Telma, Daniela, Dafne, Nerea, Ángela o Leire son algunas de las chicas de la escuela de Fútbol de la Fundación Eusebio Sacristán. Y es que en este equipo juegan todos, y todas, sin discriminación por capacidades ni, por supuesto, por género.

Que el fútbol también es para las mujeres ya está más que demostrado, y no podía ser menos este grupo cien por cien inclusivo en todos los aspectos. «Cada vez hay más niñas y eso nos encanta, es señal de que aquí no se aparta a nadie», apunta el director de la Escuela, Juan Carlos Rodríguez. Ellas están perfectamente integradas, porque en esta escuela, como dice la propia Leire Fernández (7 años), «todos somos iguales, con piernas o sin ellas, niñas o niños... aquí jugamos todos». No son mayoría, ni mucho menos, de hecho de los 170 jugadores tan sólo 22 son chicas, pero es un porcentaje que crece cada temporada. Ellas, en minoría o no, se sienten en igualdad, el fútbol es de todos... y el frío, también. 

Porque con el centenar de jugadores, niños y niñas, que participaron en la concentración navideña estuvieron en una friísima mañana en los Campos de El Palero el propio Eusebio Sacristán, la concejala de Servicios Sociales, Rafaela Romero –el Ayuntamiento de Valladolid cofinancia y apoya este proyecto de deporte inclusivo–, y amigos de la Fundación Eusebio Sacristán como el ex piloto de GP2 y F1 y responsable de Hospitales Recoletas –empresa patrocinadora de la Fundación–, Roldán Rodríguez, o uno de los responsables de la entidad Inclusport, el jugador de balonmano del BM Nava, Yeray Lamariano. Además, un buen número de voluntarios, que ayudan a Juan Carlos y a los entrenadores de la FES en su tarea con los ocho grupos de la escuela, y miembros del CD Arces, que cede dos horas cada miércoles la instalación municipal que gestiona y colabora con la escuela también en esta fiesta navideña.