El artista (caricaturista y escritor) recuerda que los dos primeros días de confinamiento se los paso sin salir de la cama, llorando y sin creerse lo que estaba pasando. «Podría ser una película de zombies o un golpe de Estado. No entendía cómo un Gobierno democrático basándose en lo que llamaban una gripe nos encerraba, perdiendo temporalmente nuestro negocio y nuestra vida social». Había visto por la tele lo sucedido en China, pero pensó que eso quedaba lejos. Cuando llegó a Italia ya le preocupó y le sorprendió la cantidad de gente que en redes sociales parecían «expertos» en la materia y clamaban por que todo se cerrase. «Empezaron los insultos, los bulos, la división de la sociedad y los muertos, muchísimos muertos. Esto no era una gripe». Lamenta que en el ámbito cultural se haya perdido toda la programación de su asociación, pero intenta recomponerse. Después de superar el furor limpiador se centró en su faceta de caricaturistas y cada día dibuja una o dos caricaturas de algún personaje famoso, pero también de anónimos. Un trabajo que después cuelga en sus redes sociales para que la gente lo vea y pase «un buen rato». «Como ahora no se venden, las uso para hacer feliz a la gente». Ha pintado a Los Pichas, J.J. Vaquero, Dani Rovira, entre otros. También está aprovechando para terminar sus últimas novelas.