantes trataban de refrigerar el vegetal. La comitiva partió pasadas las 11 horas de la mañana de la Plaza Mayor, para dirigirse hasta la de San Juan Bosco al encuentro de la procesión religiosa, que por su parte, salió de la iglesia de Santa María la Mayor, para regresar de nuevo todos juntos a la Plaza.

Tradición y leyenda

Los Hombres de Musgo recrean una antigua leyenda allá en tiempos de Alfonso VII de Castilla, cuando la ciudad bejarana estaba en manos de los musulmanes. El avance árabe fue tan rápido que los cristianos sólo pudieron sucumbir sin oponer resistencia y fueron expulsados de los núcleos de población. Refugiados en la sierra, anhelaban el día en que pudieran atacar al enemigo musulmán con todas sus fuerzas. Dicen que el destino quiso intervenir en favor de los cristianos, agudizando su ingenio. El día de Santa Marina, Virgen que vivió disfrazada, a un grupo de lugareños que se encontraba en El Castañar, se les presentó la inspiración  en forma de color verde esperanza, por lo que se dieron cuenta de que era “el musgo”. Por ello, decidieron recubrir sus ropas con esta planta para camuflarse y acceder a la ciudad sigilosamente. Los centinelas abrieron las puertas de las murallas como cada mañana y los hombres de musgo avanzaron, pero al verlos, los moros creyeron que los cristianos “eran alimañas o monstruos” y salieron corriendo. Los bejaranos entraron y pudieron reconquistar la ciudad.

Desde ese día, la puerta por la que se adentraron los ingeniosos cristianos se denomina como ‘Puerta de la Traición’. Y desde entonces, el pueblo de Béjar recordó la hazaña año tras año hasta que en el siglo XIV esta conmemoración se fundió con la tradición del Corpus Christi, cuya procesión fue instituida en 1263 por el papa Urbano IV.