Valladolid, la provincia más dinámica en franquicias de CyL

Óscar Fraile
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Este modelo de empresas sigue al alza y ha consolidado una subida del 24% en su facturación en los últimos 4 años

Valladolid, la provincia más dinámica en franquicias de CyL - Foto: Jonathan Tajes

Dentro de las muchas decisiones que hay que tomar cuando un emprendedor se plantea poner en marcha su negocio está la de adoptar la forma más idónea. Los inicios nunca son fáciles, por eso cada vez más empresarios se decantan por la fórmula de la franquicia. Con sus ventajas e inconvenientes, las franquicias se han consolidado como una fórmula empresarial que no ha dejado de crecer en los últimos años en Valladolid. Tanto las que tienen su sede aquí como los franquiciados que abren en la capital negocios cuya central está en otras ciudades de España.

Según los datos de la Asociación Española de Franquiciadores (AEF), la facturación de estas empresas en Castilla y León ha aumentado un 23,8 por ciento entre 2013 y 2017, últimos datos disponibles, al pasar de 99,1 a 120,1 millones de euros. Aunque la AEF no dispone de estos datos a nivel provincial, el director ejecutivo de esta entidad, Eduardo Abadía, asegura que la evolución regional es extrapolable a Valladolid, «que es la provincia más dinámica de Castilla y León».

En 2017 había 32 franquicias cuya central está instalada en Castilla y León, frente a las 23 del año 2013. Hay otros informes que confirman que Valladolid tiene una posición dominante en este mercado. El que publica todos los años la consultora Barbadillo y Asociados indica que hay doce ‘centrales’ en la capital. Es decir, más de un tercio de todas las de Castilla y León. 

Bien es cierto que estas estadísticas no muestran una fotografía exacta del sector, puesto que en ellas solo se publican los datos de las franquicias que dan su autorización, de modo que la cifra de negocios con sede en Valladolid es más alta de las doce que recoge el informe de Barbadillo y Asociados.

Pero de lo que no hay duda es de que estos negocios no han dejado de crecer en los últimos años. Además, lo han hecho de forma sostenida. Cada año, un paso adelante. De las 634 que había en España en 2002 se ha pasado a 1.348 en 2017. Ocho de cada diez son nacionales y el resto, llegadas del extranjero. En Castilla y León el empleo generado roza los 1.600 puestos de trabajo, casi el equivalente a la factoría de Michelin.

«Valladolid es la provincia más activa y dinámica de la Comunidad, tanto en las centrales como en tiendas físicas», asegura Abadía. No es casualidad que aquí se haya celebrado en dos ocasiones la feria FranquiShop, que pone en contacto a franquicias con emprendedores. A la última, celebrada a finales de 2017, acudieron 50 compañías.

Bien es cierto que las franquicias de Valladolid tienen «asignaturas pendientes» que muy probablemente tendrán que afrontar «a medio o largo plazo», como la internacionalización, pero en el ámbito nacional la provincia sale muy bien parada, con enseñas que se han extendido por otras ciudades en los últimos años, como Olibher, Solera y The Beauty Corner. «Ha habido un crecimiento continuo en los últimos diez años, aunque ahora el mercado es cada día más exigente y solo se podrá seguir en esa línea en la medida que las franquicias se adapten a las necesidades del consumidor», asegura el director ejecutivo de  AEF.

Visibles en las calles.

El auge de esta forma de distribución comercial es visible con solo dar un paseo por las calles más céntricas de las principales ciudades. Por ejemplo, en Santiago y Mantería el comercio tradicional ha sido desplazado casi por completo por franquicias de ropa, telefonía y restauración.

Esta fórmula tiene sus ventajas e inconvenientes para las personas que quieren abrir un negocio. Entre las primeras están el poder de la marca y el trabajo que ya viene hecho por la central en materia de marketing y funcionamiento. Es habitual que estas empresas den pautas que los franquiciados deben respetar y que van desde el precio de los productos a la colocación de los mismos en la tienda y la ubicación del local. Paradójicamente, ahí radica una de las desventajas, puesto que el poder de decisión está mucho más limitado que en un negocio tradicional. «Los candidatos a franquiciados tienen que conocer perfectamente en qué consiste el sistema, pero siempre pueden transmitir sugerencias, preocupaciones e inquietudes para mejorar el servicio, aunque eso no significa que se vaya a cambiar», explica el representante de AEF. 

Pero, más allá de estas ataduras, Abadía defiende este sistema por las «múltiples» ventajas que ofrece. Por ejemplo, el apoyo «continuo» que presta el franquiciador ante la aparición de problemas. Aunque hay ejemplos para todos los gustos. En Valladolid en los últimos años han abiertos franquicias que han sido todo un éxito y otras que cerraron a los pocos meses tras importantes desavenencias sobre el modelo de gestión que imponía la central. Es el caso de Cereal Hunters, una tienda de cereales que abrió en Montero Calvo a finales de noviembre y que cerró a los pocos meses.

Inversión.

En función del tipo de franquicia elegido, la inversión puede variar ostensiblemente. Según el estudio Situación de la franquicia en España: Perspectivas 2018, la inversión media de los nuevos franquiciados se sitúa en torno a los 43.000 euros. «Actualmente solo un 19 por ciento de los nuevos franquiciados está en condiciones de asumir inversiones superiores a los cien mil euros», añade el informe.

La alimentación es el sector con más presencia

El sector de la alimentación es el que más recurre a la fórmula de las franquicias para expandirse. En Valladolid hay multitud de ejemplos, con la presencia de marcas como La Mafia, Burger King, McDonald´s y Starbucks. Según el informe La Franquicia de España 2018, publicado por AEF,  de los 74.398 establecimientos franquiciados que hay en España, 13.997 son de este sector; seguido del de moda, con 9.107; el de belleza y estética, con 4.286; servicios ligados a la automoción; con 3.880; y el de informática, rotulación e imprenta, con 3.419. Una distribución que tiene sus consecuencias lógicas en el volumen de facturación y el empleo generado. En ambos casos, la alimentación está a la cabeza con 10.740 millones  facturados al año y más de 73.500 puestos de trabajo. Es decir, una de cada cuatro personas que trabajan en una franquicia lo hacen dentro del sector de la alimentación.