La baja ocupación pone contra las cuerdas al sector hotelero

M.B
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Las previsiones más optimistas apuntan a que los hoteles de Valladolid tendrán tan solo un 35% de reservas en agosto, cuando el año pasado alcanzaron el 70%

Habitación de un hotel. - Foto: D.V.

«La situación es dramática. Es así». El presidente de la Asociación de Hoteles de Valladolid, Francisco Posada, no se anda por las ramas al hablar de las consecuencias de la covid-19 en un sector que vive principalmente del turismo y de la organización de eventos, congresos o campeonatos deportivos, por citar tres ejemplos, inexistentes en los últimos cuatro meses. La baja ocupación desde la reapertura de los establecimientos, cifrada en este mes de julio entre un 20 y un 25 por ciento, y con previsiones de un máximo de un 35 por ciento en agosto, que viene condicionada por la escasa movilidad entre provincias y la ausencia de turistas extranjeros han puesto contra las cuerdas a los hoteles de la capital en un momento en el que aún no han abierto sus puertas el cien por cien: «Ahora mismo rondaremos el 80 o el 90 por ciento abiertos y solo con la mitad de la plantilla».

La mayoría de establecimientos hoteleros de Valladolid, que pueden sumar las cuatro decenas en la capital, decidió reabrir a finales de junio y primeros de julio, una vez levantado el estado de alarma. A pesar de la baja ocupación, arrancaron aunque con la mitad de los trabajadores. «La incertidumbre es muy grande pero había que volver», reconoce Posada, que calcula que los que hayan abierto sus puertas lo habrán hecho con ese cincuenta por ciento de la plantilla o, como mucho, con un sesenta, «teniendo en cuenta las previsiones y que los ingresos iban a ser mínimos». Como muestra, pone su propio hotel, el Enara, que ha vuelto con la mitad de los recepcionistas, cocineros, administración...

La ocupación ha sido la primera realidad con la que se han dado de bruces los hoteles de Valladolid. En julio está entre el 20 y el 25 por ciento, cuando este mismo mes del año pasado, según datos de la Asociación, era del 60%. Pero el pesimismo aumenta al ver las previsiones para agosto que, en el mejor de los casos, dan un 35 por ciento de reservas (aunque se baraja también un 30), cuando en 2019 en el mes central del verano se alcanzó el 70 por ciento. « Esperemos que sea un poco mejor, aunque viendo noticias como las de Lleida y Galicia hay que ir con cautela», se sincera el presidente de la Asociación de Hoteles, que apunta a que esa baja ocupación tiene como uno de sus motivos la ausencia de viajes interprovinciales o entre Comunidades por turismo.

De hecho, el perfil del cliente de los hoteles en Valladolid es claro: español y de paso o de fin de semana. «La caída es tremenda. La gente ha dejado de viajar, las noticias de los rebrotes tampoco ayudan... ahora la gente solo hace escapadas cortas, de fin de semana... no se llenan hoteles ni siquiera los sábados, cuando esos días si era normal colgar el cartel de lleno», analiza con mucho pesar Francisco Posada, tildando la situación de «dramática». El turista que llega a Valladolid es nacional y no hay apenas extranjeros: «Cero. Solo del país».

Por todo ello, las previsiones del sector hotelero en la provincia vallisoletana son claras: julio y agosto serán meses de pérdidas. Las reservas invitan a pensar que darán muy justo para poder hacer frente a las hipotecas o los alquileres de los locales, más la parte de la plantilla que se haya sacado del ERTE: «Las pérdidas son seguras».

Desde la Asociación se insiste en que los hoteles se han ido adaptando a las medidas exigidas tras la pandemia de la covid. Muchas de ellas, llegan desde el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC por sus siglas en inglés), que representa al sector privado a nivel mundial, y que elaboró a mediados de mayo un protocolo general centrado en medidas de distanciamiento y limpieza tanto personal como en las dependencias del hotel. En Valladolid ya hay varios establecimientos con el check in online y en otros están trabajando para implantarlo; además de la obligatoriedad de las mascarillas en las zonas comunes, la información de manera digital o por códigos QR y las habitaciones con mucha menos decoración que antes: «Hay menos papel, pocos elementos decorativos, desinfecciones... y por supuesto todas las facilidades para los cambios en las reservas». 

precios similares. Una de las dudas que hay entre los clientes se basa en los precios. Desde la Asociación de Hoteles de Valladolid se deja bien claro que son similares o, «incluso por debajo», a los del año pasado en estas mismas fechas. «El problema no son los precios de las habitaciones sino la ausencia de desplazamientos y de viajes. La gente no viene».