El río de las tardes de verano

M.Rodríguez
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El cantante Jaime Lafuente recorre sus diez lugares favoritos de Valladolid

El río de las tardes de verano - Foto: Jonathan Tajes

El músico Jaime Lafuente inció su carrera profesional como intérprete de canción de autor y música tradicional, tras varios años de formación autodidacta e influido por la figura de su padre, excelente pianista aficionado. En sus primeros pasos vivió diversas experiencias musicales, tanto en solitario como con grupos de Valladolid, la ciudad a la que llegó con siete años procedente de El Burgo de Osma, donde nació. Ha formado parte de La Carraca, Tradere,… y en la actualidad mantiene varios proyectos musicales activos: Caracol Andador, Natívitas, Canciones Animadas y su dúo con el guitarrista Jesús Ronda con el que está en gira presentado su nuevo disco ‘De pícaros y picardías’. Entre concierto y concierto aprovechó para recorrer con El Día de Valladolid sus 10 lugares favoritos.

 

1.Colegio Público Macías Picavea, calle Madre de Dios, 1. A su llegada a Valladolid se convirtió en su escuela. El cantante Jaime Lafuente explica que fueron tiempos complicados «de consignas patrióticas y rezos». También recuerda que los maestros usaban la regla «para calentar» las manos de los alumnos. De esa etapa rememora momentos felices como los juegos en el patio y como sentó las bases del conocimiento. Momentos que recuerda a diario porque ahora vive a unos pasos del colegio.


2.Instituto Zorrilla. De este centro educativo recuerda los inolvidables años los vividos allí, tanto que cuando pasa frente al edificio no puede evitar los buenos recuerdos, incluyendo el impactante primer día de la prueba de ingreso. Allí el conocimiento tomó otra dimensión para el cantante. Y apunta que dio el primer paso en lo que acabaría siendo su profesión, al formar parte durante varios años de su rondalla. ¡Y teníamos campo de hierba para jugar al fútbol! 


3.Jardines de la Magdalena. El músico explica que este espacio está hoy bastante cambiado, más urbanizados, pero mantiene que no deja de ser el espacio en el que dos árboles eran una portería, en el que disfrutar de juegos, de forjar amistades, de la transición de la infancia a la adolescencia, ese espacio en la calle que hoy cuesta encontrar a los niños y niñas del presente.


4.La Esgueva. Jaime Lafuente confiesa que ya sabe que es el río pequeño de la ciudad, pero siempre, de una manera u otra, ha formado y forma parte de su vida, empezando por refrescar tardes de verano en el inolvidable merendero de la Bombilla y sus sucesores. Y destaca el impresionante salto final «cuando viene crecido hacia el río grande, en medio de estructuras de ingeniería que todavía hoy sorprenden», apunta.


5.Campo Grande. Lafuente considera que un parque así es un lujo para cualquier ciudad.Apunta que son muchos los rincones que alberga y que por sí mismos podrían formar parte de su lista de sitios preferidos, pero quiere nombrarlo como conjunto y llenarlo de pavos reales, de ardillas, de flora salvaje, de cañas en la Pérgola, de pajareras, de estatuas, de fuentes,… de pasado, presente y futuro.


6.Parque Ribera de Castilla. Este otro gran pulmón verde de Valladolid también lo recomienda para pasearlo, pero matiza que no puede olvidar que hubo un tiempo en el que ese espacio estaba pensado para incrementar el número de viviendas del barrio de la Rondilla y que la lucha de los vecinos de la zona y la solidaridad de toda una ciudad «evitó esa catástrofe» y permitió un espacio para el respiro y el encuentro. 


7.Plaza del Viejo Coso. En la lista de lugares favoritos también figura este que califica como un paraíso en medio del ruido ciudadano. «Me sorprende que haya vallisoletanos que no sepan de su existencia». Él siempre lo tiene en cuenta cuando alguien de fuera viene a visitarle e intente mostrarle rincones de la ciudad. «Ese lugar siempre forma parte de la ruta y siempre genera sorpresa y admiración».


8.Bar El Largo Adiós, calle Arribas, 2. Jaime Lafuente confiesa que son muchos los bares que podría citar, que el paso de los años ha ido abriendo y cerrando lugares en los que compartir bebida, comida y charla, pero este emblemático e histórico café tiene algo especial para él, «sin nostalgia, como diría Benedetti, acudo siempre que puedo a su llamada y sigo descubriendo cuadros en sus paredes en los que nunca me fijé».


9.Pasaje Gutiérrez. Este es uno de los espacios que detalla que hay en las ciudades que rompen la monotonía de sus calles. El Pasaje Gutiérrez es para el músico uno de ellos, que le gusta atravesarlo a las horas en las que el bullicio nocturno todavía no se adueña de su suelo y así poder seguir descubriendo la belleza que encierra.


10.Plaza Wattenberg. Sentarse en una de las terrazas de esa plaza, frente a una de las portadas más bellas del país, es todo un lujo para la vista del músico. «Nunca entenderé a los que se sientan de espaldas al monumento». Y mientras disfruta del lugar relata que va pensando cuando hará una nueva visita al Museo Nacional de Escultura.