Los bares 'necesitan' que el ritmo de contagios baje aún más

A. G. Mozo
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La Junta exige una incidencia acumulada de 400 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días para la reapertura de la hostelería y el gran comercio, pero con la actual frecuencia, la provincia no lo lograría hasta el domingo 6 de diciembre

Un grupo de personas se toman un café en la calle, en Valladolid. - Foto: Miriam Chacón (Ical)

Hostelería, centros comerciales y gimnasios viven estos días una especie de cuenta atrás para saber si la tenue tregua que está dando la pandemia en Valladolid llegará a consolidarse a tiempo de poder reabrir sus negocios en el puente de la Constitución y la Inmaculada, en el que se encadenarán hasta cuatro días festivos (del sábado 5 al martes 8). La condición para que la Junta de Castilla y León levante las restricciones que les mantienen cerrados desde el 6 de noviembre es que la incidencia acumulada se sitúe en una tasa inferior a los 400 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días. Y esa es la cuenta atrás.
La mejoría que se perseguía con la clausura de los tres sectores acordada hace tres semanas no ha empezado a dar sus frutos hasta los últimos días en Valladolid, después de que en las dos primeras semanas de vigencia apenas se consiguiese contener el brutal avance de esta pandemia en la provincia. Ahora ya sí que hay un descenso claro del ritmo de contagios, pero la duda es si habrá llegado a tiempo de cara a un puente que, a falta de escapadas y casas rurales, aparece señalado en rojo por hosteleros, comerciantes y hasta por los responsables de los centros deportivos, aunque estos en menor medida, claro.
Para el gran comercio, porque no solo podría abrir el viernes y el sábado, sino que también tiene marcado ese domingo 6 como el primero de los cinco aperturables que empalmaría para la campaña navideña, una vez que ha perdido el efecto del ‘Black Friday’. Y, sobre todo, para la hostelería que gozaría de cuatro días festivos, sin barras y con las terrazas limitadas a grupos de seis personas, pero al menos con la verja levantada y una clientela ávida de planes.
LOS CÁLCULOS

Pero la realidad de los números todavía no es clara y lo cierto es que si la Junta actúa estrictamente lo normal es que la provincia vallisoletana no llegue a tiempo de situar su incidencia en esos 400 casos antes del puente. Los cálculos efectuados por El Día de Valladolid en base al descenso del ritmo de contagios que viene dándose durante estos días no son todo lo halagüeños que 'necesita' la hostelería y el gran comercio, ya que la provincia no bajaría a esa tasa hasta el mismo domingo día 6, justo en medio del ansiado puente.
La incidencia acumulada (IA) baja a un ritmo de unos 41 casos al día desde el pasado domingo, cuando se daba el último repunte hasta la fecha y se volvía a acariciar el millar de casos, que es la franja en que llevaba dos semanas la IA a 14 días en Valladolid que, a falta de descensos, toda la batería de medidas al menos sí había conseguido la contención de la transmisión.

DESDE EL DOMINGO

La tasa de 998 notificada el domingo bajó, de manera sucesiva a 954, 905, 869, 810 y a los 793 del viernes, caídas, pero no tan acentuadas como se desearía, puesto que, a ese ritmo, Valladolid llegaría al jueves 3 de diciembre –cuando se tomaría la decisión como muy tarde– todavía con una incidencia (a 14 días) por encima de 500.
Pero no todo estaría perdido ya que otro de los indicativos que la Junta tiene en cuenta, la IA a 7 días, podría ser el salvoconducto para esa reapertura. Esta ratio sirve de cálculo de futuro para ver cómo se prevé el avance de la pandemia y se tiene que situar por debajo de los 200 «de un modo sostenido», tal y como explicó este miércoles el portavoz y vicepresidente de la Junta, Francisco Igea. Esta es una tasa usada como una proyección para estimar que si en los últimos siete días se ha logrado una ratio de 200 contagios por cada 100.000 habitantes, en los próximos siete se vislumbraría (multiplicando por dos la cifra) ya una incidencia a 14 días en la franja de los 400, aunque en ese instante aún no se esté ahí. Y la IA a 7día está ahora mismo en 324, es decir, anunciando una caída mayor de la incidencia en las próximas jornadas.
Pero más allá de lo que ocurra la próxima semana, se autorice o no la reapertura de la hostelería y el gran comercio, la Junta ha dejado muy claro a estos sectores que, para continuar abiertos, la incidencia acumulada no puede superar esa tasa de 400. Es una especie de fase ‘extra’ que Castilla y León ha creado sobre la base de ese ‘semáforo’ que implementó el Ministerio para dar homogeneidad a las medidas de las comunidades autónomas, pero que ‘solo’ llega hasta 250. A partir de esa ratio, se está en el nivel ‘muy alto’ y se permite la adopción de restricciones «extraordinarias» a las comunidades, como el del cierre de bares y los centros comerciales que puso en marcha el pasado 6 de noviembre la Junta de Castilla y León; una administración que, ahora, ha acordado esta nueva franja de los 400 para tratar de dar «certidumbres» a estos sectores.
En el caso de Valladolid, para que la provincia se mantenga dentro de ese margen, los nuevos positivos semanales deben moverse en la franja de los mil, mientras que en la capital no pueden superar los 600. Cifras que, en ambos casos, llevan semanas superándose y a las que empiezan a acercarse tras un mes sin bares ni centros comerciales.

CIERRES PERIMETRALES

En un principio, la idea de la Junta es que la unidad básica para imponer o levantar estas restricciones sea la provincia, porque también se toma como referencia la situación en los hospitales. Por este motivo, vuelven a plantarse los cierres perimetrales provinciales, como se ha hecho ya desde este fin de semana con Ávila y Segovia, las primeras en bajar a la franja de los 400 casos. Incluso no se descarta que las restricciones se puedan personalizar en grandes municipios con ratios peores que las de la provincia. En Valladolid, Medina del Campo, Cigales, Íscar y  Rioseco son ejemplos de localidades con la incidencia muy por encima de la media, a día de hoy.

LO QUE NO CAMBIARÁ

Haya o no puente con bares y comercios, lo que no cambiará serán las demás restricciones que se impulsaron durante el mes de octubre, ya que se seguiría dentro de ese nivel ‘muy alto’ de riesgo. Así, la Junta no va a desactivar el toque de queda a las 22.00 horas, el cierre perimetral de Castilla y León, ni la limitación de reuniones a seis personas, tanto en los domicilios, como en la calle y en las terrazas de la hostelería, en el caso de que reabran los bares, que, además, lo harían sin barras.