La pócima de los gladiadores azules

M.B
-

Moisés Jiménez y Leticia Rodríguez nos abren las puertas de la cocina del 3er Tiempo con el cocido de los jueves como uno de sus buques insignias

Águeda Sánchez, en la cocina del 3er Tiempo. - Foto: Jonathan Tajes

Pintar, pinta todo el mundo, pero hay que hacerlo bien». Águeda Sánchez repite esta frase casi a diario cuando empieza a preparar el menú del día siguiente. Es como una especie de consigna antes de meditar si preparará plato de cuchara, pasta o ensalada, si el segundo será una carne o un pescado. Se la repite a su hija, Leticia, y a su yerno, Moisés. Ambos se pusieron hace tres años y medio al frente del 3er tiempo, en los bajos de la sede de la Fundación Municipal de Deportes, donde todos los días comen, entre otros, medio equipo del Recoletas Atlético Valladolid de la Liga Asobal.

«Nos metimos en esto por nuestro anterior socio, Luis Ángel Hermoso. Él fue el que se enteró y el que más fuerza hizo», recuerda Moi sobre cómo llegaron a esta cafetería-restaurante. Él mismo lleva detrás de una barra desde que era un mocoso. «Siempre andaba ayudando, viendo cómo se hacían los cafés o merodeando por allí». Así que lo normal es que cuando creció comenzase a trabajar en la hostelería. Tuvo un par de negocios, entre ellos el bar La Rampa, hasta que surgió esta oportunidad en la calle Joaquín Velasco (justo en la entrada al polideportivo Huerta del Rey). 

Y así, con Águeda entre fogones, y Moi y Leticia al frente, arrancaron en jornadas ininterrumpidas de ocho de la mañana a casi once de la noche, dando desayunos, almuerzos y cenas. «Lo nuestro es cocina tradicional y sobre todo casera. De fuego lento, del famoso chof chof... de cocido, lentejas...», relata Moi. Es verdad que, al ser cafetería, uno de sus momentos álgidos está en las mañanas y en los cafés «que siempre llevan un trozo de bizcocho casero», pero como ‘restaurante’ oficial del Club Atlético Valladolid, uno de sus fuertes está en el horario de comidas.

Cuentan con un menú del día, con dos primeros, dos segundos, pan y postre por 9 euros, que es aún más económico, 6, si es para llevar. Porque, adaptados a las actuales circunstancias, les está funcionando lo de recoger en el local, vendiendo más de una veintena de cocidos un jueves normal. Precisamente ese cocido, hecho el día anterior y rematado el mismo jueves, es uno de sus platos estrella, junto a las croquetas o las empanadillas caseras. «No nos hemos querido especializar en uno en concreto», matiza.

La carta, además de algunas tapas, cuenta con ese menú que van cambiando semanalmente salvo esos jueves de cocidos (fueron el escenario de uno de los eventos solidarios vinculados al Atlético Valladolid, el cocido de hace un par de años, llegando a dar más de un centenar a la vez): «Hemos tenido también las lentejas los martes, porque venían seis clientes específicamente a por ellas, aunque ahora con la pandemia no las estamos sirviendo, pero las retomaremos».

Al dar de comer hasta a nueve jugadores de balonmano, siendo esa pequeña pócima que usan los gladiadores azules, uno de sus caballos de batalla es la comida saludable: «Normalmente enfocamos los menús a ellos aunque siempre basados en esa cocina casera que tanto nos gusta».

Con una capacidad para un centenar de personas antes de las restricciones, cuenta además con una terraza con 22 mesas, que en breve modificará, ampliando la misma: «Queremos contar con un espacio más amplio, semicerrado, tanto para invierno como para verano». En ello andan ahora enfrascados, con la idea de tenerla abierta en 2021.

«Hace muchos años me dijo un hostelero que el secreto de una cafetería era un buen café y una buena tortilla. Pero como dice mi suegra hay que hacerla bien», comenta con una amplia sonrisa Moi mientras bromea con que no estamos en el Húmedo pero en su local la tapa (gratis) con la consumición es sagrada.